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Óscar Robres, tatuador: “Me gustaría que Teruel fuese cada vez más uno de los epicentros del tatuaje en España” Óscar Robres, tatuador: “Me gustaría que Teruel fuese cada vez más uno de los epicentros del tatuaje en España”
Óscar Robres en su estudio de tatuajes de Teruel

Óscar Robres, tatuador: “Me gustaría que Teruel fuese cada vez más uno de los epicentros del tatuaje en España”

El mosqueruelano se abre paso en la capital turolense con la técnica de línea fina, una de las más demandadas
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El arte del tatuaje ha evolucionado enormemente en los últimos años, y cada vez más personas buscan plasmar en su piel diseños significativos. En Teruel, un joven tatuador está adentrándose en el sector con un estilo muy particular: la línea fina y el microrealismo. Óscar Robres, nacido en Mosqueruela en 1998, comenzó en el mundo del arte dibujando retratos por encargo, pero una sugerencia casual lo llevó a comprar su primera máquina de tatuar. Hoy, su trabajo se ha hecho un nombre en Teruel y empieza a llamar la atención en Zaragoza y Valencia.

-Empezó en el mundo del tatuaje hace relativamente poco. ¿Cómo fue ese proceso?

-Pues sí, llevo un par de años tatuando. Todo empezó porque siempre me ha gustado mucho dibujar. Durante mi etapa universitaria hacía retratos por encargo, pero cuando empecé a trabajar en una empresa, ya no tenía tanto tiempo para hacerlos. Una amiga me sugirió comprar una máquina de tatuar y probar, y la verdad es que el hobby se me complicó un poco, porque al final me enganchó completamente hasta día de hoy.

- Pasar del papel a la piel tiene que ser un cambio enorme. ¿Cómo fue la primera vez que tatuó?

-Cambia totalmente. Cuando dibujas, puedes borrar y volver a empezar, pero en la piel no puedes ir atrás. La primera vez que cogí la máquina, pensé que esto no era para mi. Me puse muy nervioso, sentí que no sabía dibujar. Pero con el tiempo, la práctica y la constancia fui mejorando y sintiéndome poco a poco más seguro con mi trabajo. Al principio solo se animaron a probar amigos y gente cercana, unos pocos valientes, pero después me di cuenta de que se me daba bien la línea fina y que había una oportunidad ahí, porque en Teruel no había muchos tatuadores especializados en este estilo y aquí el boca a boca tiene un gran papel.

-Ha mencionado la línea fina, un estilo muy demandado actualmente. ¿Por qué se decantó por él?

- Siempre me ha gustado más que otros estilos. Cuando yo me hacía tatuajes, elegía diseños de línea fina porque me parecen más estéticos y elegantes. Creo que ha sido un poco el boom de nuestra generación, como los tribales en los 2000. Es un tatuaje discreto, fino, que hasta la gente a la que no le gustan los tatuajes se anima a hacerse.

-¿Qué es lo más difícil de la línea fina?

-No hay margen de error. En un tatuaje con sombras puedes corregir si algo no queda perfecto, pero en la línea fina no. Si alguien me trae la firma de su abuela para tatuársela, tiene que salir exacta. Es un trabajo de precisión y concentración al 100%.

- ¿Hay algún diseño que disfrute especialmente hacer? 

-El microrealismo. Es un estilo que me encanta y en el que quiero especializarme más. Son tatuajes muy detallados pero en pequeño formato, como la cara de un perro, un león, una escultura… Me parece un reto increíble, y cada vez me lo piden más.

- ¿Tiene algún tatuaje soñado que le gustaría hacer?

-Me encantaría hacer una escultura, como el David de Miguel Ángel en microrealismo. Es algo muy complicado y no mucha gente pide algo así, pero sería un reto increíble.

- ¿Hay algo que nunca tatuaría?

-Sí, simbología política extrema, jamás. También intento disuadir a los chavales de quince años que vienen queriendo tatuarse el nombre de su novia o novio. Les doy mi opinión ya que esto se queda en la piel para siempre y no es algo que yo haría.

- En Teruel parece que hay una fuerte demanda de tatuajes relacionados con la identidad de la ciudad. ¿Ha notado eso?

- Muchísimo. La estrella mudéjar, sin duda, es el tatuaje que más he hecho. Es un diseño geométrico que parece simple, pero en realidad es complicado porque tiene que salir perfecto. Me encanta hacerlos porque, aunque soy de Mosqueruela, llevo diez años viviendo en Teruel y me siento parte de aquí.

- Teruel es una ciudad pequeña. ¿Eso dificulta el hacerse un nombre como tatuador?

-Yo siempre digo que es un arma de doble filo. Si haces un buen trabajo, el boca a boca funciona muy rápido y enseguida te conocen. Pero si lo haces mal, también. En mi caso, ha sido una ventaja porque creo que he trabajado bien y en poco tiempo he conseguido que mucha gente confíe en mí.

- Normalmente la gente va a tatuarse a grandes ciudades ¿Han venido clientes de fuera de Teruel?

-Sí, ha venido gente de Zaragoza a tatuarse, y en marzo voy a estar unos días en un estudio de allí haciendo colaboraciones. Poco a poco me voy dando a conocer más allá de la provincia.

- A largo plazo, ¿qué le gustaría conseguir?

-De momento estoy encantado con la oportunidad que me dio Ronny Morán, del estudio Glass Monkey en el que trabajo, pero mi sueño es abrir mi propio estudio en Teruel. Quiero que la gente deje de pensar en Valencia o Zaragoza cuando se trata de tatuajes y empiece a considerar Teruel como una referencia. Me gustaría que fuera un sitio donde nuevos tatuadores puedan empezar y formarse. Además, también me encantaría extenderme a otras ciudades.

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