Una mirada joven al ideal del progreso sostenible desde el arte
El campus universitario de Teruel estrena la exposición ‘Mail Me Sustainability Art’Casi cuarenta obras de otros tantos creadores podrán verse en la Sala de Exposiciones del Edificio de Vicerrectorado del Campus Universitario de Teruel, hasta el 30 de septiembre, en la muestra Mail Me Sustainability Art.
La selección corresponde a las obras artísticas participantes en el concurso Mail Me Sustainability Art de la Universidad de Zaragoza, convocado por el Laboratorio de Sociedad Circular Society Lab.) en colaboración con la Fundación Antonio Gargallo.
Entre ellas estarán las obras de las artistas ganadoras de la segunda edición de este concurso. Se hizo con el primer premio la estudiante arandina de Bellas Artes en el campus turolense, María Miguel Bueno Mamibu, por su trabajo Siendo medio, soy mensaje; seguida por la artista vizcaína Miriam Inza por Rasca y pierde; y por Sara Rodríguez y Jugatx Artorkia, terceras por Tundra, y procedentes también del País Vasco.
La exposición, organizada por la comisaria Irene Covaleda y por Alexia Sanz, coordinadora de Circular Society Lab, reúne en realidad obras de las dos ediciones del concurso, ya que la pandemia impidió que se realizara la exposición el año pasado.
Sociedades sostenibles
Mail Me Sustainability Art es un concurso artístico dirigido a creadores de todo el ámbito nacional, que participan a través de una postal con la que invitan a reflexionar sobre el medio ambiente, el consumo, las formas en las que nos comunicamos y el desgaste que imprime en el ser humano la sociedad actual, sobreacelerada con respecto a otras épocas.
Las obras, presentadas todas en ese original formato de postal, se basan sin embargo en varias técnicas, desde la ilustración a la instalación pasando por la fotografía o la pintura. Se presentaron artistas de toda la geografía nacional, con especial presencia de artistas jóvenes o estudiantes.
Según la comisaria, Irene Covaleda, “la mayor parte de las obras se dirigen más hacia la idea del cuidado de los recursos naturales, aunque también hay propuestas sobre el consumo y la sostenibilidad. También hay crítica e ironía hacia el sistema económico y social en el que estamos atrapados”. En este sentido la exposición constituye un termómetro sobre “las preocupaciones que tienen los artistas jóvenes en relación al medioambiente y la sostenibilidad”.
El proyecto recoge el testigo del Mail Art, entendido como una tendencia artística que se presenta a mediados de los años sesenta, al darse un interés creciente por formar parte de una red de comunicación común. Este canal introduce la intervención de los espacios, además de ser portador de un mensaje que en muchas ocasiones establece interacción entre varios individuos y permite la expresión libre y la circulación de multitud de documentos, ideas y materiales que se conjugan. “La intención que define inicialmente al Mail Art es el de crear un circuito de intercambio de piezas artísticas. Ray Johnson y la New York Correspondance School normalizan el canal del correo postal como el medio que predominó en los envíos”, explica Irene Covaleda.
Cerca de 40 obras
La muestra fue inaugurada durante la tarde de ayer y permanecerá durante la segunda quincena del mes de septiembre en la Sala del Vicerrectorado de Teruel. Son casi 40 obras entre las dos ediciones del concurso, y además está previsto que se edite un catálogo, que incluirá las piezas presentadas en la segunda.
Mail Me Sostoinability Art es la manifestación artística del proyecto del Laboratorio de Sociedad Circular sobre sostenibilidad que se lleva a cabo desde el campus turolense de la Universidad de Zaragoza. Recientemente se ha publicado un artículo sobre el proyecto en Journal of Cleaner Production, una de las publicaciones de referencia en desarrollo medioambiental y sostenible.
Los responsables del Laboratorio realizaron un trabajo de autoinforme a los propios artistas participantes en la primera edición del concurso, de la que obtuvieron valiosas conclusiones. A este respecto, Alexia Sanz, coordinadora, explicó ayer, durante la inauguración, “hemos detectado que existe una actitud de crítica en el sentido de que se detecta la necesidad de un cambio cultural, quizá hacia modelos de producción más amigables con los ecosistemas. Pero es más una crítica suave que una protesta abierta”. Y no es que falten los mensajes artísticos más alarmistas o proclives a la acción inmediata, “aunque los que predominan son los que, de algún modo, retardan la práctica transformadora” en el sentido de que son optimistas sobre el tiempo que tenemos para adoptar ese cambio. “Digamos que muchos de los jóvenes asumen la responsablidad que tienen en el cambio, pero al ser una responsabilidad compartida queda de algún modo diluida”.
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