Escena de 'Cristo y Rey'
Cuando comencé a ocuparme de esta sección, tomé la decisión de escribir solo sobre aquello que realmente me gustara. Hoy, tras 40 semanas de Pantallazos, voy a romper mi promesa.
Los hados televisivos han hecho coincidir en el tiempo tres series dedicadas a artistas españoles de diversa índole que suponen un regalo para el adicto a las sobremesas del Sálvame.
Pero no seamos esnobs y aflojémonos el nudo de la corbata, por mucho que atenten contra la intelligentsia, debemos reconocer que estas series son un pasatiempo adictivo del que resulta difícil escapar.
No solo de poesía vive el hombre y, de vez en cuando, viene bien regocijarse con las bondades de un entretenimiento desacomplejado (incluso, escatológico), uno de esos que no alimentan el alma, pero sirven para matar el hambre.
Una de las ficciones estrella con que desembarca la plataforma SkyShowtime en nuestro país es el biopic dedicado al veterano actor y cantante Miguel Bosé, que cuenta con el respaldo de la propia estrella.
Tras sus desafortunados comentarios acerca del coronavirus, la serie prometía ahondar en la vida privada de una figura abonada a la polémica y los excesos desde su juventud. Por desgracia, el resultado es un ejercicio demasiado convencional y blanqueado, que sabrá a poco a los fans que busquen indagar en el lado oscuro del “amante bandido”.
Sin duda, el plato fuerte de Bosé son las interpretaciones del protagonista que hacen los actores Iván Sánchez y, sobre todo, José Pastor. El primero incorpora una versión madura del cantante, mientras que el segundo se ocupa de evocar, de manera magistral, a un Miguel Bosé joven e ilusionado que lucha por abrirse un hueco en el mundo del espectáculo.
La recreación de las actuaciones televisivas y la posibilidad de ver a auténticos dobles de figuras de la época como José María Iñigo o los padres del artista, Luis Miguel Dominguín y Lucía Bosé, supone un atractivo añadido para los amantes de la nostalgia.
A principios de enero, Atresplayer Premium presentaba su primera gran apuesta del año. Una ficción basada en hechos reales que narra la historia de dos grandes mitos de la cultura popular española, la actriz y cantante Bárbara Rey (Belén Cuesta) y el artista circense Ángel Cristo (Jaime Lorente).
Cristo y Rey arranca en 1979, en plena transición española. En ese escenario se encuentran los dos protagonistas: ella, la musa del destape e icono sexual de una generación, y él, el mejor domador de fieras del mundo. Juntos forman la pareja del momento, un matrimonio problemático que desembocará en una espiral de infidelidades, drogas y malos tratos.
Por si fuera poco, se suma al culebrón todo un jefe del estado, campechano para más señas, que no esconde su condición de amante “real”.
Nacho es el estreno más arriesgado de Atresmedia y, a mi juicio, uno de los que mejores resultados obtiene. Una recreación lúbrica y festiva de la popular estrella del porno Nacho Vidal (encarnado por Martiño Rivas) desde sus primeros pasos en la sala Bagdad de Barcelona hasta su coronación como icono mundial del cine para adultos.
A través de ocho capítulos, los responsables de la serie imprimen un estilo febril y un tratamiento espídico del personaje que remite a clásicos modernos como Boogie Nights o la imprescindible El lobo de Wall Street.
Para los que echan de menos el talento interpretativo de Vidal, estén atentos al cameo de 25 centímetros que pone broche final al primer episodio. El resto de espectadores, los más cuerdos y sensatos, seguiremos aguardando con ansia el único biopic que puede lograr arrebatarnos el sueño por las noches… el de Chiquito de la calzada.
Los hados televisivos han hecho coincidir en el tiempo tres series dedicadas a artistas españoles de diversa índole que suponen un regalo para el adicto a las sobremesas del Sálvame.
Pero no seamos esnobs y aflojémonos el nudo de la corbata, por mucho que atenten contra la intelligentsia, debemos reconocer que estas series son un pasatiempo adictivo del que resulta difícil escapar.
No solo de poesía vive el hombre y, de vez en cuando, viene bien regocijarse con las bondades de un entretenimiento desacomplejado (incluso, escatológico), uno de esos que no alimentan el alma, pero sirven para matar el hambre.
Una de las ficciones estrella con que desembarca la plataforma SkyShowtime en nuestro país es el biopic dedicado al veterano actor y cantante Miguel Bosé, que cuenta con el respaldo de la propia estrella.
Tras sus desafortunados comentarios acerca del coronavirus, la serie prometía ahondar en la vida privada de una figura abonada a la polémica y los excesos desde su juventud. Por desgracia, el resultado es un ejercicio demasiado convencional y blanqueado, que sabrá a poco a los fans que busquen indagar en el lado oscuro del “amante bandido”.
Sin duda, el plato fuerte de Bosé son las interpretaciones del protagonista que hacen los actores Iván Sánchez y, sobre todo, José Pastor. El primero incorpora una versión madura del cantante, mientras que el segundo se ocupa de evocar, de manera magistral, a un Miguel Bosé joven e ilusionado que lucha por abrirse un hueco en el mundo del espectáculo.
La recreación de las actuaciones televisivas y la posibilidad de ver a auténticos dobles de figuras de la época como José María Iñigo o los padres del artista, Luis Miguel Dominguín y Lucía Bosé, supone un atractivo añadido para los amantes de la nostalgia.
Cristo y Rey
A principios de enero, Atresplayer Premium presentaba su primera gran apuesta del año. Una ficción basada en hechos reales que narra la historia de dos grandes mitos de la cultura popular española, la actriz y cantante Bárbara Rey (Belén Cuesta) y el artista circense Ángel Cristo (Jaime Lorente).
Cristo y Rey arranca en 1979, en plena transición española. En ese escenario se encuentran los dos protagonistas: ella, la musa del destape e icono sexual de una generación, y él, el mejor domador de fieras del mundo. Juntos forman la pareja del momento, un matrimonio problemático que desembocará en una espiral de infidelidades, drogas y malos tratos.
Por si fuera poco, se suma al culebrón todo un jefe del estado, campechano para más señas, que no esconde su condición de amante “real”.
Cuando el tamaño sí importa
Nacho es el estreno más arriesgado de Atresmedia y, a mi juicio, uno de los que mejores resultados obtiene. Una recreación lúbrica y festiva de la popular estrella del porno Nacho Vidal (encarnado por Martiño Rivas) desde sus primeros pasos en la sala Bagdad de Barcelona hasta su coronación como icono mundial del cine para adultos.
Ocho capítulos
A través de ocho capítulos, los responsables de la serie imprimen un estilo febril y un tratamiento espídico del personaje que remite a clásicos modernos como Boogie Nights o la imprescindible El lobo de Wall Street.
Para los que echan de menos el talento interpretativo de Vidal, estén atentos al cameo de 25 centímetros que pone broche final al primer episodio. El resto de espectadores, los más cuerdos y sensatos, seguiremos aguardando con ansia el único biopic que puede lograr arrebatarnos el sueño por las noches… el de Chiquito de la calzada.