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La Fundación Dinópolis ha sido un nicho de formación y empleo desde su creación La Fundación Dinópolis ha sido un nicho de formación y empleo desde su creación
Alumnos de una de las escuelas taller de restauración paleontológica durante los trabajos de restauración de un yacimiento de icnitas

La Fundación Dinópolis ha sido un nicho de formación y empleo desde su creación

Cuatro promociones de la Escuela Taller de Restauración capacitaron a profesionales
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La Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis ha sido un nicho de formación y empleo durante los cinco lustros que lleva funcionando. Sus instalaciones han acogido a profesionales tanto de la paleontología como de la restauración de fósiles, convirtiéndose en todo este tiempo en una auténtica escuela de capacitación de una materia en la que no existen centros especializados. Durante una década, la Fundación acogió una iniciativa pionera en ese sentido, la Escuela de Restauración Paleontológica, que dependió del Departamento de Cultura del Gobierno de Aragón y de la que salieron cuatro promociones.

El tiempo vuela y hoy al recorrer las instalaciones de la Fundación Dinópolis uno se encuentra con rostros que ha ido viendo crecer en todos estos años. Son profesionales que en muchos casos llegaron a estas instalaciones para completar su formación y que acabaron encontrando en ella, aparte de un centro en el que aprendieron, un nicho de empleo.

Algunos se quedaron, como es el caso del restaurador Daniel Ayala, que fue alumno de la primera escuela taller, y que hoy es un referente nacional en lo que a preparación de fósiles y reconstrucciones se refiere. Llegó hace veinte años, porque él formó parte de la primera promoción de esta escuela taller, y bajo su dirección se han reconstruido la mayoría de los dinosaurios que hay en Tierra Magna, uno de los espacios de Dinópolis que más fascina a los visitantes porque pueden ver en él cómo eran en vida estos gigantes, más allá de contemplar sus fósiles en el Museo Aragonés de Paleontología.

Un hito importante

La Escuela Taller de Restauración Paleontológica es uno de los hitos importante de la historia de la Fundación en este cuarto siglo de historia. Se puso en marcha en 2003 y la cuarta y última promoción es de 2013. Fue una década en la que jóvenes universitarios formados en diversos centros completaron su capacitación profesional en Teruel en una especialidad para la que no existía una formación específica, la restauración y la preparación de fósiles.

Fue una iniciativa pionera que llegó hasta el 2013 y que con la crisis económica no continuó, pero que ha dejado huella e impronta en las personas que pasaron por ella porque han trasladado su saber a otros territorios y equipos de investigación sobre cómo se trabaja y preparan fósiles en Teruel. Ese es otro mérito de la Fundación Dinópolis, aunque la escuela como tal dependía de las distintas direcciones generales de Patrimonio Cultural con que ha contado el Gobierno de Aragón.

Algunos de los alumnos acabaron convertidos en profesores y se asentaron en Teruel, mientras que otros han desplegado su conocimiento por otros sitios, incluso en el extranjero. De hecho, fue una de las escuelas taller más exitosas que hubo por su alta tasa de colocación nada más terminar los estudios, que rondó entre el 80 y el 100%.
 

Integrantes de la primera promoción de la escuela (2003-2005)


La Escuela Taller, que nació en 2003 como un proyecto pionero en el país, fue promovida por los departamentos que tenían las competencias de Educación y Cultura del Gobierno de Aragón, y estuvo cofinanzada por el Instituto Aragonés de Empleo (Inaem), así como por el Fondo Social Europeo, y tuvo su sede en los laboratorios de la Fundación Dinópolis.

No tardó en convertirse en un referente de lo que es la recuperación, restauración y conservación del patrimonio paleontológico. Cada edición duraba dos años y la primera se desarrolló entre 2003 y 2005. Le siguieron las escuelas de 2006-2008, 2008-2010 y la última, entre 2011 y 2013.

Son cientos de fósiles preparados y de actuaciones al aire libre las que han acaparado las intervenciones de esta Escuela Taller a lo largo de sus diez años de historia en las dependencias de la Fundación Dinópolis, que ahora cumple 25 años desde su creación.

Además de capacitar a profesionales en una especialidad para la que no existían centros reglados cualificados, la Escuela Taller permitió la recuperación de numerosos materiales paleontológicos que sus alumnos se encargaron de restaurar a la vez que aprendían, de igual forma que intervinieron en yacimientos de icnitas al aire libre para su preservación. Recursos todos ellos que después revierten en el desarrollo del territorio y en la creación de empleo a través del turismo. Es la faceta que a veces se olvida, más allá del dinamismo que ha aportado al sector turístico en el entorno de la capital.

Materiales de referencia

Durante esos diez años, los alumnos trabajaron con materiales que hoy día son de referencia internacional, como los fósiles hallados en Riodeva, con el gigante europeo Turiasaurus riodevensis a la cabeza.

Pero también intervinieron en otros yacimientos paleontológicos que forman parte de la historia de la paleontología en España, como es el caso del Cerro de la Garita en Concud, o en la Mina Santa María de Ariño, uno de los mayores yacimientos de Europa  por su gran extensión.

En total, según el inventario que se hizo en 2013 cuando se clausuró la última edición de la escuela, los alumnos de las cuatro ediciones intervinieron en más de seiscientas piezas excavadas por los paleontólogos en diferentes yacimientos aragoneses y también extranjeros. Y es que en el caso de los dinosaurios, ellos fueron los que prepararon varios fósiles del yacimiento de Skul Creek de Estados Unidos, donde la Fundación realizó sus primeras excavaciones para preparar los contenidos del parque Dinópolis.

En total, las cuatro ediciones de la escuela taller prepararon materiales de ocho yacimientos de dinosaurios. También intervinieron con fósiles de siete yacimientos de mamíferos del Cenozoico, no solo de Teruel sino de sitios como Mara y Ateca en Zaragoza, y Castejón de Sobrarbe en Huesca. Además, se restauraron fósiles de invertebrados del yacimiento de Castejón de Sos en Huesca.

A ellos también se debieron ocho intervenciones en afloramientos de icnitas de dinosaurio, todas ellas llevadas a cabo en la provincia de Teruel, en Galve, El Castellar y Miravete de la Sierra. Sus integrantes forman parte también de la historia de estos 25 años fascinantes que ha dado a Teruel la Fundación Dinópolis.

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