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El viento causó el accidente del avión en el que murieron dos personas en Mosqueruela El viento causó el accidente del avión en el que murieron dos personas en Mosqueruela
Foto del ultraligero sobre Mosqueruela poco antes de estrellarse tomada desde otra de las aeronaves que hacía la ruta

El viento causó el accidente del avión en el que murieron dos personas en Mosqueruela

La CIAIAC concluye que faltó planificación por las condiciones atmosféricas
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El viento, a causa de las condiciones atmosféricas que había, hizo perder el control del ultraligero que el 8 de abril de 2022 se estrelló en el término municipal de Mosqueruela con el resultado de dos muertos. A esa conclusión ha llegado el informe final de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil (CIAIAC), que considera que en el fatal desenlace contribuyó la falta de planificación en la ruta porque las condiciones meteorológicas no eran las adecuadas en esa zona por las turbulencias que provocan las llamadas “ondas de montaña”.

La aeronave, que había partido del aeródromo de Igualada, hacía una ruta junto con otros tres ultraligeros con destino a Almería. Tras aterrizar en Vinaroz (Castellón) en una primera parada, iban a realizar un segundo vuelo hasta el aérodromo de Requena (Valencia), donde pensaban hacer una segunda parada.

Eligieron volar por el interior en lugar de hacerlo por la costa porque había un aviso NOTAM (Notice to Air Missions/Aviso a las misiones aéreas) que indicaba una zona restringida en su ruta. Al sobrevolar el término municipal de Mosqueruela, la aeronave de modelo Tecnam P96, con matrícula EC-FA 1, se estrelló contra el suelo, se incendió y murieron sus dos ocupantes.

La investigación de los expertos, según el informe definitivo que ha hecho público la CIAIAC, ha llegado a la conclusión de que la causa del accidente fue “la pérdida de control de la aeronave debido a la entrada en pérdida en vuelo a baja altura y velocidad, en zona montañosa y en condiciones de viento desfavorables”. Considera que contribuyó también la “falta de adherencia a los procedimientos de vuelo visual” y la “falta de preparación”.

En la investigación se ha constatado que la previsión meteorológica indicaba la existencia de una “zona de turbulencia moderada con onda de montaña en el lugar del accidente”, puesto que los registros meteorológicos evidenciaron “corrientes ascendentes y descendentes de la masa de aire” en el lugar.

El grupo de aeronaves que realizaba la ruta modificó la misma hacia el interior, ya que la tenían planificada por la costa, por el aviso NOTAM existente que les impedía hacerlo por donde tenían previsto.

El informe de los expertos argumenta que “en la preparación del vuelo no se tuvo en consideración el mapa meteorológico de baja cota ni la orografía del terreno”, y que la aeronave tenía “alta potencia antes del impacto”, conclusión a la que llegan tras el examen del motor.

La CIAIAC señala que una de las aeronaves que acompañaba el vuelo de la otra accidentada realizó un viraje a izquierdas “para remontar la cadena montañosa del lugar del accidente en otro punto, pues de no hacerlo no sería capaz de remontar la montaña que tenía visualmente delante”. El informe incorpora una fotografía tomada por este otro ultraligero antes de que la aeronave siniestrada se precipitara al suelo.

Este otro piloto tuvo la sensación, según su testimonio, de que las condiciones de viento “empuajaban la aeronave hacia el suelo”, y que por eso viró hacia un punto menos elevado para conseguir remontar la montaña.

Las ondas de montaña que provocaron las turbulencias se producen debido a un fenómeno de inversión térmica, que según el informe es lo que causó el accidente unido a que no se tuvo en consideración la altura del terreno, “pues se evidencia que la aeronave EC-FA1 volaba a una altitud media de crucero de 5.000 pies cuando en la ruta atravesarían zonas montañosas con alturas de alrededor de 5.000 pies”.

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