La gran riada del barrio de La Estrella

“Según los datos oficiales, el alcalde de Mosqueruela participa con fecha 10 al Sr. Gobernador civil que en la noche del 9, un barranco situado a la parte norte de citado barrio de La Estrella se desbordó inundándolo por completo y hundiendo 36 casas en las que se supone que han fallecido 26 personas”.

Esta noticia fue recogida por la prensa turolense pero, en general, se escribió muy poco sobre esta tragedia humana en los periódicos de la época debido, entre otras razones, al alejamiento del barrio de las rutas principales de comunicación y de grandes centros urbanos, además de estar metido en un valle entre el agreste paisaje del Maestrazgo. Es evidente que si el suceso hubiera ocurrido en la actualidad y dada su trascendencia, hubiera sido reproducido y explicado con todo tipo de detales a los cuatro vientos.

Hay que destacar que entre La Estrella y el pueblo de referencia, Mosqueruela, median una veintena de kilómetros de tal manera que, a finales del mes de mayo, algunas personas que asisten andando a la romería hasta la ermita de la Virgen de La Estrella, suelen quedarse a dormir y regresar al día siguiente a Mosqueruela.

El fragmento que hemos entrecomillado al principio corresponde a la noticia, realmente breve, que aparecía publicada en el periódico turolense La Crónica sobre el “desastre” que se produjo exactamente la tarde del 9 de octubre de 1883 con lo que mañana se cumplen exactamente 140 años de lo que se llamó el Diluvio de La Estrella, un barrio, como otros muchos que hay todavía  en la provincia de Teruel perteneciente al municipio de Mosqueruela que se encuentra justo en la raya con la provincia de Castellón de la Plana.

Ahora bien, el río, aunque en la información se le designaba como “barranco”, que ocasionó la riada aquella tarde, fue el Monleón -Montlleó en valenciano- que nace en Puertomingalvo en los montes del Maestrazgo y que la mayor parte del año baja seco o solamente corre un hilo de agua, pero que aumenta su caudal enormemente cuando hay tormentas repentinas y fuertes como las que se suelen dar en verano.

Además, en su cauce se acumularon con el paso del tiempo  todo tipo de ramajes, troncos, yerbajos… que retenían, a modo de embalse, las aguas de tormenta a lo que hay que sumar que La Estrella se encuentra  en una zona hundida. Todos estos factores hacían –y hacen- de La Estrella un lugar peligroso y apropiado para avenidas y riadas.

Al día siguiente de los hechos, según varias fuentes,  más de “cien braceros”, vecinas y vecinos, la mayoría de Mosqueruela, junto a autoridades municipales, guardia civil… se desplazaron hasta La Estrella siguiendo sendas y caminos impracticables por estar arrasados por la tormenta con el fin de conocer de primera mano el suceso e iniciar las tareas de desescombro.

Al parecer  estos trabajos de quitar barros y de búsqueda de las personas desaparecidas, finalizaron once días después y para entonces se tenían hallados e identificados 21 cadáveres, cinco los daban por desaparecidos arrastrados por las aguas y escombros y nunca fueron encontrados. De las 26 víctimas once eran infantes: 4 niños y 7 niñas. Todos los cadáveres fueron enterrados en el cementerio de este barrio de Mosqueruela.

Junto a las pérdidas humanas que fueron las más importantes y dolorosas, hay que subrayar la desaparición de otros bienes como las viviendas familiares cuyas paredes no aguantaron el empuje del agua, puentes arrastrados por la corriente, ganado ahogado, cultivos desaparecidos…. En fin la ruina del Barrio.

Sin embargo, pese a este duro contratiempo La Villeta, nombre con el que también es conocido el Barrio de La Estrella, no se vino abajo. Podríamos pensar que la inundación, con los consiguientes desastres habría significado el hundimiento de La Estrella y su desaparición como núcleo poblado, pero no fue así ya que con el paso de las décadas la población creció. De acuerdo con  diferentes nomenclátores, de 153 habitantes en 1857 pasaba a 193 en 1900, esto es, había crecido más de un 25%. Todavía avanzaron más sus efectivos demográficos con el paso del tiempo porque en 1960 andaba por las 239 personas que creemos que fue el momento más álgido de población.

Ahora bien, los años 60 significaron ya el descenso continuo pues 10 años más tarde (1970) el cómputo total era de 146 habitantes censados. Es en esta década, coincidiendo con el fenómeno de la emigración del campo a la ciudad en España,  cuando se inicia un descenso muy pronunciado del censo de La Estrella, similar al que se produjo en otros territorios dedicados a la agricultura y ganadería.

Esta imparable despoblación no pudo con los más resilientes, con los más tozudos  a abandonar La Estrella como Sinforosa Sancho y Martín Colomer, actualmente nonagenarios, que hasta hace unas semanas eran los únicos residentes del Barrio. Por consejo de familiares y dada su avanzada edad, se han marchado finalmente al pueblo vecino de Villafranca del Cid ya en Castellón. Según diversas fuentes, llevaban treinta años siendo los únicos habitantes de La Villeta y viendo pasar a los vecinos que iban abandonando la pedanía. Lamentablemente otro despoblado más en toda la provincia y no será el último que vean nuestros ojos.