Reconozco que, las más de las veces, los pocos más de dos mil caracteres dan demasiado poco para explicarte bien. Eso hace que, o no te entiendan, o te expliques mal. Por eso ese afán de dejar algunos discursos abiertos, con ciertas licencias poéticas que algunos consideran inusuales para un artículo de opinión. Desde este rinconcico que se nos presta a algunos, nuestra influencia es la que es, y tampoco los egos, por pequeños que sean, pueden entrar en esos dos mil caracteres.
Digo esto como introducción de lo difícil que es expresar tu opinión si, además, utilizas ciertos subterfugios como juego, como forma de deslindar el mensaje, en lugar de acotarlo para que se pueda entender mejor.
También creo, por otra parte, que hay muchas cosas que son más difíciles de explicar que de entender. Y que el juego y cierta polémica es indisoluble si quieres dar que hablar un poco.
Así pues, con esto de la opinión, independientemente de cómo esté redactada, podemos tener problemas en algunas ocasiones por temas más o menos intrascendentes; o podemos tener una agradable semana por temas supuestamente polémicos y que ahondan en la llaga.
En algunas ocasiones, en revistas locales, blogs, programas festivos... se cuelan estos artículos, más o menos de difusión, con más o menos carga ideológica, y aparecen los que yo denomino los "dueños de Nada".
Nada es un imperio chiquitico, de cientos o un par de miles de habitantes, a veces incluso más, un imperio lleno de súbditos que hablan mucho en el bar pero que otorgan su voto solemne y libremente. Los dueños de Nada procuran que Nada no cambie y que, si cambia, sea debido a circunstancias exteriores. Los dueños de Nada no suelen presentarse a las elecciones. Así que su mayor tarea es hacer poco a cambio que que Nada siga como está. Y uno de los factores principales para que ocurra ésto es intentar descalabrar otras opiniones o visiones de Nada. No hace falta estar en la cloaca, aquí es más fácil y directo. Aunque les voy a decir una cosa, no siempre funciona, sobre todo cuando tienes Algo que contar y el futuro pueda dictar la sentencia justa.