El Museo de Arte Sacro restituye a Antonio Bisquert con una gran muestra

La Sala Capitular de la Catedral de Teruel se abrió al público este viernes para acoger la exposición más completa de cuantas se han realizado hasta la fecha del pintor Antonio Bisquert (1596-1646). Bisquert, exponente de la escuela valenciana del barroco y que desarrolló la mayor parte de su carrera en Teruel, es un pintor que hasta ahora permanecía poco estudiado y poco valorado. Ni siquiera se sabe con absoluta certeza dónde nació, aunque sí que sus padres eran valencianos. Sin embargo el Museo de Arte Sacro de Teruel, a través particularmente de su director Pedro Luis Hernando y su conservadora, Belén Díez, llevan más de una década estudiando al pintor y su obra, descartando obras que se atribuían y encontrando pinturas de las que no se sospechaba que era autor. Analizando sus lienzos desde el punto de vista artístico y también científico, con herramientas radiológicas, han demostrado que Bisquert es merecedor de estar entre los grandes pintores del barroco levantino más allá del ostracismo al que la crítica le condenó, “seguramente por haber desarrollado su trabajo donde lo desarrolló”, asegura Pedro Luis Hernando.

La muestra podrá visitarse hasta el 27 de marzo de 2025, y reúne un total de diez lienzos, entre los conservados en Teruel, en la parroquia de Cella y algunas donaciones temporales de colecciones particulares.

Pero sin duda la joya de la corona es la Santa Cruz, un descendimiento pintado al óleo sobre tabla de 117 x 54 cm que llevaba 65 años desaparecido, y que sin lugar a dudas pertenece a Antonio Bisquert. Puede verse en la segunda de las tres salas. La pintura estaba desde 1636 en la iglesia de Santiago de Teruel, situada antiguamente en la actual Plaza de las Monjas y que quedó reducida a escombros durante la guerra civil. Entonces desapareció y no fue recuperada ni por la Junta de Obras de Arte ni por Patrimonio Nacional durante la dictadura. Se conocía su existencia, así que se dio por hecho que había sido destruida.

Sin embargo hace algo más de un año se localizó en la iglesia de la Encarnación de Cuevas de Almanzora (Almería), que la ha cedido temporalmente al Obispado de Teruel para exponerla. La obra se conserva prácticamente en el mismo estado en el que se recogió de los escombros en Teruel, incluso se aprecian golpes y daños que podrían proceder de la metralla de los bombardeos.

Frente a esa pieza se encuentra el Cristo procedente de una colección particular en Madrid. Curiosamente el propietario, que no conocía la autoría exacta de la pintura hasta que fue inspeccionada por el Museo de Arte Sacro de Teruel localizando la firma, se llama Antonio Bisquert, y es hijo de otro Antonio Bisquert, ex conservador del Museo del Prado.

La segunda obra expuesta procedente de una colección particular es un Ecce Homo que parece pertenecer a la primera época del artista, imbuido por el estilo del barroco valenciano del XVII, con rasgos de la influencia que ejercieron sobre él la pintura de Vicente Massip o Francisco Ribalta, en cuyo taller se le ubica tradicionalmente. Bisquert, que con el paso del tiempo terminó desarrollando un estilo propio, personal y muy depurado, firmó esa obra en la parte de atrás.

Y frente al Ecce Homo se encuentra la Virgen del Pilar ante Santiago y sus compañeros, una obra que sin embargo no se expone sino como copia, ya que el original pertenece a la Iglesia Nacional Española de Santiago y Montserrat de la ciudad de Roma. La firma del autor se encuentra en la base de la columna que articula la composición.

Obras originales que proceden de diversos templos de Teruel están Santa Teresa Escritora, la Sagrada Familia en el taller de carpintería, la Sagrada Familia con Santa Ana y San Juanito, cuya tabla está horadada por decenas de agujeros producto de la metralla de los bombardeos de 1937-1938, La Inmaculada Concepción, Anuncio del ángel a los pastores, San Pantaleón médico y mártir, procedente de la iglesia de Cella, o San Juan Bautista, que procede de la iglesia de San Miguel de Teruel. En esa obra originalmente había un sujeto pintado en la esquina inferior derecha que después fue borrado. Pedro Luis Hernando especula con que quizá fuera un encargo realizado y no pagado, y el pintor decidiera borrar al autor del encargo. Ese repintado se localizó gracias a una tesis que realizó Belén Díez Atienza analizando pinturas de Bisquert con diferentes técnicas radiológicas, que le permitieron descubrir numerosos detalles ocultos y repintes en muchas de sus tablas.

Otro detalle que descubrió gracias a ese análisis, que se llevó a cabo en 2015, es que el trazo y la técnica de Bisquert era seguro, limpio, sin dudas y sin correcciones, propio de un gran pintor barroco, y no de un autor de segunda fila como hasta ahora se pretendía hacer pasar al valenciano.

Además durante el transcurso de la investigación, que ha durado varios años, se han encontrado tres piezas que se pueden atribuir con seguridad al pintor afincado en Teruel. No están expuestas por su delicado estado de conservación, pero puede verse una reproducción fotográfica. Se trata de la Virgen acompañada de San Pedro y San Pablo de la iglesia de Tortajada, la decoración de la predela del retablo de la capilla del colegio de Terciarias de Teruel, y la Aparición de la Virgen del Pilar a Santiago del convento de las Carmelitas de Teruel.

Según Pedro Luis Hernando, director del Museo de Arte Sacro de Teruel, todavía queda mucho por investigar sobre la vida y sobre la obra de Antonio Bisquert, y seguramente se encontrarán nuevas pinturas atribuibles a él. La presente exposición pretende ser una especie de punto de inflexión, entre un trabajo que a puesto a la altura que merece a un pintor que estaba injustamente tratado por la crítica académica, y otro que siga arrojando luz sobre las sombras que todavía hay sobre Bisquert.

La muestra está organizada por la Diócesis de Teruel y Albarracín con la colaboración de la Diputación Provincial de Teruel, a través del convenio que mantiene con el Museo de Arte Sacro de Teruel.