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Los bajos precios del cereal se suman a una nefasta cosecha por segundo año consecutivo Los bajos precios del cereal se suman a una nefasta cosecha por segundo año consecutivo
Una cosechadora en una fincha turolense de cereal

Los bajos precios del cereal se suman a una nefasta cosecha por segundo año consecutivo

La sequía provoca la caída de los rendimientos, que por el contrario ha crecido en otras zonas de España
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Las dos últimas cosechas en la provincia de Teruel han corroborado las dificultades del cultivo de cereales. En un territorio de secano, las producciones han estado condicionadas por la escasez de precipitaciones, lo que ha provocado una fuerte caída de los rendimientos. A esta situación se unen los precios “de ruina” que se pagan en la actualidad y que tienen su origen en la llegada de productos de terceros países, según denuncian las organizaciones profesionales agrarias. La cotización de la cebada en la Lonja del Ebro ronda los 200 euros, una cantidad notablemente inferior a los 360 que llegó a alcanzar hace dos años.

El Consejo Sectorial de Cereales de Cooperativas Agro-alimentarias de España estima que el rendimiento medio de cereales en España esta campaña es de 4 toneladas por hectárea, un 20 % superior a la media de los últimos 5 años y un 6 % sin contar con 2023, que fue de mala cosecha. Sin embargo, estas cifras no reflejan la realidad de la provincia de Teruel, donde el ciclo del cultivo de cereal se ha visto condicionado por el estrés hídrico, dando lugar a rendimientos iguales o peores que el año pasado.

“El 2024 ha sido un año catastrófico para el cereal de invierno, como también lo fue el anterior”, resumió el secretario general de UPA Aragón, el turolense José Manuel Roche.

La sequía ha sido la causa fundamental de la caída de los rendimientos del cereal en la provincia de Teruel, donde solo se han salvado de la sequía en pequeñas zonas de cultivo de la sierra de Albarracín. Además, la falta de lluvias ha provocado que se sequen los pastos y que incluso los ganaderos en extensivo tengan que suministrar agua con cubas para que beban los animales.

Las cosechadoras ni siquiera entraron en numerosas parcelas del Bajo Aragón y en las que si lo hicieron porque las máquinas eran propias los rendimientos estuvieron entre las 300 y las 500 toneladas por hectárea.

En las zonas más cerealistas, como el Jiloca, la caía en la producción ha sido de entre un 60 % y un 70 % respecto a una campaña normal, muy parecida a la de 2023, aunque en algunas parcelas ha sido inferior.

“La merma ha sido generalizada. Este año no se han salvado ni siquiera las zonas más frescas de los altiplanos porque no ha llovido”, argumentó Roche.

“Este año es una repetición del año pasado, sobre todo en la provincia de Teruel, porque en el resto de Aragón la cosecha ha sido mejor. La producción de cereal ha sido prácticamente igual y también ha descendido la de los leñosos en el Bajo Aragón”, coincidió en señalar el presidente de Asaja Teruel, José Manuel Cebollada.

En opinión de Roche, las peritaciones de Agroseguro están siendo “generosas”. No obstante, pidió que se contemple la “excepcionalidad” de las dos últimas cosechas “porque de otra manera, en las zonas más áridas de la provincia de Teruel se terminará por no sembrar y el seguro agrario es la única herramienta para paliar la situación que tenemos”.

Las ruinosas cosechas de las dos últimas campañas están generando “problemas de liquidez” en los agricultores, que además están “de muy mal humor porque nunca se habían enfrentado a una situación como esta”, según Cebollada.

La última junta directiva de Asaja calculó que la subida de los costes de producción se sitúa en un 30 % debido al aumento de los precios de la mano de obra, la maquinaria, los talleres, los fertilizantes... Sin embargo, “se da la paradoja”, dijo Cebollada, de que la tonelada de cebada se está pagando a 200 euros cuando hace dos años llegó a alcanzar los 360. A esto se suma el incremento de los requisitos para producir.

“Se está produciendo una autodestrucción de la agricultura en Europa, en España y en Teruel. En otros países no se está cumpliendo con ninguna normativa, se cultiva sin mesura y sin limitación, mientras que a nosotros no nos dejan de imponer controles para garantizar la trazabilidad”, argumentó Cebollada.

En su opinión, esta es la causa de que cada vez se incorporen menos jóvenes al campo junto a la carencia de servicios públicos, como los sanitarios y educativos. Por eso cree que Teruel será una de las provincias en las que más pronto se noten los efectos del abandono de la agricultura y la ganadería.

Cebollada confía en que el nuevo consejero de Agricultura, Ganadería y Alimentación, Javier Rincón Gimeno, atienda a las solicitudes de ayuda de las organizaciones agrarias. “Es un hombre que conoce la administración pública y, si se deja aconsejar por los profesionales del campo, será fácil que lleguemos a acuerdos”, aseguró.

En otro ámbito, desde el departamento informaron recientemente de que están pendientes de pago 74 expedientes de modernización de explotaciones (a los que hay que sumar 48 en Huesca y 54 en Zaragoza) y 36 de instalación de jóvenes agricultores (más 18 de Huesca y 47 de Zaragoza). La administración no respondió a la pregunta del diputado socialista Marcel Iglesias sobre cuándo se procederá a su abono ni cuál es la cantidad global pendiente de pago.

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