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Francesc Tabarit, artista, activista y psicólogo: “El rap es un código, que nos permite expresar cómo nos sentimos y reconocernos” Francesc Tabarit, artista, activista y psicólogo: “El rap es un código, que nos permite expresar cómo nos sentimos y reconocernos”
Fracnesc Tabarit imparte una jornada de rap y bienestar emocional en Alcañiz.

Francesc Tabarit, artista, activista y psicólogo: “El rap es un código, que nos permite expresar cómo nos sentimos y reconocernos”

“Acompañar a las personas desde lo que más les gusta, siempre resultará una buena vía de trabajo”
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Francesc Tabarit es un artista y activista especializado en rap, juventud y cuestiones de género. Comenzó su carrera en el mundo del rap de forma autodidacta, publicando un disco y realizando una gira con su grupo. Paralelamente, se formó en teatro y danza, lo que le abrió la puerta a proyectos educativos, usando el rap como herramienta para trabajar con colectivos juveniles y fomentar la lectoescritura. Más adelante, Tabarit decidió estudiar Psicología para respaldar su labor con una base teórica. En 2014, se centró en la sensibilización sobre violencia de género, impartiendo talleres de rap para abordar el consumo de prostitución entre jóvenes. Se ha especializado en analizar las masculinidades desde una perspectiva crítica y promover la igualdad de género, combinando arte y pedagogía para influir en su entorno social.

Este fin de semana impartió un taller de rap, bienestar emocional y autoestima en Alcañiz, una actividad del Instituto Aragonés de Juventud, que se realiza en todo el territorio aragonés.

-¿Cómo descubrió la relación entre el rap y la psicología? 

-Me di cuenta a lo largo de los años, especialmente cuando impartía los talleres ante las personas. Yo me encontraba con problemáticas, que de alguna manera, precisaban de ser trabajadas de forma individual. Me empecé a plantear, que introducir la psicología en mi vida podía ayudar a acompañarlas mejor y tener más consciencia de este tema, sobre todo en entornos vulnerabilizados.

-¿Cuál ha sido la evolución de sus letras desde que comenzó en el mundo del rap, hasta ahora?

-Hay que tener en cuenta, que cuando empecé a escribir tenía catorce años y el rap, en esa época se basaba en demostrar tu valía, tu habilidad y vocabulario, con la propia práctica. Es cierto, que también estaba presente la crítica social, cuestionando como casi cualquier adolescente todo lo que observas alrededor que, de alguna manera, no te parece justo. Más tarde abandoné ese tipo de rap y centré mis letras en una mirada más existencial, más social. Una mirada que tiene mucho que ver con los malestares que podemos llegar a tener como seres humanos, observando cómo funciona una persona.

-A día de hoy, ¿qué es lo que intenta transmitir con su música?

-En estos momentos ya no me dedico tanto a la labor artística, ya que estoy más enfocado a la parte más pedagógica, relacionada con la educación. Sin embargo, con lo que más me puedo sentir identificado es con la observación social. La escritura es fabulosa para poder volcar nuestros males y nos puede servir como una autoterapia, además de que otras personas se sientan identificadas con lo que escribo.

No hay nada que sea más potente, que escuchar una canción donde se vean reflejados tus sentimientos, pensamientos e inquietudes.

-En vistas a futuro, ¿le gustaría seguir explorando la conexión entre el rap y la psicología de alguna forma distinta a como lo ha hecho hasta ahora?

-El desarrollo de atención y acompañamiento a las personas es infinito, nunca sabemos lo suficiente, siempre hay que seguir formándose de una manera u otra. Lo que sí que tengo claro después de tanto tiempo, es el hecho de acompañar a las personas desde lo que más les gusta, eso siempre será una buena vía.

-¿Cuál es el mayor desafío que se le ha presentado acompañando a las personas en diferentes jornadas?

-Darme cuenta de que en los espacios de la educación es muy difícil atender los malestares que está sufriendo una gran parte de la juventud. El contexto educativo tiene limitaciones y muchas veces, las personas jóvenes tienen una necesidad de ser atendidos en determinados aspectos de la salud mental. Sin embargo, es duro darme cuenta de que no hay recursos suficientes para ayudar a todos.

Lo que hago cuando veo algún caso de este tipo es plantearlo a la orientadora y a los tutores de los centros y así, que todos nos demos cuenta de esta situación, aunque es complicada, es una realidad y una necesidad.

-¿Qué metodología se llevó a cabo en las jornadas de Alcañiz?

-En primer lugar, invité al grupo de participantes a que me comenten qué les parece el bienestar y la autoestima y que saquen sus propias reflexiones. Me interesa lograr que el grupo llegue al fondo de estas cuestiones para saber cómo nos sentimos y cómo mejorar nuestra relación con el resto. Finalmente, todos hicimos un rap, para poder dar conclusión a todas las ideas que han ido surgiendo.

El rap es un código, un canal de comunicación, por lo que también un aspecto fundamental de nuestra autoestima. Es la manera de expresar cómo nos sentimos y permita reconocer a la propia persona. Estos temas cada vez tienen más cabida en la sociedad.

-¿Cuál es la acogida a día de hoy de este tipo de talleres?

- El movimiento del rap, sobre todo, el rap improvisado está teniendo muy buena acogida, no sólo en el territorio aragonés, sino también me atrevería a decir en España y en el mundo entero. Sin embargo, en muchas ocasiones, la asistencia de los participantes depende que que sepan que esta actividad existe, ya que muchas veces no es fácil.

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