El alumbramiento del movimiento ciudadano Teruel Existe ha sido una de las grandes efemérides que ha vivido esta tierra en las dos primeras décadas del siglo XXI. Nació contra el Gobierno de Aznar y ahora ha llegado a un acuerdo de gobierno en la DPT, una institución que ha ganado el PP. Así es la vida.
En el camino entre ambas realidades de TE, sin embargo, se han sucedido batallas y escaramuzas continuas siempre contra los partidos mayoritarios que son los que suelen gobernar, pero la sangre corrió abundante en la lucha contra el PSOE, practicamente desde siempre. Por eso no hay que extrañarse de que hayamos llegado a donde hemos llegado. No me vale que Guitarte diese su voto hace cuatro años a Pedro Sánchez, puesto que es bien sabido que su PSOE no es el mismo que el de Aragón, y con este, Teruel Existe nunca se ha entendido. Tal vez la culpa de esto haya que repartirla entre ambos contendientes, pero ya no importa, más allá del que quiera reflexionar a posteriori sobre pros y contras de determinadas estrategias políticas.
El presente pues es una formación política nacida de aquella plataforma ciudadana que se declara transversal para no adscribirse a ideología alguna, una entelequia, porque no hay ideologías transversales, hay estrategias o intereses transversales, pero no ideologías. El problema es que cada decisión que se toma en política tiene consecuencias a medio, corto o largo plazo.
Lo de la Diputación tendrá eco en el Gobierno de Aragón, sin duda, en tanto los firmantes del acuerdo de Teruel logran el objetivo perseguido.
Mientras se va cumpliendo la hoja de ruta que concluye en el Pignatelli, en la plaza de San Juan se va a poner en danza un tripartito extraño porque, ni el PP necesita al PAR, ni Teruel Existe quiere tenerlo cerca.
La razón de está incompatibilidad igual está en esa aspiración no declarada por parte de TE de sustituir precisamente la transversalidad que hace tantos años ya instauró José Ángel Biel.
Está todo inventado.