‘VersÁRTil’, o cómo los géneros artísticos se funden, se reinventan o quedan olvidados
La segunda muestra de Especies de Espacios reflexiona sobre los formatos menos convencionalesLos estudiantes de Bellas Artes en el campus de Teruel Rafael Muñoz Bertolín, Lucía Alcaine García, Carles Ortuño Benavent, June Bakeriza, Iván López Cortés y Rafaella Corvetto Osorio son los autores de VersÁRTil, la segunda de las exposiciones previstas en el ciclo Especies de Espacios 2024. La muestra se inauguró ayer en el espacio ArTEsala, en el Edificio de Bellas Artes, y podrá visitarse hasta el 13 de febrero.
La segunda colectiva del ciclo que reúne piezas de estudiantes de Metodología de Proyecto:âÂÂÂÂÂÂÂÂEspacio, de 3º del grado de Bellas Artes, gira en torno a la diversidad en los géneros artísticos y en aquellos que en mayor medida escapan a las clásicas disciplinas en las que se ha venido a compartimentar la producción artística. Los nuevos lenguajes artísticos surgen de la fusión de los antiguos y también de la invención de otros nuevos, auspiciados por los adelantos técnicos como sucedió hace más de un siglo con la fotografía.
El propio título, VersÁRTil, funde a su vez las palabras ART y versátil, que en su segunda acepción significa capaz de adaptarse con rapidez y facilidad a diversas funciones. Revise la primera acepción del término en el diccionario de la RAE, que probablemente no conocerá. Una pista:âÂÂÂÂÂÂÂÂlos calcetines son versátiles.
El caso es que la exposición está formada por seis piezas e instalaciones que presentan la estética personal de su creador desde diferentes medios y géneros poco convencionales, propios del arte contemporáneo y que son frecuentemente discutidos o puestos en duda.
Rafaella Corvetto Osorio no pudo estar presente en la inauguración, ya que se trata de una estudiante de Diseño de la Universidad Pontificia de Valparaíso con beca Erasmus que ya ha regresado a su Chile natal. Sin embargo Iván López Cortés leyó en su nombre un texto sobre su pieza, El mirar de la palabra.
Su pieza consiste en la edición única de un libro realizada a mano, en el que con tipografía irregular presenta unos versos que reflexionan sobre la mirada, el papel de la luz y de la perspectiva en la representación de los sentimientos.
Iván López Cortés presenta Chucho, una instalación consistente en un perro sin identificar, negro, sucio y abandonado, que descansa sobre unos cartones y restos de desechos urbanos. El estudiante se ha inspirado en el cine de serie B del último cuarto de siglo XX y en la estética de autores como George Romero y David Cronenberg. El observador es invitado a tocar, a acariciar y a mover al animal -que realmente es un peluche-. Según aclara el creador en la hoja de sala, “en un principio tenía pensado añadir sangre o vísceras, pero acabé por cogerle cariño al chucho, por lo cual dejé de lado esta idea, para que además el público pudiese encontrar más facilidad en tratar con la escultura”.
También se expresa a través de la instalación Lucía Alcaine García, con su pieza titulada Puntos de encuentro. ¿Nos define el café que nos tomamos cada mañana? El conjunto está formado por una mesa y unas sillas intervenidas a través de dibujo, pintura y escultura, con la intención de fundir las tres disciplinas y hacer difusos los límites entre ellas, “buscando comprender y resaltar las interrelaciones entre estas formas artísticas en el entorno tridimensional”.
Sobre la silla se sienta una figura humanoide formada por un conjunto de collages que proporcionan tridimensionalidad a la pintura que representa la figura humana. Temáticamente reflexiona sobre las conexiones entre nuestras acciones diarias -algo tan cotidiano como tomar un café por la mañana mientras se lee la prensa diaria- y la construcción de la identidad personal, con una intención más general de indagar sobre qué aspectos constituyen la naturaleza humana como identidad social e individual.
Alcaine ha echado mano de materiales reutilizados y reciclables, como papel o cartón, “porque además de añadir una capa conceptual adicional a la obra creada, demuestra cómo la convergencia de disciplinas artísticas puede alinearse con valores contemporáneos como la eco-eficiencia, la reducción de residuos y la reutilización de estos.
Con Blink, Carles Ortuño Benavent explora otra disciplina artística que bebe de otras como la fotografía, la arquitectura, el videoarte o la pintura convencional, el videomapping. Se trata de una versión simplificada de esta técnica, que consiste en proyectar imágenes, generalmente en movimiento, sobre estructuras arquitectónicas de forma que interactúa el factor bidimensional de la imagen proyectada, cual una secuencia de cine fuera, con la tridimensionalidad de una pantalla que en realidad es la fachada de un edificio o similar.
En su caso Ortuño proyecta una serie de imágenes de vídeo formadas por fractales y composiciones abstractas de tipo orgánico y lisérgico, sobre la ventana que forma el registro donde está ubicada una toma de emergencias de agua, dentro de la sala. Además la superficie de cristal ha sido intervenida con espejos y papel de diferentes texturas para romper la homogeneidad del cristal.
June Bakeriza también explora un género artístico relativamente poco conocido, al menos en la estética occidental. Se trata de una shadow box art o caja artística de sombras, a la que titula Tejidos. Podría definirse como un cuadro de pequeño tamaño, en la que tanto el motivo representado como el propio marco que contiene la obra son tridimensionales con un fondo de considerable tamaño, de forma que los diferentes planos del motivo como las sombras que proyectan entre sí y en interacción con el marco forman parte del objeto artístico.
Bakeriza juega con diferentes elementos de la anatomía humana, como un corazón realista, una figura femenina dibujada sobre papel y diferentes hilos de lana y papeles rojos y ocres que presentan los tejidos humanos, logrando un resultado estéticamente bello pese a lo escatológico de la composición.
Por último, en el centro de la sala puede verse Travesía geométrica, la propuesta de Rafael Muñoz Bertolín que combina instalación, escultura y también acción artística. Su autor define la pieza como una escultura interactiva formada por un paralelepípedo de hierro de planta rectangular, de dos metros de largo y alto y uno de ancho. El interior del volumen, que no tiene paredes, aparece trazado por gomas elásticas sujetas a las aristas metálicas, formando un entramado de hilos heterogéneo y caótico.
El espectador es invitado a introducirse dentro de la estructura y recorrerla de punta a punta, sorteando las cuerdas elásticas y deformándolas con su propio cuerpo para que estas se adapten a él. Muñoz explica en la hoja de sala que la temática de la escultura se centra en la exploración de la geometría en el arte, especialmente y de forma más explícita en el arte contemporáneo.
La exposición colectiva VersÁRTil, segunda de las cinco previstas durante el mes de febrero a lo largo del ciclo Especies de Espacios, permanecerá en ArTEsala hasta el martes 13. Ese día será retirada y se inaugurará la siguiente, a las 12 horas, titulada Mono no aware.
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