Pamplona tiene activa desde hace años una cosa que se llama la Mesa General de los Sanfermines. Leo en la web del Ayuntamiento que “está integrada por más de medio centenar de asociaciones, colectivos o entidades relacionados directamente con la fiesta o representativas del tejido social de la ciudad” y también, como es lógico, por representantes de los partidos políticos.
Además, esta Mesa General de los Sanfermines cuenta con tres subgrupos: Mesa de Calle, Mesa de Cultura y Mesa del Encierro.
Pero aún hay más. De cara a las fiestas de 2022, cuando se venía de la pandemia, se abrió un correo electrónico para que los ciudadanos pudieran aportar ideas y discutirlas después en las diferentes mesas. Se recibieron 119 propuestas. Participación ciudadana a tope.
Cuando una fiesta es un emblema de una ciudad deja de ser una mera fiesta y trasciende mucho más allá. Por eso, aplaudo este tipo de instrumentos que, estoy seguro, suman ideas y planteamientos que acaban convirtiéndose en exitosos. Y, lo más importante de todo, permiten trabajar en equipo. Los de los toros con las peñas y los del comercio con los de la hostelería.
Igual no sería mala idea bucear un poco en lo que hacen en Pamplona y traer un modelo similar a Teruel.
Eso, por ejemplo, hubiera permitido pensar desde diferentes prismas cómo afrontar la fallida implantación de los vasos reutilizables o cómo volver a llenar a reventar la plaza del Ayuntamiento en el acto del Campanico. Y, si vamos un poco más allá, cómo darle una vuelta a la programación de las Fiestas del Ángel para introducir novedades o arreglar lo de la elección del concurso del cartel, que no le convence a casi nadie.
Las peñas, la Soga y la Baga o el Ayuntamiento pintan mucho en esta fiesta, pero también los peñistas de a pie e incluso los que se van a la playa.
Teruel tiene una fiesta singular y única y que siga y se mejore es cosa de todos.
P.D.: Queda pendiente un informe sobre el impacto económico. Seguro que a algunos les abre los ojos sobre la importancia de la Vaquilla.
