Campos de cereal de invierno afectados por la escasez de precipitaciones en la localidad de El Poyo del Cid, en la Comarca del Jiloca
La escasez de precipitaciones comienza a mermar la producción del cereal de invierno
Las heladas de marzo y abril provocan daños notables en los almendros del Bajo Aragón
La ausencia de precipitaciones en las primeras semanas de la primavera, unido al carácter seco que tuvo el invierno, está comenzando a producir mermas en la producción de cereales de invierno en la práctica totalidad de la provincia de Teruel, con especial incidencia en las zonas de siembra más temprana como el Bajo Aragón, donde además las intensas heladas registradas de madrugada durante varios días de marzo y abril han afectado también a los almendros.
Los representantes de las organizaciones profesionales agrarias coincidieron en señalar que si lloviera “en breve” todavía se podría contar con una buena cosecha dado que hubo unas condiciones óptimas tanto para la siembra como para la nascencia del cereal. Pero los pronósticos para esta semana de abril no son muy halagüeños, por lo que la incertidumbre reina entre los agricultores, que esperan “mirando al cielo” la llegada del agua que les permita echar los abonos de cobertura.
El secretario provincial de Uaga en Teruel, Alberto Escura, confirmó que la escasez de precipitaciones y las altas temperaturas diurnas han comenzado a afectar a los cultivos. En la provincia de Zaragoza ya hay campos que no se cosecharán, mientras que en la de Teruel “todavía podría darse una cosecha media si lloviera pronto”. Al estrés hídrico hay que sumar el estrés por las temperaturas debido a la elevada amplitud térmica, que en algunos puntos ha superado los 28 grados.
“La provincia de Teruel no está en la misma situación que la de Zaragoza, donde dan por perdida una parte importante de la cosecha, pero hay una preocupación bastante grande ya”, corroboró el secretario general de UPA Aragón, José Manuel Roche.
La situación comienza a ser “crítica” en las comarcas del Bajo Aragón, Bajo Martín y Andorra-Sierra de Arcos, y algo menos en la del Matarraña porque, como el resto de la provincia, es más tardía. En todas ellas, el cereal nació bien pero la falta de lluvias está provocando que las plantas no crezcan.
En estas zonas, el arbolado no está padeciendo tanto la sequía porque las raíces se encuentran a mayor profundidad. Pero las heladas de marzo afectaron especialmente a las variedades tradicionales de almendra, como la común, largueta y marcona, que se han vuelto a ver afectadas por las bajas temperaturas con que comenzó abril. De este modo, y por segundo año consecutivo, la producción podría verse muy mermada, aseguró el miembro de la comisión ejecutiva de UAGA por Teruel, David Andreu.
“En todas las zonas cerealistas necesitamos el agua en diez días como muy tarde porque, a pesar del frío de las mañanas, al mediodía se superan los 20 grados, lo que activa el ciclo vegetativo de las plantas, que van encañando, y si no llueve no habrá una buena cosecha”, sentenció Roche.
El secretario de UPA añadió que el elevado precio de los abonos de cobertura y la ausencia de precipitaciones han provocado que los agricultores retrasen la utilización de los mismos.
Las condiciones meteorológicas han afectado igualmente a las lomas y los pastos de primavera, que debido también a las heladas del invierno, están secos. Esto ha obligado a los ganaderos en extensivo a tener que suplementar la alimentación de los animales en las parideras, con el sobrecoste que esto supone debido al alto precio de los piensos.
En otro ámbito, la situación de los embalses en la provincia de Teruel es mejor que la de los situados en la margen izquierda del Ebro, por lo que no se esperan restricciones en el riego, tampoco en el de los cultivos de primavera como el maíz.
Ante esta situación, José Manuel Roche indicó la necesidad de adaptar el seguro agrario para hacer frente al aumento de las inclemencias meteorológicas causadas por el cambio climático. “Hay que trabajar en coberturas más amplias de las que tienen ahora y pedir a las administraciones públicas que apuesten por financiar las pólizas para que los agricultores y ganaderos puedan contratarlas”, dijo.
Sobre la aplicación de la nueva Política Agrícola Común (PAC) para el periodo 2023-2017, Roche dijo que ha alcanzado “una velocidad de crucero”, pero que igualmente será necesario ampliar los plazos el máximo posible para que se puedan hacer todas las solicitudes.
Al mismo tiempo, recordó a la Administración que este tiene que ser “un año de transición” y que tiene que ser “más flexible” a la hora de realizar los controles para que todos los perceptores puedan cobrar en plazo.
Los representantes de las organizaciones profesionales agrarias coincidieron en señalar que si lloviera “en breve” todavía se podría contar con una buena cosecha dado que hubo unas condiciones óptimas tanto para la siembra como para la nascencia del cereal. Pero los pronósticos para esta semana de abril no son muy halagüeños, por lo que la incertidumbre reina entre los agricultores, que esperan “mirando al cielo” la llegada del agua que les permita echar los abonos de cobertura.
El secretario provincial de Uaga en Teruel, Alberto Escura, confirmó que la escasez de precipitaciones y las altas temperaturas diurnas han comenzado a afectar a los cultivos. En la provincia de Zaragoza ya hay campos que no se cosecharán, mientras que en la de Teruel “todavía podría darse una cosecha media si lloviera pronto”. Al estrés hídrico hay que sumar el estrés por las temperaturas debido a la elevada amplitud térmica, que en algunos puntos ha superado los 28 grados.
“La provincia de Teruel no está en la misma situación que la de Zaragoza, donde dan por perdida una parte importante de la cosecha, pero hay una preocupación bastante grande ya”, corroboró el secretario general de UPA Aragón, José Manuel Roche.
La situación comienza a ser “crítica” en las comarcas del Bajo Aragón, Bajo Martín y Andorra-Sierra de Arcos, y algo menos en la del Matarraña porque, como el resto de la provincia, es más tardía. En todas ellas, el cereal nació bien pero la falta de lluvias está provocando que las plantas no crezcan.
En estas zonas, el arbolado no está padeciendo tanto la sequía porque las raíces se encuentran a mayor profundidad. Pero las heladas de marzo afectaron especialmente a las variedades tradicionales de almendra, como la común, largueta y marcona, que se han vuelto a ver afectadas por las bajas temperaturas con que comenzó abril. De este modo, y por segundo año consecutivo, la producción podría verse muy mermada, aseguró el miembro de la comisión ejecutiva de UAGA por Teruel, David Andreu.
“En todas las zonas cerealistas necesitamos el agua en diez días como muy tarde porque, a pesar del frío de las mañanas, al mediodía se superan los 20 grados, lo que activa el ciclo vegetativo de las plantas, que van encañando, y si no llueve no habrá una buena cosecha”, sentenció Roche.
El secretario de UPA añadió que el elevado precio de los abonos de cobertura y la ausencia de precipitaciones han provocado que los agricultores retrasen la utilización de los mismos.
Las condiciones meteorológicas han afectado igualmente a las lomas y los pastos de primavera, que debido también a las heladas del invierno, están secos. Esto ha obligado a los ganaderos en extensivo a tener que suplementar la alimentación de los animales en las parideras, con el sobrecoste que esto supone debido al alto precio de los piensos.
En otro ámbito, la situación de los embalses en la provincia de Teruel es mejor que la de los situados en la margen izquierda del Ebro, por lo que no se esperan restricciones en el riego, tampoco en el de los cultivos de primavera como el maíz.
Ante esta situación, José Manuel Roche indicó la necesidad de adaptar el seguro agrario para hacer frente al aumento de las inclemencias meteorológicas causadas por el cambio climático. “Hay que trabajar en coberturas más amplias de las que tienen ahora y pedir a las administraciones públicas que apuesten por financiar las pólizas para que los agricultores y ganaderos puedan contratarlas”, dijo.
Sobre la aplicación de la nueva Política Agrícola Común (PAC) para el periodo 2023-2017, Roche dijo que ha alcanzado “una velocidad de crucero”, pero que igualmente será necesario ampliar los plazos el máximo posible para que se puedan hacer todas las solicitudes.
Al mismo tiempo, recordó a la Administración que este tiene que ser “un año de transición” y que tiene que ser “más flexible” a la hora de realizar los controles para que todos los perceptores puedan cobrar en plazo.
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