‘Diablets’ y ‘dimonis’ se apoderan de las fiestas de invierno de medio Matarraña

Fuego, plegas, ofertas, bendiciones de animales, dichos y diablets o dimonis son los elementos fundamentales de las fiestas de invierno del Matarraña, dedicadas a San Antonio, que el territorio vive desde la víspera y que continuará celebrando hasta bien entrado el domingo. En Torre del Compte y Peñarroya de Tastavins apuestan por mantener y estrenar la tradición, respectivamente, con la puesta en escena de nuevos trajes asustadizos con los que perseguir a los niños.

Animar la fiesta y asustar a los más pequeños, además de encender algunas hogueras y participar en las llegas de donativos para las subastas con las que se pagan los gastos, son las funciones más destacadas de estos demonios, sin los que no se entiende la fiesta en las cinco localidades que los tienen más arraigados: Valderrobres, La Fresneda, Torre del Compte, La Portellada y Ráfales.

En La Fresneda, estos seres endemoniados conservan el vestuario del siglo XIX, y la festividad aparece en textos que se remontan al siglo XIV, aunque se adivina un origen ancestral relacionado con las fiestas paganas, donde el diablo aparece como un personaje místico que señala el despertar de la naturaleza tras el Solsticio de invierno, cuando comienzan a germinar las semillas y el fuego purifica todo lo malo. Más recientemente, la interpretación cristiana asocia a los diablos al pecado, la tentación y el mal, frente al bien representado por San Antonio. Así lo explicaba esta semana la técnica de Patrimonio de la Comarca del Matarraña, Ana Casasús, en declaraciones a Matarranya Mèdia.

La fiesta es similar, pero diferente en cada localidad. En Ráfales y Torre del Compte los diablos salen para la plega de productos que se subastan en la oferta, mientras que en La Fresneda encorren a los niños junto a la hoguera. En La Portellada participan en un correfoc, y en Valderrobres se llaman diableres y se presentan en la hoguera.

Peñarroya de Tastavins

Entre las novedades de este año destaca la recuperación de la barraca de San Antonio en Peñarroya de Tastavins, una estructura de troncos y leña de 12 metros de altura que quemarán, por vez primera, una veintena de diablets de la localidad justo en el momento en que el sábado dé paso al domingo.

Este viernes, los niños del pueblo acudieron a la biblioteca para visitar la exposición sobre la fiesta de San Antonio y los diablos que montó hace años la Comarca del Matarraña. “Aparecen en paneles los vestidos de diablets de los pueblos que tienen tradición. No aparece Peñarroya porque es mucho más reciente, pero como recuperamos la barraca queremos engrescar ya a los zagales e inculcarles estas cosas”, explicó el concejal delegado de Cultura, Rubén Lombarte.

En 2022, el Ayuntamiento de Peñarroya encargó a la empresa local Retazos Artesanía la elaboración de 20 trajes hechos con tela de saco, pero como aún coleaba la pandemia no se llegó a quemar la barraca que se iba a recuperar ese año. Esta medianoche saldrán justo en el momento de encender la pira, llevarán colgado a San Antonio y lo pasearán por todo el pueblo.

 

Torre del Compte

La segunda gran novedad de este año pasa por la confección y pintado de nuevos trajes de los diablets de Torre del Compte, pues los antiguos estaban muy deteriorados. Lo mismo hicieron en Ráfales hace un año.

De esta labor se han encargado Elisa, Teresa y Francisco Celma, éste último alcalde de la localidad, que durante meses han pasado muchas horas con pinturas acrílicas negras y rojas tratando de respetar al máximo el diseño de los trajes originales. Los motivos son los que había en los trajes antiguos: una serpiente, un gato, caras de demonios y otros trazos más abstractos.

Pilar y Lidia son las costureras que, desde su taller, han usado los mismos patrones que para trajes anteriores. Han reciclado antiguos sacos de tela de arpillera nada fácil de encontrar porque han caído en desuso.

Este 18 de enero, a partir de las 11:30 horas, estos demonios volverán a salir por las calles de la Torre acompañando la plega por las casas del pueblo para la subasta de la tarde, en la que se recaudarán fondos para la fiesta.

De esta forma, en la localidad mantienen su costumbre de representar “a los antiguos dioses paganos vencidos por San Antón”, que aún así siguen saliendo a las calles del pueblo una vez al año a hacer de las suyas.

Los trajes antiguos irán a parar al museo etnográfico, explicó el alcalde, quien puso en valor esta tradición tan típica del Matarraña. “Se ha hecho una copia bastante fidedigna, con más color y definición”, para que los chavales vuelvan a asustarse ante el paso de esos seres, que seguirán siendo dos para cumplir con la tradición. “Uno es diferente del otro”, explicó.

La hoguera prendió el viernes en Torre del Compte y se asaron productos del cerdo, en añoranza de un pasado en el que se hacía la matanza aprovechando esta fecha. Las normativas actuales desincentivan las viejas costumbres, aunque se mantienen otras como los dichos, loas, plegas y ofertas, y por supuesto la bendición de animales, que en Cretas cada vez coge más importancia.

En Mazaleón también se conservan los tres tombs, tres vueltas alrededor del santo mientras se bendicen los animales. En Torre de Arcas los niños van de casa en casa con su ruidosa esquellada, haciendo sonar esquilos a cambio de pastas y otros dulces que les regalan los vecinos, orgullosos de preservar la tradición.