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El bisturí de Mendia tuvo un efecto calmante en el equipo El bisturí de Mendia tuvo un efecto calmante en el equipo
Los jugadores del equipo celebran uno de los goles de ayer en Subiza. CD Teruel

El bisturí de Mendia tuvo un efecto calmante en el equipo

Atinada gestión de vestuario, alineaciones y cambios en un momento difícil

Al entrenador del CD Teruel, Unai Mendia, le llegaba la visita a casa del colista en un momento delicado. En lo competitivo, con el equipo alejándose de la zona noble de Segunda RFEF. Pero, sobre todo, en lo futbolístico y lo humano, para este domingo a la entrada de Pamplona compartimentos muy relacionados. El partido ante el Ejea dejó señalados al portero Taliby y al central Iván López, sospechoso también días antes en Barbastro. Amarrar los puntos en Navarra podría empujar a alguien menos templado a darle un meneo al once inicial.

Pero de temple va bien pertrechado el guipuzcoano. Se le vino otra mala noticia, en forma de baja, el capitán Cabetas para más infortunio. Ni por ésas. Si las cosas vienen así, normalidad y pocos retoques. Taliby al arco, López al centro de la zaga, acompañado por Axel. Lo que hay, a jugar en su sitio. Y cuando las tarjetas amenazan, otra sesión de cirugía; al descanso Iván llevaba amarilla, y alguna molestia. Entra Dufur, hormigón armado en la defensa, y a seguir adelante.

Operación de urgencia

La última de Mendia en la victoria ante el Subiza vino en los minutos de mayor sufrimiento del equipo, al principio de la segunda parte. A lomos de su tendencia a ir al ataque, el Teruel se descosió, y entró en una fase de partido en la que las distancias entre líneas se hicieron eternas. Por ahí llegó el uno a dos de los navarros, y una sensación incluso de que la victoria podría irse por el sumidero. Cualquier entrenador habría elegido la opción fácil, cemento en la medular y en la defensa, diez metros hacia atrás y a cerrarse para defender.

Tampoco por ahí camina de momento el libreto del de Beasaín. Después de tres semanas de ausencia, el extremo diestro Moha recuperaba ayer su sitio en la convocatoria con ganas, además, de volver a pisar la hierba. Así que, en otra decisión de gestión de fútbol, de vestuario y de futuro, el entrenador apostó por el hispanomarroquí para mandar un doble mensaje: nadie se acula, todos deben juntarse y la pelota es un bien preciado. Le Normand al centro, y a volver a empezar.

El cambio tuvo un efecto prácticamente inmediato. El Teruel volvió a ordenarse, dejó de dar opción a los navarros en espacios intermedios abiertos, y tuvo tiempo además de salir en algunos contragolpes para buscar la sentencia. Por el camino, además, dejó de sufrir, y los ataques del Subiza fueron perdiendo intensidad, reiteración y presencia para que el equipo, finalmente, viviese un final casi tranquilo en camino hacia su primera victoria lejos de Pinilla. Fruniz y Serrano terminaron de sanar las heridas que quedaban por suturar.

Minutos para todos

De un problema y un riesgo, de una victoria que se pudo ir y de una serie de elecciones que podrían haber señalado a algún futbolista, Unai Mendia saca tres puntos, la redención de su portero y sus jóvenes centrales, un buen aporte de Cervera, más rotación de centrocampistas y delanteros e incluso la convocatoria de Lucas Beltrán, que tomó el sitio del también tocado Febas. En resumen, minutos para todos y buenas sensaciones para alargar lo máximo posible una plantilla corta.

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