No digo que sea imposible, pero sí muy complicado, encontrar a turolenses que nunca hayan participado activamente en algunas de las movilizaciones de Teruel Existe.
La plataforma fue, desde finales de 1999, una marca registrada que asumimos como propia las personas que queremos un futuro mejor para el territorio en el que hemos nacido o decidido vivir.
Teruel Existe ha sido, sin lugar a dudas, el mejor grito para denunciar nuestra situación, el mejor eslogan publicitario para darnos a conocer y la mejor campaña turística de nuestra provincia. Y todo, a coste cero. Pero las cosas ahora han cambiado y cambiarán mas en los próximos años.
Lo que ahora es una agrupación de electores, ha decidido dar un nuevo paso y lleva camino de convertir la marca en un partido y, eso, aunque algunos no quieran reconocerlo, modifica el escenario.
Los militantes activos de otras formaciones ya no ven una plataforma de la gente -de toda la gente-, sino un rival o un aliado, según los casos.
No seré yo quien valore la conveniencia o el error del paso dado por la agrupación. Se ha hecho por unanimidad de los miembros más activos y eso tiene mucho valor.
Lo que sí me pregunto desde esta semana es si no ha llegado el momento de desligar una cosa con la otra. Es decir, que los impulsores, promotores e interesados en ir a los comicios de 2023 busquen un nombre diferente con el que concurrir a las urnas.
Que de esta forma, el nombre Teruel Existe siga siendo de todos, independientemente del voto de cada uno y que la aventura que se emprendió yendo al Congreso y al Senado, con defensores a ultranza, pero también con muchos críticos, lleve derroteros diferentes.
Y creo que sería bueno porque Teruel Existe, aún en las actuales circunstancias, es un sueño y un patrimonio de todos los que amamos, defendemos y luchamos por nuestra tierra, sin importar la tendencia o el color político. Teruel Existe por un lado y el partido de la agrupación de electores por el otro sería lo suyo en el momento actual.
