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DIARIO DE TERUEL regala este lunes la Cartilla Turolense sobre Dinópolis DIARIO DE TERUEL regala este lunes la Cartilla Turolense sobre Dinópolis
Imagen del espacio al aire libre Tierra Magna, en Dinópolis Teruel

DIARIO DE TERUEL regala este lunes la Cartilla Turolense sobre Dinópolis

Luis Alcalá ofrece un completo repaso a la paleontología turolense en la publicación del IET
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Uno de los grandes recursos turísticos y científicos de la provincia de Teruel, el conjunto paleontológico de Dinópolis, es el gran protagonista, junto a la propia paleontología, de la Cartilla Turolense que DIARIO DE TERUEL obsequierá gratuitamente con su ejemplar de este lunes. Escrita por su director gerente, Luis Alcalá, y publicado por el Instituto de Estudios Turolenses, el breve texto introduce desde un punto de vista divulgativo a la paleontología, a esta aplicada al territorio turolense y al papel que ha desempeñado en su desarrollo Dinópolis.

Precisamente Luis Alcalá plantea en su prólogo un interesante interrogante: ¿La abundancia de fósiles en Teruel y su implantación popular es la que ha dado origen a Dinópolis, o al revés, ha sido Dinópolis lo que provoca que el patrimonio fósil de la provincia sea especialmente valorado por sus habitantes y un niño promedio de 10 años, en Teruel, conozca fácilmente una quincena de especies de dinosaurios? No proporciona una respuesta clara porque seguramente no existe, aunque afirma Alcalá que “la alquimia se personifica en la conjunción de ambos coneptos, el progreso de la paleontología turolense y la difusión del mismo a través del entretenimiento que propone Dinópolis forman un modelo que está dando sus frutos”, de forma incontestable, tanto para la industria del turismo como para el desarrollo de la paleontología. El propio Luis Alcalá asegura, no sin cierta sorna, que cuando se hizo pública la noticia de la promoción de Dinópolis cundió cierta extrañeza por lo importante de la inversión destinada a un bien cultural, diferente de los parques de atracciones temáticos digiridos únicamente al ocio. “Nació así un proyecto mixto, cuya originalidad radicaba en la conjunción de aspectos lúdicos con otros propios de un museo paleontológico moderno”. Alcalá, en la Cartilla Turolense, admite que en su primera versión el proyecto adolecía de algunas carencias paleontológicas, que se fueron matizando a medida que el proyecto avanzaba.

 

El espectáculo del T-Rex animatrónico

Fósiles hay a lo ancho de todo el planeta, pero es cierto que hay lugares donde los hallazgos pueden ser más importantes, por las buenas condiciones de afloramiento de rocas sedimentarias, por un relieve con diferencias importantes de altura, por la escasez de vegetación o por la escasa ocupación humana de los espacios. Teruel reúne todos estos condicionantes y, como explica Alcalá, esto ha provocado que las referencias a los hallazgos fósiles en la provincia daten ya desde finales del XVII, con Andrés Ferrer de Valdecebro o Benito Jerónimo Feijoo, que ya hablaron de los huesos de Concut (Concud).

Tras una breve introducción histórica a la paleontología turolense, Luis Alcalá repasa los condicionamientos geológicos, antes de hablar de la gestación de Dinópolis, que data de los últimos años 90, a partir de una iniciatva desarrollada por el Instituto Aragonés de Fomento del Gobierno de Aagón, abriendo sus puertas al público en junio de 2001. En la actualidad Dinópolis se extiende a siete subsedes satélite además del centro principal en la capital; Albarracín, Riodeva, Rubielos de Mora, Galve, Ariño, Castellote y Peñarroya de Tastavins.

El autor desglosa la importancia de los satélites que se han ido desarrollando, -hasta Ariño, que nació tras la publicación del libro-. En Galve se centra sobre el primer dinosaurio identificado en España, el Aragonsaurus, en 1872, casi al mismo tiempo que el Iguanodon en Utrillas y Morella.

Pero el primer satélite abierto fue el de Peñarroya de Tastavins, en 2003, en torno al hallazgo del espectacular Tastavinsaurus. Cerca de allí está el centro de Castellote, con muestras de sus antiguos bosques fosilizados y también de una interesante reproducción de cómo se representaba antiguamente el Iguanodon, más parecido a un mamífero reptiliano que a un moderno dinosaurio -moderno en el sentido de cómo lo presenta la ciencia contemporánea-.

 

Imagen del gigante Tastavinsaurio

Riodeva fue de los últimos satélites en incorporarse, en 2012, pero adquirió fama mundial en poco tiempo por los impresionantes hallazgos años antes, desde 2003, de Turiasaurius riodevensis, el mayor dinosario identificado por el momento en Europa y el segundo mayor del mundo, después de Argentinosaurius. Este hallazgo relanzó el interés por la paleontología en Teruel e incluso en España. “Asumido general -y erroneamente- que todos los dinosaurios son grandes, econtrar uno gigante captó inmediatamente la atención popular y mediática”.

Además Dinópolis Albarracín, dedicado también al Mesozoico desde 2008, incide en los fósiles jurásicos marinos desarrollados en aguas poco profundas de una región intermedia entre el antiguo Mar de Tethys y el proto-Atlántico.

En cuanto a Rubielos de Mora, la Cartilla Turolense explica que la gran variedad fósil encontrada en el terreno sirve de argumento para que el hilo del satélite fuera cómo los paleontólogos clasifican los distintos tipos de fósiles. Plantas, insectos o mamíferos sirven de ejemplos para avanzar en las claves de cómo se acomete su estudio.

Como es habitual en la serie Cartillas Turolenses editadas por el Instituto de Estudios Turolenses, la obra concluye con una bibliografía recomendada para profundizar en diferentes aspectos de la paleontología en Teruel.

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