La mejor trufa, un ejemplar de 102 gramos, alcanza en Fitruf un precio de 450 euros que se destinan a la AECC
La segunda jornada de la feria propicia el encuentro de los profesionales del sector y el disfrute del público generalFitruf arranca en Sarrión con 44 puestos especializados en ‘Tuber melanosporum’
Orgullo y tradición se alían para poner en marcha la Cofradía de la Trufa Negra
La ganadora de la décimo octava edición del Concurso de la trufa de mayor calidad de Fitruf fue un ejemplar de 102 gramos, cuyo productor se desvelará este domingo, que fue adquirida por Turbatruf por 450 euros. Ese fue también el precio que Trufalia pagó por la clasificada en segunda posición, y que pesaba 115 gramos. El dinero recaudado en la subasta se entregará a la Asociación Española contra el Cáncer (AECC).
Este sábado al mediodía concluyó el plazo de recepción de los hongos presentados a los concursos de más peso y mayor calidad, mientras que en el recinto ferial de Sarrión se sucedían los encuentros entre los profesionales del sector y el paseo de personas interesadas en adquirir trufas, que en esta edición de la feria monográfica de Sarrión alcanza los 1.200 euros, como los múltiples productos trufados. Entre estos últimos predominan los embutidos y quesos, pero también algunos tan novedosos como los macarons incorporados por Manjares de la Tierra a su extenso catálogo.
El jurado del XVIII Concurso de la trufa de más peso y de mayor calidad está formado por los miembros del Panel de Cata de la Trufa Negra. De entre los 12 ejemplares presentados el sábado, eligieron por su calidad uno de 102 gramos y otro de 115, que en ambos casos alcanzaron los 450 euros en la subasta realizada a beneficio de la AECC.
El nombre de los productores se conocerá este domingo a las 14:00 horas, cuando se desvelarán también los ganadores de los concursos de perros truferos en la categoría infantil y de adultos antes de proceder a la clausura de Fitruf. El cierre del recinto ferial al público en general se realizará a las 16:00 horas.
Desde Manjares de la Tierra, Cristina Doñate explicó que, por la disposición de los días en el puente festivo de diciembre, el año pasado hubo mucha gente el viernes y menos el sábado y el domingo mientras que este año la afluencia de público está siendo más repartida.
Entre la clientela de la feria que adquiere sus productos destacó la presencia de viajeros de toda España y de algunos extranjeros, quizá porque los turolenses están más acostumbrados a su consumo.
Después de que el año presentaran unas yemas de Ávila trufadas, este año la principal novedad es un macaron con trufa negra, que fue creado inicialmente como un canapé para la boda de unos condes en Barcelona. Este producto se suma a la veintena que ofertan para el consumo doméstico y que es mucho más extenso para la restauración.
Entre quienes este sábado se interesaban por los productos de Manjares de la Tierra estaba el cocinero Javier Sánchez, que había venido “expresamente” desde Cartagena para comprar trufa. Admitió que, “utilizada en su justa medida como el azafrán, sale a cuenta”, aunque puntualizó que al tratarse de un producto caro su uso depende del tipo de cocina y de clientela que tenga cada establecimiento.
Sánchez lamentó que “el mercado nos haya acostumbrado al aroma y no a la trufa” y se mostró encantado del producto probado en la feria, tanto del hongo como de las diferentes elaboraciones que lo contienen.
El anuncio realizado el viernes en la inauguración de Fitruf por el consejero de Agricultura, Ganadería y Alimentación, Javier Rincón, sobre la inminente aprobación de la Protección Nacional Transitoria como paso previo a su inscripción en el listado de Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP) de la Unión Europea (UE), está siendo uno de los temas comentados por los expositores. Sobre este asunto, Cristina Doñate espera “que la trufa tenga el lugar que merece y que mejore su posición”.
La directora de Inotruf, Simona Doñate, sostuvo que contar con el sello de calidad de la IGP “le dará empaque a la trufa y, sobre todo, nos va a proteger mucho y vamos a conseguir que el producto tenga todavía más nombre en muchos lugares donde todavía no se vende”. “Va a ser muy, muy importante”, opinó.
Simona Doñate explicó que durante la celebración de la feria reciben la visita de numerosos clientes. “Les gusta venir, hablar con nosotros y pasar el día por aquí. Es un buen momento para establecer contactos y para hablar de lo que es la truficultura”, argumentó.
El presidente de la Asociación de Truficultores y Recolectores de Trufa de la provincia de Teruel (Atruter), Daniel Brito, afirmó que el público es muy variado porque también lo es el evento. “Tenemos maquinaria y material para la truficultura, adiestradores de perros, trufa fresca, productos trufados”, recordó.
El gerente de Turbatruf, Luis Rozalén, comentó que la IGP Trufa Negra de Teruel “será un progreso para la agricultura en Sarrión y en la provincia” y para un producto que atrae a la localidad a visitantes de Francia, Italia, Alemania y Reino Unido, entre otros países.
Rozalén añadió que, una vez conseguida la IGP, el esfuerzo de la administración pública debe centrarse en la investigación para evitar las plagas, para lo que solicitó la colaboración del Gobierno de Aragón a través del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA).
De hecho, este sábado se llevó a cabo la jornada final del proyecto Coleopte financiado por el Fondo de Inversiones de Teruel (Fite), que ha buscado nuevas estrategias de control del escarabajo de la Trufa Negra de Teruel. En concreto, el CITA y el CSIC han trabajado en un aroma para repeler al leiodes y alejarlo de la trufa madura.
Riego
Los profesionales de la truficultura coinciden en señalar la necesidad de disponer de riego para que las plantaciones de trufa sean rentables. La empresa especializada Aiguambient cifran entre 2.000 y 3.000 metros cúbicos de agua por hectárea y año la cantidad adecuada. Y desde el vivero Inotruf aseguran que a la clientela siempre le advierten que para plantar es tan importante disponer de terreno como de agua.
Guillermo García y Eladi Grau, de Aiguambient, lamentaron que las confederaciones hidrográficas no tengan en cuenta el tipo de cultivo y autoricen únicamente 1.000 metros cúbicos de agua por hectárea y año cuando una plantación trufera puede llegar a necesitar entre 2.000 y 3.000 en función de las precipitaciones. “Si no llueve, debería dárseles más cantidad porque la truficultura vale mucho dinero y, sino pueden regar, no pueden alcanzar la rentabilidad necesaria”, advirtieron.
Añadieron que hay sistemas como el goteo con los que se puede hacer un uso más eficiente del agua que con la aspersión o microaspersión.
Después de dos años de sequía, en 2024 ha habido más precipitaciones pero Guillermo García indicó que las recientes acumulaciones tampoco han beneficiado al cultivo.
La directora de Inotruf, Simona Doñate, aseguró que no se puede entender la trufa sin agua y que, antes de hacer una plantación, “es casi tan importante tener el terreno como saber si vas a poder tener agua”. Por este motivo, en el vivero, siempre aconsejan a la clientela que se asegure que va a poder regar, sobre todo después de haber comprobado la merma en la producción que se produce en los años secos.
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