Utrillas y Calamocha trabajan para que continúe el 60% de sus plantillas la próxima temporada

Lo que funciona, tocarlo lo menos posible. En esa tesitura van a moverse el CD Utrillas y el Calamocha CF para la configuración de sus plantillas de cara a la próxima temporada. Una vez terminado este ejercicio, con nota alta tanto para mineros como para jamoneros, el objetivo es sentar las bases para un siguiente proyecto en la máxima categoría del fútbol aragonés dirigido a continuar dando pasos hacia adelante. Una mirada más allá de la simple permanencia en Tercera RFEF.

Y para ello, tanto unos como otros quieren empezar la casa por los cimientos, considerados estos como la continuidad de la mayor parte del bloque que ha servido a unos y a otros para navegar con tranquilidad, buena imagen e incluso con cierta ambición en la zona media de la tabla clasificatoria. Así las cosas, alrededor de dos tercios del Utrillas y otro tanto del Calamocha para el año que viene estarán conformados por futbolistas que han pertenecido a sus plantillas a lo largo de esta temporada. 

Respecto a la dirección técnica, renovado ya oficialmente Pitu Lerga con el cuadro minero, en Calamocha la cosa está también encaminada con Lagunas, si bien a orillas del Jiloca ahora mismo la atención mediática está puesta en los chavales del Juvenil Preferente que van a pelear por ascender a Liga Nacional. En todo caso, salvo sorpresa mayúscula, ambos pilotos, artífices de dos modelos de juego eficientes y exitosos para los dos equipos, se sentarán en los dos banquillos que han ocupado.

Y plantearán proyectos deportivos que den un paso más, para lo que Utrillas y Calamocha estarán atentos a lo que suceda en las fases de ascenso a Segunda RFEF. Ya ha subido el Ejea. Y en función del éxito de Ebro, Cuarte, Épila y Caspe, los descartes de estos y otros equipos de arriba determinarán por dónde camina el mercado de refuerzos y qué posibilidades se abrirán para que estos dos representantes turolenses en Tercera puedan apuntalar sus plantillas. Todo ello con dos condicionantes clave, los de todos los años: el dinero, y las ofertas que se muevan en Zaragoza.