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Fósiles de plantas en Estercuel revelan la diversidad de insectos en el Cretácico Fósiles de plantas en Estercuel revelan la diversidad de insectos en el Cretácico
Fósil de hoja de angiosperma terrestre hallada en Estercuel con marcas y orificios de alimentación de insectos. FCPTD

Fósiles de plantas en Estercuel revelan la diversidad de insectos en el Cretácico

Muestran cómo se alimentaban los artrópodos y la reacción de los vegetales
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Un artículo científico en el que ha participado la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis evidencia la diversidad de insectos que existía en el Cretácico Inferior y su interacción con las angiospermas, a partir de los fósiles de plantas hallados en Estercuel, que muestran cómo se alimentaban los artrópodos y la reacción de las especies vegetales.

La publicación da a conocer en estos fósiles 23 tipos de daños causados por los insectos en las plantas y 8 estrategias de alimentación. Los autores concluyen que estos materiales fósiles excavados en la provincia de Teruel constatan la guerra librada entre insectos y plantas hace 100 millones de años, puesto que al igual que los artrópodos se alimentaban de ellas, las especies vegetales desarrollaron diferentes mecanismos de reacción para minimizar los daños que les causaban.

La Fundación Dinópolis dio a conocer ayer esta investigación que ha desarrollado esta institución científica en colaboración con la Universidade de Vigo y el Hessisches Landesmuseum de Darmstadt en Bonn (Alemania), y que acaba de ser publicada en la revista científica Plants.

El artículo, cuyo título traducido del inglés es Interacciones planta-insecto en angiospermas acuáticas y terrestres del Albiense Tardío (Cretácico Inferior) de Estercuel y sus implicaciones paleoambientales, describe una gran variedad de interacciones entre plantas e insectos de hace 100 millones de años en fósiles de plantas encontrados en Estercuel.

Universidad de Vigo

El primer autor es Artai A. Santos, de la Universidade de Vigo, que hace dos años ya publicó, también con la participación de la Fundación Dinópolis, un artículo sobre la interacción entre plantas y artrópodos a partir del estudio de fósiles de especies vegetales excavados en Camarena de la Sierra. Esos fósiles eran de una edad muy anterior, al corresponder al Jurásico Medio, pero además revelaba la existencia de una isla volcánica colonizada por insectos hace 170 millones de años en lo que hoy es este municipio turolense de la comarca de Gúdar-Javalambre.

En el trabajo actual, junto a Artai Santos firman la investigación el paleobotánico de la Fundación Dinópolis, Luis Miguel Sender, uno de los mayores expertos en este campo y cuya tesis doctoral se centró en la paleobotánica turolense; el investigador de Bonn, Torsten Wappler, y José Bienvenido Diez, que lidera desde la Universidade de Vigo a los especialistas españoles que se han formado en las últimas décadas en la paleobotánica del Mesozoico, la era en la que vivieron los dinosaurios.

Santos explicó que la investigación muestra las interacciones que sufrieron las hojas de dos tipos de angiospermas terrestres (plantas con flores) y una acuática. El trabajo constata, según este científico, “23 tipos de daños diferentes pertenecientes a 8 tipos de estrategias de alimentación”.

Funciones de alimentación

Esto en paleobotánica se denomina “grupos funcionales de alimentación”, y en el artículo  se identifica la existencia de alimentación en orificios y en márgenes, por esqueletización (cuando la hoja pierde la parte carnosa de la que se alimentan los insectos y queda solo la nervadura), superficial, perforación y succión, así como minado, oviposición (puesta de huevos) y formación de agallas.

El paleobotánico de la Fundación Dinópolis argumentó que el alto grado y diversidad de daños que presentan las plantas fosilizadas estudiadas, así como las diferentes estrategias de alimentación que se observan, “sugiere que estas plantas angiospermas ya eran una fuente importante de alimento y alojamiento para los insectos en los ecosistemas ibéricos a finales del Cretácico Inferior, que fue el momento clave en la diversificación de las angiospermas y supuso una revolución en los ecosistemas terrestres del momento”.

Los investigadores señalaron que los estudios sobre la interacción entre plantas e insectos actuales muestran cómo estos invertebrados han desarrollado una gran diversidad de estrategias para alimentarse de los tejidos y fluidos de las especies vegetales, a la que vez que estas reaccionan ante estos ataques para minimizar el impacto que les generan.

Relación directa

El artículo publicado ahora en la revista Plants constata una evidencia directa de las relaciones ecológicas en el pasado geológico entre estos dos grupos de organismos dominantes, los insectos y las plantas. Esto permite disponer de una importante información sobre los paleoecosistemas de la Tierra, aquellos que muestran el registro geológico y paleontológico del pasado, puesto que arrojan información sobre los insectos que se desarrollaron en tiempos pasados y la evolución de su herbivoría, es decir, cómo se alimentaban de las plantas y la manera en que estas reaccionaban para defenderse.

En las conclusiones se apunta que las plantas con flores (angiospermas) fueron una fuente esencial de alimento y alojamiento de los insectos, y que las Klitzschophyllites (plantas acuáticas antiguas), dieron cobijo y alimento a distintos tipos de artrópodos, incluidos ciertos grupos de insectos lepidópteros. El artículo los asocia con la familia Gracillariidae, polillas minadoras que lo que hacen es que sus larvas viven en el interior del tejido de las hojas alimentándose de ellas y causan importantes daños a las plantas.

 

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