José Manuel Salafranca, autor del libro 'Nombres cambiados, ovnis y contactados': "Tengo documentados 15 casos de avistamiento de ovnis en la carretera de Caspe"
En el libro explica su experiencia en el Cife de Alcañiz, grupo que en los 80 investigó sobre fenómenos extraños
José Manuel Salafranca Espinosa acaba de presentar su libro Nombres cambiados, ovnis y contactados, que narra su experiencia en el Colectivo para la Investigación de Fenómenos Extraños (Cife), creado a finales de los años 80 en Alcañiz por un grupo de aficionados a los fenómenos extraños. El grupo llegó a tener 40 miembros, pero solamente duró unos tres años. De aquella experiencia ha surgido este libro.
-¿Qué era el Colectivo para la Investigación de Fenómenos Extraños?
-Era un grupo nacido en el año 1988 y que se creó para investigar distintos fenómenos extraños. En principio estábamos más de 40 personas que trabajábamos e investigábamos sobre distintos temas, aunque, finalmente, nos decantamos unicamente hacia el avistamiento de OVNIs.
-¿Cómo evolucionó el grupo?
-Como era muy difícil ponerse de acuerdo entre tanta gente, el grupo se quedó reducido a unas 12 personas. Fueron errores de juventud
-¿Qué narra en el libro?
-Explico mi paso por el grupo durante los tres años que duró su andadura y que no terminó de la mejor manera posible, porque prácticamente se terminó convirtiendo en una secta, ya que había cosas que rozaban lo peligroso.
-¿Qué tipo de cosas?
-La gente empezaba a razonar de una manera que no era la correcta. En definitiva, se dieron un compendio de situaciones que nos llevaron a deshacer el grupo, porque ocurrían hechos que podían llegar a ser fruto del inconsciente.
-Decir que estuvo a punto de convertirse en una secta es muy grave.
-Yo cuento los tres años en que estuve en el grupo y todo lo que escribo es bajo mi punto de vista. Quizá el de otros es distintos, por eso matizo que lo que narro son mis impresiones.
-¿Mantienen todavía contacto los miembros del grupo?
-Con todos no, aunque con algunos hemos retomado las salidas al campo.
Avistamientos
-¿Hubo avistamiento de OVNIs en ese periodo?
-Hubo avistamientos bastantes veces. En el libro relato algunas de ellas.
-¿Y hay zonas donde habitualmente se suelen avistar?
-Sí, en la carretera de Caspe, a la altura de la balsa de los pastores. Ahora estoy recopilando casos para hacer un libro sobre distintos casos, y ya tengo documentados al menos 15 en el mismo lugar y en diferentes años.
-¿Y anécdotas que no llegaron a ser y lo parecían?
-En el libro salen algunas de ellas. Una vez nos llamó el alcalde de Valdeltormo y nos pidió que fuéramos para solucionarles un problema que tenían, cuando nosotros a lo que íbamos era a investigar, no a solucionar nada. Recogimos al alcalde en el bar y llegamos a la plaza, que estaba a reventar de gente que nos estaban esperando. Estando allí, unos chavales se fueron con unas motos a unas montañas y se pusieron a hacer el indio, y ahí nos dimos cuenta de que aquello no era un avistamiento, y el alcalde se quedó tranquilo.
-¿Y experiencias propias?
-En el libro cuento lo que viví con el Cife, no lo que me ha ocurrido a mí, es decir, temas que pueden corroborarse, porque los viví junto con otras personas. Mi intención es contar las experiencias propias en una segunda parte, pero será después de someterme a una regresión mediante una sesión de hipnosis, a ver qué puede sacarse de allí, que estoy convencido que algo saldrá.
-¿Qué es lo que le ha llevado a escribir este libro?
-Hace un tiempo aparecieron por aquí unos investigadores del País Vasco que hicieron un reportaje sobre unos grabados que hay en el Cabezo del Moro de Valmuel. Colgaron el trabajo en Youtube y en los comentarios algunas personas empezaron a decir que en Alcañiz hubo una vez un grupo que hacía misas negras, que sacrificaba animales... una serie de barbaridades que me llevaron a decidirme a escribir para explicar que nada de eso era verdad.
Llamar la atención
-¿Por qué se decía todo eso de ustedes?
-A la gente le gusta mucho hablar y de un grano de arena hacen un castillo. Lo que más me molestó es que hablaran de sacrificios de animales.
-¿Un grupo así a finales de los años 80 llamaría mucho la atención entre la gente?
-Sobre todo le llamaba la atención a la Guardia Civil, porque siempre salíamos al mismo sitio en el campo y, cuando lo hacíamos íbamos con nuestros coches todos los días y a la misma hora. Así que era extraño que todos los días aparecieran 10 o 12 coches andando por la carretera y metiéndose por caminos. Se pusieron a investigar sobre lo que estábamos haciendo, aunque nunca llegó a pasar nada.
-¿Y entre la población, no les veían como unos bichos raros?
-Nosotros nos veíamos en una cafetería del pueblo, lo hacíamos igual que podía hacerlo cualquier otro grupo, y luego salíamos por ahí y llevábamos una vida normal. No éramos nada raro.
-¿Como valora ahora, más de 30 años después, esa experiencia?
-Aunque la cosa no acabó bien, recuerdo con mucho cariño aquella época de mi vida. Tenía 18 años y estas cosas impactan mucho. Yo era el más joven de todos, porque en el grupo había personas que tenían más de 70 años.
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