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Javier Macipe, director de cine: “Un Goya no da el ascenso  a Primera División... allí juegan Buñuel, Fellini o Michael Haneke” Javier Macipe, director de cine: “Un Goya no da el ascenso  a Primera División... allí juegan Buñuel, Fellini o Michael Haneke”
El cineasta de Ariño Javier Macipe fue recibido en el Ayuntamiento de Teruel el pasado jueves. M. A.

Javier Macipe, director de cine: “Un Goya no da el ascenso a Primera División... allí juegan Buñuel, Fellini o Michael Haneke”

El de Ariño muestra alegría contenida ante la gala de los Goya del sábado, en la que su primer largometraje, ‘La estrella azul’, opta a ocho estatuillas
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Javier Macipe (Zaragoza, 1987) ha asombrado al público y la crítica con la sensibilidad, el buen gusto y el acierto en el manejo de las herramientas de director de cine a la hora de contar historias en La estrella azul. Su primer largometraje le ha supuesto la entrada por la puerta grande en la constelación de los cineastas emergentes, con ocho nominaciones a los Premios Goya 2025 -entre ellas Mejor Película o Mejor Director Novel-, que se entregan este sábado en Granada.

No es la primera vez que Macipe, creador muy vinculado a la localidad turolense de Ariño, de donde procede y vive parte de su familia, está nominado a los Goya. Ya lo estuvo en la sección de cortometrajes con Os meninos do Rio en 2015, que también optó a los Premios Forqué, y con Gastos Incluidos en 2020. En aquellas ocasiones no tuvo suerte y este fin de semana podría ocurrir lo mismo, aunque el joven cineasta relativiza el valor de los premios. Asegura que, cuando se produce, la desilusión solo dura unos minutos, y que se siente muy ajeno al “circo mediático” que se organiza en torno a los galardones. Pero también sabe que los premios y las galas son necesarias para que cada película tenga más recorrido y sea vista por más personas, y para que la industria le de más oportunidades para seguir contando historias. Que es de lo que se trata.

-Usted ya sabe lo que es estar nominado a los Goya, pero una cosa es optar al Mejor Cortometraje, y otra es tener ocho nominaciones, entre ellas a Mejor Película, donde ni siquiera ha entrado La habitación de al lado, o a Mejor Guión o Mejor Dirección Novel... ¿qué supone eso para usted?

-Es una alegría grande. Y es algo que ayuda mucho a que la película siga llegando al público. Diría también que es casi milagroso que la película se haya tenido tan presente en los Goya porque normalmente las películas que se estrenan en la primera mitad del año tienden a ser olvidadas en los Goya, y mucho más si es una ópera prima sin un reparto famoso… Así que estamos muy satisfechos y agradecidos.

-Muchos expertos creen que sobre todo debería llevarse el Goya a Mejor Dirección Novel. O el de Mejor Actor Revelación, por el papelón de Pepe Lorente, muy premiado a lo largo del año. O el de Mejor Sonido, por lo mucho que se ha cuidado el audio en una película sobre música y músicos... ¿En cuáles de las nominaciones se ve favorito? ¿Cuántos Goyas se va a llevar ‘La estrella azul’?

-Es un año muy reñido, sin claros favoritos en general, y no creemos que La estrella azul tenga que envidiar artísticamente nada a las otras películas, por lo que perfectamente podría ganar cualquier categoría. Obviamente las más probables son dirección novel y actor revelación porque es la categoría especial donde la competencia no es tan fuerte.

-Hace poco dijo que no es tanto que el éxito de La Estrella Azul le hubiera sorprendido, sino que se había cumplido el mejor escenario que había imaginado... ¿Cuál es el mejor escenario que imagina para el 8 de febrero.

-Lo más bonito sería ganar el premio a Mejor Película, porque ahí es donde se reconocería el trabajo del equipo al completo y eso sería lo que más ayudaría a que la peli siga creciendo. Pero también te digo que siempre hay que relativizar la importancia de los premios. Ya he estado nominado otras veces y no gané, y no creo que eso hiciera daño a mi carrera, seguramente lo contrario, porque un fracaso si se afronta con optimismo te hace esforzarte más y mejorar, y un éxito prematuro puede hacerte creer que eres mejor de lo que realmente eres.

-La noche de los Goya vibrará mucha gente con ‘La estrella azul’, y Ariño será uno de los lugares que más fuerza va a hacer para que la academia reconozca su talento…

-En Ariño se van a juntar muchas personas para verlo, en una cena colectiva. Me parece precioso que el pueblo esté tan volcado, y eso en sí mismo es un gran premio. No hay mayor premio que el amor, que además es recíproco.

-Los premios tienen dos caras. Ninguna de las tres nominaciones a los Premios Forqué (15 de diciembre) ni de las cuatro nominaciones a los Feroz (26 de enero) se convirtieron en galardón. ¿Cómo le afecta esto?

-Bueno, como te digo, relativizo mucho los premios. La desilusión dura unos minutos, luego sigues a lo tuyo. Los premios en los Feroz no pueden afectar a los Goya porque las votaciones ya estaban cerradas entonces. La noche fue agridulce, la parte dulce supone reencontrarte con algunos amigos y amigas cineastas que admiras y respetas a los que no ves muy a menudo, pero también hay una parte de circo mediático bastante superficial y que me resulta muy ajeno.

-¿Qué puede contarme de ‘La virgen roja’ de Paula Ortiz o ‘Los destellos’ de Pilar Palomero? ¿Cuál es la mejor virtud de cada una de esas dos películas aragonesas?

-Los destellos es una película que me gusta mucho, lo que hace Pilar siempre es interesante, un cine verdadero, que toma al público por inteligente y lo respeta. Tiene sensibilidad sin ser exagerado ni tópico, sin clichés y sin imitación de fórmulas. Por su parte La virgen roja es una película arriesgada, muy difícil de hacer, muy compleja y grande, y la ha hecho además en muy poco tiempo porque venía de rodar otras películas muy recientemente, así que Paula demuestra una capacidad que admiro para enfrentarse como directora a grandes retos técnicos y artísticos. Estoy convencido de que Paula Ortiz podría dirigir en Hollywood sin despeinarse. Creo que ambas películas se llevarán alguna estatuilla.

-¿Al final va a ser verdad que el cine realizado por aragoneses está despuntando, no?

Si, la verdad es que estamos en un momento muy bueno, no creo que haya habido nunca unos Goya con tanta presencia aragonesa. Ojalá esto ayude a impulsar una industria real, como tienen otras comunidades. Porque si miras en detalle cómo se han hecho cada una de estas tres películas, verás que la vinculación con el territorio ha sido un poco tortuosa y en muchos casos se han necesitado alianzas con otras comunidades autónomas que apuestan más fuerte por el cine que Aragón.
 

Tres nominados a los Premios Goya 2025: Javier Macipe (dcha.) y los actores Pepe Lorente y Mariela Carabajal. M. A.


-El rodaje de ‘La Estrella Azul’ fue largo, durísimo y accidentado... ¿en qué momentos pensó que la película nunca se llegaría a terminar?

-Solo hubo un momento muy breve, en 2022, cuando los productores me dijeron que cancelamos la producción estando yo en Argentina. Me dijeron que tenía que regresar y ahí realmente pensé en abandonar. Me estaba enfrentando a situaciones muy desagradables con la producción argentina que no tomaba en absoluto en cuenta mi opinión, y tenía ganas de mandarlo todo a la mierda para no soportar más ese trato tan malo que estaba recibiendo. Pero había un objetivo mayor, y una vez calmada la rabia, pusimos creatividad y pasión y encontramos la jugada maestra que permitió reactivar todo de nuevo.

-¿Su futuro profesional puede depender de lo que suceda en la noche de los Goya? ¿Ocho nominaciones dan el ascenso directo a la Primera División, o todavía siente que estás jugando la promoción de ascenso?

-Para mí la Primera División no está relacionada con el éxito en los Goya. En la Primera División están los clásicos: Buñuel, Fellini, Kieslowski… o algunos actuales como Haneke o Alice Rohwatcher… Me falta mucho para jugar en la división que ellos juegan. A veces los premios se sobredimensionan y, como te decía antes, alimentan el ego y te hacen perder la perspectiva. Sinceramente ninguna de las películas de este año juega en la división de esos autores a los que me refiero. Y ya más particularmente, tampoco creo que ganar el Goya sea un antes y un después, creo que lo más complicado ya se ha logrado: hacer una película que se ha visto mucho en el cine, que ha llegado al corazón de muchas personas, con la que hemos aprendido mucho, que ha ganado premios en muchos países y que además ha terminado nominada a muchos Goyas.

-¿En qué se parece y en qué se diferencia el cine que uno hace por pasión, y el que hace para abrirse camino profesional, para destacar en un mundo tan complejo como este?

-Creo que otra manera de ver esa dicotomía que planteas sería decir que hay películas que parten de la cabeza y otras del corazón. Hay proyectos que tienen un punto de vista pragmático y el objetivo de ganar dinero o prestigio. Y hay películas cuyos autores las harían aún endeudándose, porque hay un mensaje artístico que quieren lanzar al mundo. Y eso siempre está relacionado con el sentimiento más que con la lógica. Las buenas películas, las que terminan perdurando, casi siempre pertenecen al segundo tipo.

-¿Puede la industria obligar a un director a rodar películas que no quiere o no le gustan?

-Yo creo que a nadie le ponen una pistola en la cabeza para que dirija determinada película. Lo que sí que ocurre es que este es un mundo lleno de tentaciones, y si alguna persona le gusta mucho el éxito, o el dinero, o tiene una necesidad material muy grande por algún motivo personal, puede terminar dirigiendo películas en las que quizá no se reconozca.

-¿Usted tiene líneas rojas? ¿Líneas que no cruzaría ni por un Oscar?

-Tengo claro que bajo ninguna circunstancia quiero dirigir una película sin tener el control del montaje final. Y en general, mi máxima en la vida es ser lo más libre posible, hacer películas en las que me sienta reflejado, y poder diseñar los procesos y los equipos para que sean acordes al espíritu de la historia. Ganar un Oscar no justificaría para mí repetir ciertos errores del proceso de La estrella azul que me impidieron disfrutar. Trabajar en mi vocación, levantarme cada día sintiéndome lo más libre posible y estar rodeado de personas con las que elijo trabajar es mi máximo deseo, más importante que ningún premio o reconocimiento.

-Hace una década, en noviembre de 2015, mi compañera de DIARIO DE TERUEL Silvia Arcega le entrevistó por su primera nominación a los Goya por el corto 'O Meninos do Rio'... le contó que te enteraste de la nominación en tu casa, con un amigo pintor con el que estabas haciendo un documental y que grabaste el momento en el que leías el mail de la Academia...

-Sí... hace muchos años que no veo ese vídeo. Ese pintor se llama Ignacio Estudillo, y sigo grabando ese documental con él.

-En esa entrevista de 2015 le decía a la periodista que llevaba dos años documentándose para hacer una película “basada en la vida de un personaje muy famoso y muy querido en Aragón, e incluso he hecho un viaje largo que él hizo”. ¿Podría imaginar entonces que ese viaje iba a llevarle a donde estás ahora?

-Siempre he sido optimista y he tenido la ambición de hacer una película muy universal con la historia de Mauricio. Tenía toda la fe en que funcionaría. De hecho, creo que hemos llegado hasta aquí por llevar muchos años visualizando y caminando en la dirección a esta meta. Pero ojo, que todavía vamos a llegar más lejos, todavía falta que la película se extienda más por el mundo, eso terminará ocurriendo, ya verás.

-¿En qué ha cambiado el Javier Macipe que el sábado estará en la gala del Palacio de Congresos de Granada, con respecto a aquel de 2015?

-En muchas cosas. Algunas positivas y otras negativas. Entre las negativas diré que el llevar tanto tiempo tan ocupado, y todo el ruido que generan las redes sociales, los eventos, los viajes, la prensa… me tiene más desconectado de lo esencial de mi oficio. Veo menos clásicos, leo menos, paso menos tiempo en silencio… pienso en aquella época con bastante nostalgia y quiero recuperar un poco de aquel silencio y esa conexión con el arte. Por otra parte ahora tengo mucha más experiencia, he cometido muchos errores y también algunos aciertos que me han hecho crecer como creador y persona, y creo que soy más consciente de cuáles son las cosas verdaderamente importantes en la vida y en el trabajo.

-¿Y en qué cambiará el próximo 8 de febrero, cuando levante uno, dos, o quién sabe cuántos cabezones?

-En nada esencial. Quizá algunas personas a las que tienes que acudir cuando haces películas, me cojan el teléfono más rápido y me escuchen con más atención. Y seguramente tendré más tentaciones, peligros y ruidos que puedan desviarme del camino, de la verdadera estrella. Lo verdaderamente difícil, que es dotar de alma a las películas, seguirá siendo igual de complejo y misterioso aunque tenga un Goya en mi estantería. Eso sí, lo seguiré haciendo con el mismo amor y entusiasmo.

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