El Festival de Allepuz deja encima de la mesa que el autoempleo y decidir estar en el pueblo como opción vital son esenciales para asentar habitantes
Entre las medidas propuestas por los expertos en la jornada contra la despoblación están una bajada de impuestos o mejorar la financiación municipal y dar una visión en positivo a los jóvenesLa comisión autonómica sobre despoblación hará un convenio para mejorar servicios básicos
Una investigación sociológica plantea que la despoblación de Teruel es todavía reversible
Vivir en un pueblo es una opción personal y, aunque salidas laborales hay en ellos, en muchas ocasiones pasan por el autoempleo. Estas fueron dos de las principales ideas que salieron a relucir durante la mesa redonda que tuvo lugar en el marco del VI edición del Festival contra la Despoblación que se celebra este fin de semana en Allepuz.
La primera medida para afrontar el reto demográfico que el herrero de Mora de Rubielos, músico y guía de astronomía Fernando Cortel tomaría es una bajada de impuestos a los habitantes del rural y ayudas para afrontar e impulsar el autoempleo. Para Laura Domínguez, profesora de Secundaria de Cantavieja, la clave está en educar en el emprendimiento, mientras que la que fuera eurodiputada por Podemos y ahora apicultora y agente de desarrollo local en la comarca del Bierzo, Lola Sánchez, la apuesta hay que focalizarla en los ayuntamientos, que son el eje para asentar a la población y por eso propuso mejorar su financiación y dotarlos de personal.
La idea más innovadora la lanzó la veterinaria y ganadera ecológica de Alcalá de la Selva, Marta Barba, quien planteó que “lo importante es que población y recursos estén equilibrados” y apuntó que “tal vez aquí tenemos la población acorde a esos recursos”, dijo, para recalcar a continuación la importancia de la soberanía alimentaria. Estas fueron las propuestas que hicieron como colofón del coloquio a la pregunta que el moderador, el periodista Chema López Juderías les planteó sobre cuál es la primera medida que afrontarían si estuvieran a cargo del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico.
Los protagonistas del debate de esta edición del Festival de Allepuz eran todos grandes expertos en despoblación puesto que, a diferencia de otras mesas redondas en las que se diserta sobre el tema, la condición indispensable para participar como ponente en el debate que cada año se abre en el Maestrazgo es vivir en un pueblo.
Las decisiones individuales pesan, y mucho, a la hora de asentar población. En este sentido, Marta Barba, que decidió trasladarse junto a su pareja a Alcalá de la Selva y montar una ganadería ecológica, indicó que su objetivo vital era vivir en el medio rural y enfocándose hacia eso han “adaptado y cambiado” sus trabajos: “Hemos dejado atrás muchas posibilidades laborales para vivir aquí y han ido surgiendo otras”, dijo.
Laura Domínguez , que llegó a Cantavieja tras aprobar una plaza de profesora de Lengua y Literatura y lleva viviendo allí diez años junto a su pareja, indicó que “no todo el mundo puede tomar la iniciativa porque el contexto de cada persona es el que es”, pero planteó que lo que sí se puede hacer es trabajar desde las bases, en su caso con su alumnado, para concienciar de la importancia de no marcharse. Aseguró que para sentar ese poso es fundamental mostrarles las posibilidades que tiene el territorio.
La exeurodiputada Lola Sánchez comparó a la gente que vive en una ciudad con “una botella flotando en el mar” que va donde las mareas le llevan, mientras que los habitantes de los pueblos sí toman decisiones sobre su trayectoria. Planteó que no es posible forzar a nadie, que la gente debe vivir donde quiere y dar el paso no siempre es sencillo: “Hay que tener paciencia porque te estás construyendo tu vida y, al principio, es un poco difícil”, aseguró. Lamentó la incomprensión que muestra la gente con esa decisión de marchar a un pueblo, en su caso desde la familia hasta los propios habitantes del lugar donde se mudó.
Fernando Cortel comentó que el mayor de los errores del medio rural es esperar a que vengan de fuera a solucionar los problemas porque “los medios, la fuerza y el dinero”, lo tienen los que viven en el territorio. Incidió en la necesidad de eliminar el mantra de que “los autónomos son unos pringados”, dijo, porque apostar por el emprendimiento es una buena opción para las personas que se quieren asentar en un pueblo. Además, alertó del riesgo que tiene llevar empresas grandes a sitios pequeños ya que muchos de los oficios y servicios existentes desaparecen porque los dejan quienes los ocupaban para trabajar por cuenta ajena en esas industrias.
Laura Domínguez refrendó este planteamiento al asegurar que hay “un gran miedo a emprender” y por eso destacó la importancia que tiene educar desde las bases para erradicarlo.
Entre el público participó una vecina de Aliaga, que se mudó allí hace 40 años, justo cuando cerró la central térmica y todo el mundo cuestionó su decisión. Indicó que fue una opción acertada, pero planteó algunas de las carencias que tiene vivir en una zona rural y entre ellas citó el transporte. Relató que para poder moverse de un lado a otra necesita el vehículo particular y sacó a relucir cómo en estos 40 años ha empeorado la sanidad. Además, habló del extraccionismo que, a su juicio, padece el territorio:â“Se están llevando Teruel a camionadas y un ejemplo es Galve, que si tuviera una fábrica de baldosas contaría con muchos más habitantes”, argumentó.
Sin remedio para el cáncer
No hay una solución única para frenar la despoblación y por eso las opiniones eran muy dispares algunas incluso contrarias a que tenga arreglo. “Tal y como está planteado el tema no hay solución”, sentenció Cortel, y destacó que se tendría que haber hecho un gran plan nacional “para curar ese cáncer que tiene el territorio” hace años y que, sin embargo, no ha llegado.
Para Marta Barba el remedio no está en atraer a nuevos pobladores, sino en retener a los que ya están. Barba reconoció que el término “despoblación” en negativo le chirría, ya que “precisamente lo que le ha traído a ella a vivir a Teruel es la ausencia de masificación.
En su opinión hay que “sacar partido de esa poca gente y focalizar los recursos en los que ya viven para que no se vayan”, dijo. El principal obstáculo a su juicio está en la desconexión que hay entre el medio rural y urbano pese a que son “interdependientes, no se podría vivir en las ciudades sin los pueblos y tendríamos que tener los mismos derechos”. Planteó además que las zonas rurales son más resilientes y abogó por “buscar lo positivo” de ellas, erradicando el discurso negativo.
Lola Sánchez relató que fue su paso por la Unión Europea lo que le llevó a mudarse al Bierzo. “Para la UE la prioridad no son las personas, son los números, el PIB, el crecimiento, la competencia”, expuso, para reconocer que cualquier tema que planteaba en favor de los derechos humanos quedaba descartado por el coste económico. “Al final te das cuenta de que estás sola contra el capitalismo”, apostilló. Salió del parlamento europeo creyendo que desde allí no se podía hacer nada, que había que luchar de abajo a arriba y fue en ese momento cuando decidió hacer las maletas y marchar al Bierzo con todos sus ahorros y sin trabajo.
La exeurodiputada lamentó la visión del pueblo que hay en las ciudades, donde piensan que “sólo hay abuelos viendo la vida pasar”, pero aseguro que ella “jamás” ha tenido tanta actividad cultural como ahora en el medio rural leonés.
Domínguez es murciana de nacimiento y profesora de Lengua y literatura en el IES de Cantavieja, donde vive desde hace diez años. Aunque se definió como “muy urbanita”, reconoció que llegar al Maestrazgo es “lo mejor” que le ha pasado. Recaló allí por trabajo, pero se quedó por amor al asentarse con su pareja, también foráneo.
Tras el debate, el estruendo de los Tambores de Teruel dio paso a la comida popular y, después, varios de los integrantes de Ixo Rai! animaron a los asistentes a disfrutar de una tarde repleta de música. Con No te quedes sin entrar iniciaron un concierto que arrancaron aclarando que no iba a ser de Ixo Rai!, “porque está muerto, no sabemos si en el cielo o en el infierno”, dijo José Juan Lanuza, el cantante, quien reconoció que para ocasiones “especiales” se juntan a tocar.
En Allepuz contaron con la presencia del guitarrista Paco Medina, músico de Jose Antonio Labordeta durante años y cuyas canciones más emblemáticas se interpretaron para disfrute de los asistentes. En el recital se hicieron continuas referencias a Jorcas, con la que Labordeta estaba muy vinculado y en la que cada año, durante muchos, cantaba gratis todos los 15 de agosto. Precisamente 15 de agosto, la canción que nunca falta en todo baile de pueblo que se precie, fue el broche de oro a un recital donde todos los asistentes, independientemente de la edad, corearon alguno -o muchos- de los temas.
El concierto estuvo cargado de reivindicación porque “de lucha sabemos mucho en estos pueblos”, advirtió Lanuza, quien señaló que el medio rural aragonés no es que exista, es que resiste. En sus palabras no faltaron las alusiones a los macroproyectos energéticos que se van a implantar en Aragón: “¿Y tenía que ser en el Maestrazgo, no había otro sitio para poner los molinos?”, se preguntó, para continuar planteando que “sólo nos queda el camino, nos queda la lucha y vivir con dignidad, donde lleguemos ya se verá”.
Tras ellos fue el turno de Alidé Sans y, después de una breve actuación de nuevo por parte de los Tambores de Teruel, subió al escenario Chocabeat. Ya de noche tocaron Itaca Band y Mallazo, tras la cena, Awakate y el DJ Luna Roja subieron aún más los decibelios. Hoy domingo está previsto realizar una andada popular organizada por la Asociación Deportiva de Allepuz.
El Festival contra la Despoblación de este año arrancó ya el viernes y entre los actos más destacados de esa primera jornada estuvo la presentación del documental Soñando un lugar de Alfonso Kint, que narra la historia personal de su familia tras dejar Madrid para trasladarse a Torralba de Ribota, en Zaragoza, donde su mujer, Lucía Camón, heredó una casa de su bisabuela. “Cuando lo empecé no sabía que iba a grabar un documental, lo que quería era reflejar ese cambio”, explicó el responsable del mismo.
Indicó que la visión que dan en el audiovisual es positiva, pero expuso que “vivir en un pueblo no es fácil, no te lo ponen fácil, y menos si vives del arte y eres forastero”, sentenció. Sin embargo, a la familia Kint Camón no sólo no le ha ido mal, sino que han servicio de vínculo para atraer a una quincena de otros nuevos pobladores. “Nadie va a un pueblo en el que no pasa nada”, justificó Alfonso Klimt. El título del documental responde a una de las preguntas que se lanzó a los habitantes de Torralba de Ribota en las entrevistas que llevó a cabo para el trabajo y en las que les planteaban que soñaran cómo les gustaría que fuera el futuro. La respuesta fue unánime, todos pedían “más árboles, más gente y más verde”.
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