Daniel Ayala, restaurador de la Fundación Teruel-Dinópolis: "Crear dinosaurios me ha hecho perder el miedo a los grandes volúmenes"
"Galveosaurus lo he mostrado tumbado para que el visitante pudiera verlo de la forma más cercana posible"Daniel Ayala es el conservador y escultor de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis, de cuyas manos han salido la mayoría de los dinosaurios a tamaño real que se exhiben en Tierra Magna. Su último trabajo ha sido un ejemplar de Galveosaurus tumbado que parece querer reincorporarse.
-Usted ha devuelto a la vida a los dinosaurios hallados en Teruel con esculturas a tamaño real y que da la impresión que tienen movimiento. ¿Cómo lleva semejante reto?
-Primero como una oportunidad por el hecho de estar trabajando en la Fundación Dinópolis como restaurador. Mi inquietud y vocación por la escultura desde siempre me ha llevado a esto. Al final esto ha supuesto hacer esculturas de dinosaurios a su tamaño natural.
-¿Cuántos lleva ya hechos?
-Míos son diez, más las crías de Iguanodon que formaron parte también del proyecto. Son los que están en Tierra Magna de Dinópolis, y luego habría que añadir pequeñas reconstrucciones que he hecho desde 2008.
-¿Qué técnicas emplea para hacerlas?
-Todo se basa en la documentación, en mucho estudio y en seguir las indicaciones de los paleontólogos.
-¿Dónde ha aprendido a hacer estas esculturas gigantescas?
-No me he formado en ningún sitio específicamente para hacer estas culturas. Digamos que partiendo de los conocimientos muy vagos que pudiera adquirir en la carrera, luego es ya la inquietud, el empaparme mucho de información durante muchísimos años, el probar materiales, no tener miedo a probar nuevas herramientas, y también pasión por lo que te gusta. Que tu trabajo forme parte de tu pasión, incluso a nivel de ocio, que sea casi como tu hobby, es muy importante para no decaer y poder dedicarle el tiempo que haga falta a investigar y a probar.
La escultura
-¿Cómo aborda cada escultura?, porque se esmera en dar un gran realismo a los animales representados.
-Tener en cuenta la parte científica es muy importante. Está genial que una vez que tienes toda la documentación te puedas basar en ella para crear algo, pero por otro lado te tienes que ceñir exclusivamente a esos datos, es decir, no puede haber creatividad en el tamaño y la morfología de los dinosaurios. Eso te permite centrarte en esa información y luego intentar explotar los datos al máximo para lograr siempre el mayor realismo que te permite el tiempo que tienes para poder realizarlos.
-Ninguna de esas reconstrucciones son estáticas, todas transmiten movimientos, ¿cómo lo consigue?
-Yo, desde siempre, desde que estaba en la carrera, en Historia del Arte veía cómo las esculturas, de Bernini por ejemplo, tenían ya no solo un gran realismo sino muchísimo movimiento. Años después cuando por mi profesión he estado implicado en la paleontología, vi que a nivel escultórico podía llegar a trasladar esa sensación de movimiento, porque a fin de cuentas todo lo que se mueve está vivo y lo que no lo hace acaba muriendo. Entonces siempre me ha gustado mucho todo lo referente al movimiento, tanto a nivel corporal personal como a nivel artístico a la hora de expresar. Creo que los animales, en este caso los dinosaurios, son el mayor reflejo de vida y de movimiento. Hacerlos era una manera de poder representar eso, el movimiento, y más en un nicho en el que cuando se representan esculturas de gran tamaño siempre ha habido como ese miedo a la representación de grandes envergaduras o volúmenes con mucho movimiento o con estructuras que desafían la gravedad. Por eso me gustó la idea de ir creando grandes dinosaurios en movimiento e ir perdiendo el miedo a esos grandes volúmenes intentando ir a más, hacia un nuevo reto siempre.
-El último que ha hecho, Galveosaurus, es impresionante porque está tumbando al haber caído al suelo, pero al verlo uno tiene la sensación de que no para de moverse para intentar reincorporarse. ¿Le costó lograr ese efecto?
-Queríamos representar a un gran animal de otra forma a como lo habíamos hecho hasta ahora, y pensamos en hacerlo tumbado de manera que el visitante pudiera verlo lo más cerca posible. La forma de expresar movimiento así era no mostrarlo muerto sino caído e intentando incorporarse.
La mirada
-Uno tiene la sensación de que el dinosaurio te está mirando a los ojos
-La mirada es muy importante y me gusta darles un punto de expresión a los ojos. Los materiales utilizados son muy importantes, en este caso ojos de cristal, que hacen como que la mirada te siga desde cualquier punto de vista y eso hace que interactúe con el público.
-Los detalles son increíbles, ¿cuántas escamas tiene?
-No las he contado, pero se hicieron durante dos o tres semanas de manera ininterrumpida.
-¿Qué ha sido lo más complicado de hacer en esta escultura?
-Siempre es el planteamiento de la zona de trabajo y el volumen, sobre todo, por las dimensiones del animal cuando se trata de un dinosaurio de quince metros. Eso es muy complicado de manipular.
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