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La rosqueta pone fin a una Semana Santa con mucho sabor en los pueblos del Bajo Aragón La rosqueta pone fin a una Semana Santa con mucho sabor en los pueblos del Bajo Aragón
Un grupo de familias con niños se reúnen en el Santuario de Pueyos para conmemorar el Lunes de Pascua

La rosqueta pone fin a una Semana Santa con mucho sabor en los pueblos del Bajo Aragón

El campo y los masicos se llenan de grupos de amigos y familias por el Lunes de Pascua
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Tras una intensa Semana Santa donde no faltaron las procesiones, toques de tambor y actos religiosos, varios municipios del Bajo Aragón como Calanda, Samper, Urrea y en especial Alcañiz despidieron este lunes las festividades con una de sus tradiciones más entrañables, la celebración del Lunes de Pascua, conocida popularmente como el día de la rosqueta. Una jornada festiva, con carácter muy familiar, en la que vecinos y amigos de toda la vida se reunieron en masicos y entornos al aire libre para disfrutar de una comida al sol protagonizada por los productos típicos de la fecha, como la rosqueta o el pastel de Pascua.

La costumbre, que guarda similitudes con el Jueves Lardero, fue vivida con intensidad por los alcañizanos, que desde primera hora de la mañana acudieron a las panaderías a recoger sus encargos. “Se ha vendido mucho, ha habido unos 300 encargos, incluso de gente de fuera”, contó Rosa Borraz, de la Panadería Cardete, quien detalló que los productos más solicitados han sido las rosquetas de uno o dos huevos, los pasteles de Pascua rellenos de lomo o longaniza, y también tortas de alma. Todos ellos elaborados, como dice Rosa, con “harina, huevo, leche, azúcar… y mucho cariño”. A pesar de la irrupción de productos más modernos, la rosqueta sigue siendo la protagonista para quienes se quedan en Alcañiz estos días.
 

La rosqueta de la panadería Enrique Alonso de Alcañiz. P.A


En Panadería Enrique Alonso, a mediodía ya apenas quedaban existencias. “A las 12 ya se había vendido casi todo”, explicó su responsable, quien definió la jornada como “un día de alegría en el Bajo Aragón”. En su obrador no faltaron rosquetas pensadas para los más pequeños, el tradicional pastel salado y la torta de pimiento, un clásico de todas las festividades locales. “Venimos de una zona donde la Semana Santa es muy fuerte y estamos todos un poco cansados, pero se ha vendido muy bien. Mientras haya gente en el pueblo, esta tradición seguirá”, añadió.

Reuniones en Pueyos

Aunque algunos optaron por celebrarlo en casa o incluso en restaurantes, muchos grupos de amigos y familias prefirieron reunirse en el campo, y especialmente en el entorno del Santuario de Pueyos, donde se vivieron momentos de reencuentro o en algunos casos, de despedida tras la vuelta a la normalidad. Allí se prepararon mesas con entremeses, ensaladilla rusa, tortilla de patata, lomo rebozado y, por supuesto, la rosqueta y el pastel de Pascua casero.

Pili y José Manuel, dos de los cocineros del grupo, fueron los encargados de elaborar el pastel típico. “Lo hemos hecho entero, con masa casera, lomo, longaniza y huevo duro”, explicaron felices de poder estar reunidos un año más.

La tradición de la rosqueta se mantiene intacta entre amigos. P.A


Aunque cada vez son más visibles las monas de Pascua, sobre todo entre los más jóvenes, en Alcañiz la rosqueta mantiene su estatus como símbolo del lunes posterior a la Resurrección. Es un producto que sigue elaborándose con mimo y cuya presencia en los escaparates de las panaderías es señal inequívoca de que la Semana Santa se acerca a su fin.

Tanto los obradores como todos aquellos que se reunieron en el campo a celebrarlo aseguraron que es una tradición que “se mantiene intacta” y que seguirá celebrándose aunque muchos jóvenes se marchen a la gran ciudad.

 

La panadería Cardete de Alcañiz ultima sus últimos pedidos. P.A

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