Los andorranso han empezado el año de la mejor manera con dos victorias y tres empates. Andorra CF
El Andorra suma otra victoria para meterse en el podio de la categoría (0-1)
El solitario gol de Moha en el minuto 63 le permite al conjunto de Carlos Gil seguir invicto
El Andorra se mantiene invicto tras llevarse los tres puntos de su visita a Brea, donde cosechó la segunda victoria de la temporada gracias a un solitario tanto de Moha Bouayadi mediado el segundo tiempo. La fortaleza defensiva del equipo, que ya es el menos goleado del grupo aragonés de Tercera RFEF, después de haber tenido que recoger el balón de su portería una sola vez en los cinco primeros encuentros ligueros, volvió a ser clave para que los de Carlos Gil se impusieran en un duelo muy competido.
Los locales habían envuelto el partido en el ambiente lúdico y participativo de las fiestas del pueblo. Llevaron más público del habitual al Municipal de Piedrabuena y, por momentos, no parecieron para nada ser un equipo que todavía no conoce la victoria y que está en la cola de la clasificación tras haber sumado solo dos puntos de los quince disputados.
Empezó el partido con ambos equipos observándose mutuamente antes de decidirse a hincarse el diente buscando profundidad ofensiva. Pero lo cierto es que esta fase se alargó más de lo que los espectadores hubieran deseado y lo que parecían unos compases iniciales de tanteo acabó por convertirse en la tónica general de toda la primera mitad.
La lucha por hacerse con la posesión del balón se mantuvo igualada hasta mediado el primer tiempo, cuando los locales se hicieron algo más con el control del esférico. Sin embargo, tener más el cuero no fue sinónimo de crear ocasiones, ya que fue el Andorra el que hizo virtud del repliegue para desplegar sus alas en ataque en rápidas transiciones a la mínima que se le presentaba la oportunidad.
Solo en los diez últimos minutos del primer tiempo el partido se abrió un poco, ya que el cansancio que se iba acumulando en ambos equipos esperando el ya cercano descanso descosió las costuras tácticas y el centro del campo fue más un lugar de paso que el escenario de la batalla por hacerse con la iniciativa como había sido hasta entonces.
Pero tampoco llegar algo más a las áreas se tradujo en ocasiones claras en ninguna de las dos áreas. Los intentos de penetrar por banda nunca consiguieron nada mejor que centros laterales en los que las defensas y los porteros siempre ganaron la partida a los atacantes, y el primer tiempo expiró con el resultado inicial. Ninguna sorpresa para los presentes en Piedrabuena a tenor de como se había desarrollado una primera mitad trabada y de perfil bajo.
No era brillante el partido pero sí suculentos los tres puntos que ponía en juego, tan necesarios para el Andorra en su propósito de estar arriba como para el Brea en su necesidad de salir de abajo. Por ello el segundo tiempo cambió pronto los parámetros que habían sido invariables en el primero, y el progresivo paso adelante que dieron los turolenses empezó a ser la clave que escondió el destino final de los tres puntos.
Primero de forma tímida y luego ya con mayor atrevimiento, el Andorra fue estirando paulatinamente líneas hasta hacer que el partido se jugara en la parcela del Brea. A punto estuvieron de pagarlo caro los de Carlos Gil cuando a los once minutos de la reanudación un disparo desde la lejanía de Yeray se quedó cerca de encontrar el camino entre los tres palos del marco de Javito, pero superado el susto no tardó en llegar la recompensa para el equipo que más méritos estaba haciendo para adelantarse.
Corría el minuto 63 cuando un ataque del Andorra derivó en un balón suelto en la frontal del área, donde Moha no se lo pensó dos veces a la hora de ensayar un disparo de puntera que se coló en la portería de Raúl Monforte haciendo estéril su estirada.
Verse por delante en el marcador dio aplomo sobre el campo al Andorra, para el que el tiempo empezó a correr a su favor en un partido en el que el único movimiento del marcador tampoco cambió la tónica de igualdad que reinó durante los noventa minutos. El Brea no bajó los brazos y, tras recuperarse del golpe moral del tanto encajado, apuró sus opciones de alcanzar las tablas para rescatar cuanto menos un punto.
Pero los de Carlos Gil, con el trabajo hecho en ataque, priorizaron su esfuerzo defensivo para conservar hasta el final una mínima renta que tampoco renunciaron a ampliar. Solo una vez los locales amenazaron seriamente con el tanto de la igualada. Fue en el minuto 82, cuando una buena acción combinada del Brea terminó en un centro envenenado al área pequeña, donde Reinis conectó un remate de cabeza que se marchó fuera por poco cuando el público de Piedrabuena ya celebraba el gol.
No le vino mal el susto al Andorra, que pudo recordar a tiempo que el partido no estaba cerrado y que había que extremar la atención defensiva hasta el último suspiro. Llegó este una vez transcurridos los cinco minutos de añadido que indicó el colegiado, cuyo pitido final sonó con el mínimo pero valioso 0-1 que dio al Andorra tres puntos que lo colocan tercero en la tabla.
La próxima jornada, el Andorra recibirá al Atlético Monzón con el propósito de brindar por fin a su afición el primer triunfo en casa, hasta ahora el único lunar de la temporada.
Los locales habían envuelto el partido en el ambiente lúdico y participativo de las fiestas del pueblo. Llevaron más público del habitual al Municipal de Piedrabuena y, por momentos, no parecieron para nada ser un equipo que todavía no conoce la victoria y que está en la cola de la clasificación tras haber sumado solo dos puntos de los quince disputados.
Empezó el partido con ambos equipos observándose mutuamente antes de decidirse a hincarse el diente buscando profundidad ofensiva. Pero lo cierto es que esta fase se alargó más de lo que los espectadores hubieran deseado y lo que parecían unos compases iniciales de tanteo acabó por convertirse en la tónica general de toda la primera mitad.
La lucha por hacerse con la posesión del balón se mantuvo igualada hasta mediado el primer tiempo, cuando los locales se hicieron algo más con el control del esférico. Sin embargo, tener más el cuero no fue sinónimo de crear ocasiones, ya que fue el Andorra el que hizo virtud del repliegue para desplegar sus alas en ataque en rápidas transiciones a la mínima que se le presentaba la oportunidad.
Solo en los diez últimos minutos del primer tiempo el partido se abrió un poco, ya que el cansancio que se iba acumulando en ambos equipos esperando el ya cercano descanso descosió las costuras tácticas y el centro del campo fue más un lugar de paso que el escenario de la batalla por hacerse con la iniciativa como había sido hasta entonces.
Pero tampoco llegar algo más a las áreas se tradujo en ocasiones claras en ninguna de las dos áreas. Los intentos de penetrar por banda nunca consiguieron nada mejor que centros laterales en los que las defensas y los porteros siempre ganaron la partida a los atacantes, y el primer tiempo expiró con el resultado inicial. Ninguna sorpresa para los presentes en Piedrabuena a tenor de como se había desarrollado una primera mitad trabada y de perfil bajo.
No era brillante el partido pero sí suculentos los tres puntos que ponía en juego, tan necesarios para el Andorra en su propósito de estar arriba como para el Brea en su necesidad de salir de abajo. Por ello el segundo tiempo cambió pronto los parámetros que habían sido invariables en el primero, y el progresivo paso adelante que dieron los turolenses empezó a ser la clave que escondió el destino final de los tres puntos.
Primero de forma tímida y luego ya con mayor atrevimiento, el Andorra fue estirando paulatinamente líneas hasta hacer que el partido se jugara en la parcela del Brea. A punto estuvieron de pagarlo caro los de Carlos Gil cuando a los once minutos de la reanudación un disparo desde la lejanía de Yeray se quedó cerca de encontrar el camino entre los tres palos del marco de Javito, pero superado el susto no tardó en llegar la recompensa para el equipo que más méritos estaba haciendo para adelantarse.
Corría el minuto 63 cuando un ataque del Andorra derivó en un balón suelto en la frontal del área, donde Moha no se lo pensó dos veces a la hora de ensayar un disparo de puntera que se coló en la portería de Raúl Monforte haciendo estéril su estirada.
Verse por delante en el marcador dio aplomo sobre el campo al Andorra, para el que el tiempo empezó a correr a su favor en un partido en el que el único movimiento del marcador tampoco cambió la tónica de igualdad que reinó durante los noventa minutos. El Brea no bajó los brazos y, tras recuperarse del golpe moral del tanto encajado, apuró sus opciones de alcanzar las tablas para rescatar cuanto menos un punto.
Pero los de Carlos Gil, con el trabajo hecho en ataque, priorizaron su esfuerzo defensivo para conservar hasta el final una mínima renta que tampoco renunciaron a ampliar. Solo una vez los locales amenazaron seriamente con el tanto de la igualada. Fue en el minuto 82, cuando una buena acción combinada del Brea terminó en un centro envenenado al área pequeña, donde Reinis conectó un remate de cabeza que se marchó fuera por poco cuando el público de Piedrabuena ya celebraba el gol.
No le vino mal el susto al Andorra, que pudo recordar a tiempo que el partido no estaba cerrado y que había que extremar la atención defensiva hasta el último suspiro. Llegó este una vez transcurridos los cinco minutos de añadido que indicó el colegiado, cuyo pitido final sonó con el mínimo pero valioso 0-1 que dio al Andorra tres puntos que lo colocan tercero en la tabla.
La próxima jornada, el Andorra recibirá al Atlético Monzón con el propósito de brindar por fin a su afición el primer triunfo en casa, hasta ahora el único lunar de la temporada.
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