Toñín Lizana expone en uno de los museos de referencia en el arte de nuevo cuño
El alcañizano participa con seis piezas en el Mowna NFT Show, que reúne a 147 autores contemporáneosEl alcañizano Toñín Lizana es uno de los autores incluidos en la exposición temporal del Museo de Arte Salvaje de Nuevo Cuño (Mowna) de Nueva York, titulada Mowna NFT Show, que desde el 1 de febrero y hasta el 30 de abril expone obra digital NFT de 147 autores procedentes de 32 países. Además de exponerse en esta colección del Mowna, un museo virtual a través de internet, las piezas se encuentran en subasta en Opensea, uno de los mercados digitales y descentralizados más conocidos de los que ya existen especializados en activos digitales NFT.
El turolense Toñín Lizana participa en la exposición con seis piezas. Una de ellas es Cats will rule the world, una de las obras de animación que realiza con ayuda de una inteligencia artificial y música de Audionautix (Dubsteplight). La pieza, que puede verse en el portal opensea.io, es una animación de videoarte realizada a través de una inteligencia artificial que muestra diferentes rostros de gatos en una secuencia que recuerda al morphing tradicional.
Otra de las piezas con las que participa el alcañizano Toñín Lizana es Interestellar Travelers, una sobrecogedora animación realizada con las mismas técnicas que la anterior pero con motivos futuristas, robóticos y distópicos, que van evolucionando a través de un minuto y veinte segundos de animación. Además pueden verse Transición, Si supiera, El cuadro te observa y Viaje a las cascadas. Las seis piezas se subastan por 0.03 unidades de la criptomoneda ethereum, lo que al cambio suponen algo menos de 76 euros.
Estas animaciones forman parte del proyecto Recuerdos de una IA, que creó Toñín Lizana en 2020 con ayudar de una inteligencia artificial. La colección, que consta de 80 piezas, está creada con el concepto de que son recuerdos, construcciones mentales subjetivas, surrealistas y oníricas, que una máquina tiene de sí misma y de su pasado.
Un buen 2021
Toñín Lizana abre así por todo lo alto un 2022 que llega tras un espléndido 2021. Durante el pasado año el alcañizano apareció en el Prosthetic Reality V.2, considerado como el primer libro de Arte NFT editado en la historia -y que hacía referencia a la obra del turolense titulada Landscapes dreamed of by an AI. Además Lizana participó en festivales como el Supernova de Denver, el Façade Video Festival de Bulgaria, el Unreal Bonfires de Eslovenia, el Motile Art de la India, el One of World de la Miami Art Week o en The Block de Lisboa. Además puso imágenes a una composición musical de Borraine’s Water, entre otros trabajos y certámenes.
Artistas de gran proyección
Junto a Toñín Lizana exponen en Mowna NFT Show del Mowna de Nueva York. Según el catálogo editado por el Museo de Arte Salvaje y de Nuevo Cuño, se trata de artistas como Ayshia Taskin, cuya serie V.alpha combina pintura y técnicas digitales, y Pierre Gervois, un artista recientemente presentado en Art Basel Miami, cuyo trabajo explora El momento exacto en que tu mano toca la mejilla de un hombre blanco. Otros artistas se estrenarán en el espacio NFT, como Béatrice Coron, con The Fabulous Virus Collection y Trans-forms Collection muestran la calidad de un artista que ha estado presente en el Museo Metropolitano, y Jody Sperling, cuya coreografía y danza salvaje en human-sky-elm explora la relación entre los motores humanos y los sistemas ecológicos. También expone Mark Freeman, un cineasta cuyo trabajo se ha mostrado en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, y que ofrece películas de NFT como Body Without a Brain y Body/Bag.
El propio museo Mowna -cuya sede es exclusivamente digital, a través de www.mowna.org- admite que aunque no tiene claro que el arte NFT sea un fenómenos que haya llegado para quedarse y no se trate de una moda pasajera, su volumen actual y su naturaleza lo hacen tan interesante como para dedicarle una exposición temporal.
Obras de arte certificadas por la tecnología ‘blockchain’
El arte NFT hace referencia a piezas de arte digital, habitualmente -aunque no necesariamente- imágenes, videos o animaciones digitales. Su autenticidad está ligada a un certificado digital NFT (Non fungible token) que se expide con la compra-venta de este tipo de piezas. Los certificados NFT comparten la misma tecnología que las famosas criptomonedas, en el sentido de que su confiabilidad no viene respaldada por una institución centralizada que la garantiza -como ocurre con el euro y el Banco Central Europeo, por ejemplo-, sino por la blockchain, un concepto que se basa en que un tipo de registro sea compartido por tanta gente que sea imposible modificarlo o corromperlo ilegalmente sin hacerlo en millones de ordenadores de todo el mundo. De este modo, se puede entender la blockchain como un modelo mucho más democrático, ya que no son necesarios intermediarios institucionales.
Dicho de otro modo y de forma simple: alguien crea una obra de arte digital -una ilustración, un video, una composición musical...-, y aunque el archivo que lo contiene puede distribuirse a través de internet y puede llegar a verlo y disfrutarlo mucha gente, existe un certificado digital, otro archivo, que contiene una serie de datos como la identidad del autor, el propietario,el título o cuánto se ha pagado por la obra en cada transacción. El propietario que figura en ese certificado puede vender la pieza, utilizarla con fines comerciales o hacer con ella lo que autoriza la propiedad de un bien artístico de forma general.
Si hay un cambio de propietario -una venta o un regalo- o hay que modificar algún dato de ese registro digital, de ese NFT, se realiza a través de la tecnología blockchain. Miles de ordenadores de todo el mundo realizan y respaldan el cambio en otras tantas copias del archivo -a cambio de una pequeña recompensa en forma de criptomoneda, lo que se denomina minar-. De este modo, si un ciberdelincuente intentara cambiar el registro a su favor, poniéndose como propietario de un bien o modificando su precio arbitrariamente, el sistema rechazaría su registro porque no coincidiría con el resto. Y si intentara burlar la seguridad haciendo el cambio desde miles de ordenadores por todo el mundo, el gasto en equipos, electricidad e infraestructura sería tan elevado que al cambio saldría perdiendo.
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