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Síntomas de ‘lesión medular’ en el CD Teruel Síntomas de ‘lesión medular’ en el CD Teruel
Imagen del encuentro de ayer en Gobela. CD Teruel

Síntomas de ‘lesión medular’ en el CD Teruel

El déficit atacante afecta ya al medio campo del equipo de Mendia
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El primer cambio del CD Teruel en el partido del sábado en Gobela mostró con meridianda claridad el problema al que se enfrentará Unai Mendia de cara a las próximas fechas. Poco después de la media hora del choque hubo de retirarse con lesión uno de los centrocampistas del equipo, Asier Parra, que dejó su sitio a Anton Fruniz. A los del centro del campo turolense les tocó un partido de repetición de esfuerzos hacia atrás, hacia propio campo, para poder frenar los contragolpes del equipo local.

Porque, en no pocas ocasiones, los acercamientos del Teruel terminaban de manera reiterada en un mal pase, un mal servicio desde tres cuartos que originaba una rápida salida a la contra del Arenas. Eso que se llama no terminar las jugadas. En una de ésas ya le tocó a Parra cargarse con una tarjeta amarilla. Poco después dejaba su sitio a Fruniz. También debieron enfundarse el mono de trabajo, y brillar menos que de costumbre, los otros dos centrocampistas titulares, Marí y Le Normand, el francés también con amarilla temprana por otra rectificación irregular a destiempo.

Pagaron ellos, al final, el que está resultando ser el punto más débil de este Teruel de inicio de temporada. Tres empates en las tres jornadas iniciales habían permitido compensar con orden y trabajo colectivo el déficit persistente que presenta el equipo en la zona de creación y tejido de fútbol atacante, esos veinte metros entre el centro del campo y la delantera en los que se cocina el gol y, al fin y al cabo, se marcan diferencias en este deporte. Lo de Getxo fue más explícito; sólo los laterales ofrecieron algo de salida ofensiva por banda. Y Peru fue un islote cuyo trabajo, infatigable y siempre útil, no encontró jamás premio.

La precipitación posterior

Así que los rivales, conscientes de por dónde sangra el Teruel, le someten a un castigo físico inicial que les suele dar buen resultado (ayer el Arenas metió el segundo gol más rápido de su historia, al medio minuto de juego) y que obliga a los de Mendia a un sobreesfuerzo que provoca, además, errores por la precipitación de buscar el empate. Le pasó ayer otra vez a Taliby, que peca en no pocas ocasiones de aventurarse demasiado arriba con demasiada rapidez. Leyó bien que el equipo estaba en bloque alto y que le vendría bien mantenerse ahí a través de un balón largo y rápido. Pero ejecutó mal, regaló el esférico y provocó un dos a cero que ya fue imposible de recuperar. Mucho que corregir.

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