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El trampeo y un buen perro, las mejores armas que existen para frenar  al escarabajo de la trufa El trampeo y un buen perro, las mejores armas que existen para frenar  al escarabajo de la trufa
Dos participantes, comprobando una trampa para ‘Leiodes cinnamomeus’

El trampeo y un buen perro, las mejores armas que existen para frenar al escarabajo de la trufa

Medio centenar de personas se empapan de todo lo relacionado con el cultivo de ‘Tuber melanosporum’
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Cruz Aguilar

El Leiodes cinnamomeus es la principal plaga que afecta a las trufas, que provoca pérdidas millonarias a los truficultores y al que, hasta la fecha, sólo es posible atacar con trampeo y evitando, con un buen perro, dejar hongo en el campo, para reducir así el alimento de las larvas. Ponerle freno es una de las inquietudes de diversos grupos de investigadores en varias partes de España y de todo ello se habló este jueves en la X edición del Curso de Truficultura Práctica de la Universidad de Verano de Teruel-Fundación Antonio Gargallo. En la sesión se abordaron tanto las herramientas actuales para atajarlo como las investigaciones en marcha que ofrecerán nuevos recursos en el futuro.

Las pérdidas que ocasiona el escarabajo de la trufa rondan el 60% en numerosas plantaciones y alcanzan el 90% en momentos puntuales. Las larvas se introducen en la trufa y se alimentan de su gleba, lo que puede llegar a pudrir toda la pieza o, al menos, provocar una gran pérdida de valor en el mercado. Por eso, en el curso se destinó una mañana completa a abordar las plagas. En la actividad están participando hasta este viernes 28 de marzo medio centenar de personas, todas vinculadas al cultivo de la trufa de una u otra manera y procedentes de diversos lugares de España.

La directora del curso, investigadora del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) e ingeniera de montes María Martín abrió este jueves la cuarta jornada de la actividad formativa hablando de los últimos ensayos realizados con trampeo para el Leiodes cinnamomeus. Estableció que realmente la colocación de estas trampas que contienen un aroma atrayente sí funciona, aunque siempre que se dispongan en cantidad suficiente.

Detalló que en el proyecto de investigación constataron que la instalación de 40 trampas por hectárea permite la captura de una gran cantidad de insectos, pero no se nota apenas la reducción de daños, mientras que un trampeo de 80 unidades por hectárea aminora a la mitad las afecciones.

Otra cuestión importante es el momento en el que se tienen que colocar, que Martín planteó que debe ser en septiembre para capturar los adultos que hay en el campo y que su presencia haya menguado sustancialmente en noviembre, cuyas larvas serán las más dañinas en el periodo previo de la Navidad, que es cuando el producto alcanza su mayor valor económico. Y es que, como planteó la investigadora, “no sólo las dañan, sino que lo hacen en el momento en que están más caras”, apuntó.

 

García del Pino, durante la ponencia que ofreció en Mora

Un tesoro bajo tierra

La investigadora del CITA comentó que las buenas prácticas en la recolección son una gran baza para reducir las afecciones del Leiodes. Por eso, indicó, hay que contar con un buen perro. “Tenéis la cartilla de ahorros bajo tierra y hay que recogerla, primero por vuestra propia economía y, después, porque cuanto más alimento tienen más se reproducen los insectos”, expuso. Aseguró que los “perros que trabajen bien son la clave para ello” y aconsejó comenzar a pasarlos por el campo ya a partir del mes de octubre, para ir retirando las trufas maduras que pueden atraer al escarabajo.

En este sentido, también se pronunció el investigador en biología vegetal y ecología Fernando García del Pino, quien destacó que la mejor manera de combatirlo es “no dejar alimento en el suelo, la población está relacionada con su capacidad para alimentarse”, detalló

Durante su intervención, García del Pino habló de otras herramientas analizadas para erradicar el Leiodes y descartó algunas, como los plaguicidas de síntesis, que no se pueden usar porque “un hongo es como un estercolero que recoge todos los residuos del suelo” y usarlos podría echar por tierra el trabajo de todo el sector si fueran detectados en determinados mercados.

También habló de otras opciones con las que se ha investigado y descartado por los resultados negativos arrojados tras los estudios. Entre ellos citó el Lecanicillium muscarium, un hongo que se eligió porque actúa en frío, a temperaturas que son las que parasitan los escarabajos. Sin embargo, tras dos años de pruebas se comprobó que no funcionaban.

García del Pino ha dirigido varias investigaciones centradas en nematodos entomopatógenos, cuyo resultado tanto en laboratorio como en semicampo ha sido muy halagüeño y ahora se dará el salto a grandes parcelas como paso previo a su fabricación industrial y comercialización.

Los nematodos, especificó el experto, detectan a su presa, son capaces de desplazarse desde el suelo, donde se depositan, hasta la profundidad a la que está. Miden entre medio milímetro y un milímetro de largo y dentro de su tubo digestivo presentan unas bacterias que son vitales en el ciclo, puesto que es la que mata al insecto en pocas horas. Una vez encontrada su víctima, penetra dentro por las aberturas naturales de boca, ano y espiráculo. Para respaldar su explicación, mostró vídeos en los que se veía cómo accede el nematodo en el insecto. Si es muy grande, puede haber varias generaciones, tantas como alimento tengan a su disposición en el interior de la presa. Una vez se han aplicado, hay un mantenimiento de las poblaciones, puesto que tras acabar con un insecto salen a buscar nuevas víctimas.

El investigador aseguró que son inocuos para el hombre, para las plantas, incluso para otros animales y, además, se pueden aplicar con los equipos convencionales de aplicación. Expuso que lo más importante es que encuentran por sí mismos el insecto que tienen que parasitar por su comportamiento navegante y además se pueden producir en grandes cantidades.

Otra de las ventajas que tienen los gusanos microscópicos es que son compatibles con otras medidas de ataque de las plagas, como el trampeo con atrayentes, o los aceites esenciales, planteó. Alertó, no obstante, que un único producto no va a acabar con la plaga puesto que en cada estadillo, escarabajo, huevo y larva, será necesario un tipo de nematodo.

En cuanto a la persistencia del nematodo, en condiciones adversas duran al menos dos meses, mientras que en las pruebas realizadas mediante inyecciones en los pozos, la prevalencia es de varios meses, toda la campaña trufera.

En su intervención detalló los diversos pasos realizados hasta llegar a las pruebas en el campo, que se complicaron porque abarcaron dos temporadas malísimas en cuanto a producción trufera.

La producción de la trufa ha caído en los últimos años por las condiciones ambientales y el cambio climático, la sequía ha repercutido en la producción, pero también en la presencia de plagas. El Leiodes cinnamomeus se ha convertido en “la principal preocupación” para los truficultores, aunque como matizó Fernando García del Pino, su presencia no es nueva, sino que ya hay un vídeo de 1919 que muestra a unas mujeres francesas tapando con barro los agujeros que las larvas dejan en las trufas.

En su charla, el investigador apuntó que hay un total de 15 compañías que comercializan nematodos entomopatógenos y hay cuatro productos que están notificados al Gobierno de España destinados al leiodes. Advirtió además de que por internet se comercializan muchos productos que pueden ser una estafa o, al menos, su uso no está corroborado ni comunicado a las estancias oficiales.

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