Cecilia Raquel Martín expone en Cedrillas el resultado de toda una vida dedicada al arte
La muestra recoge una pequeña parte de la obra de la turolense, que a los 90 años sigue en activoCecilia Raquel Martín Blesa (Cedrillas, 13 de noviembre de 1932) es una artista integral porque ha hecho de la expresión plástica una forma de entender la vida. No la única, ni seguramente la más importante, porque en calidad de ama de casa y madre de cinco hijos los pinceles y el cincel, por no hablar de la formación en bellas artes, han tenido el tiempo muy racionado. Y aún así ha tenido tiempo para crear una ingente obra en pintura, escultura, instalación o artesanía, que ha realizado en las últimas décadas por encargo o de motu proprio, que ha trocado a cambio de los más diversos enseres y que hoy en día llenan su casa en Puerto de Sagunto o el chalet familiar que tiene en Castralvo, además de los hogares de su extensa familia, los Esteban Martín, y de numerosos amigos.
En donde no se ha prodigado demasiado Cecilia Raquel Martín es en las salas de exposiciones. El Casino de Teruel acogió una hace años, según recuerda Raquel Esteban, una de las hijas de la artista y hasta el año pasado gerente de la Fundación Bodas de Isabel. Y a partir de este viernes, 4 de agosto, parte de la obra de la turolense volverá a exponerse, en una muestra organizada y comisariada por sus familiares, y que con el título Una flor de la Sierra podrá verse hasta el 31 de agosto en el Museo de Cedrillas.
La muestra será una selección de piezas de diferentes disciplinas y técnicas, y además contará con un audiovisual donde pondrán verse otras creaciones que no pueden llevarse hasta Cedrillas, como trampantojos, piezas escultóricas o esculturas realizadas en rocas o árboles. En la casa familiar de Castralvo no hay un metro cuadrado que no esté intervenido por su desbordante creatividad. “Ella es arte puro por todos los lados, tiene una sensibilidad fuera de lo común y todo le genera una necesidad de expresarse”, afirma Raquel Esteban.
La familia es uno de sus ejes creativos y todos sus miembros tienen diversos retratos, pero además su inquebrantable curiosidad le ha hecho incursionar en numerosas técnicas y disciplinas. Desde yeso cristalizado hasta cincelado en madera, pasando por todas las técnicas pictóricas. Como ejemplo, su hija cita aquella ocasión “en la que viajó a Túnez y se enamoró de las cabeceras de las camas, alicatadas en azulejos, hasta el punto de que alicató todas las cabeceras de la casa familiar y de su casa en el Puerto de Sagunto”.
Cecilia Raquel Martín ha pintado desde niña, con colores escolares al principio, acuarela, cera y pastel después, y centrándose definitivamente en el óleo cuando aprendió su técnica, de forma autodidacta, como casi todo lo que ha hecho. Comenzó con bodegones, paisajes, y de ahí ha picoteado por numerosas temáticas y estéticas. La mayor parte de su obra es figurativa, aunque también ha flirteado con la abstracción, y tuvo una época impresionista. “Es una escuela que le va bien, porque ella casi no dibuja, apenas aboceta los cuadros, porque los compone casi completamente desde el color. Desde joven ha estado fascinada por la luz y el color”. “En ese momento, cuando descubrió a autores como Monet, aprendió que las cosas no tienen color, sino que este depende de la hora, la época o el estado de ánimo de quien observa”.
Su obra ha estado también muy influida por el mundo onírico de los surrealistas y por cierto misticismo, reflejado bien en sus numerosos cuadros iluminados a la luz de la Luna. Y aunque Raquel Esteban explica que “no es propiamente muy religiosa”, los temas trascendentales ligados al cristianismo, la vida o la muerte, han removido también las entrañas creadoras de la artista en numerosas ocasiones. “Ella es muy sensible al dolor, y tiene cuadros muy interesantes en relación a él”. Uno de ellos es un gran Cristo Salvador que donó a la iglesia de Cedrillas, en la que se observa a Jesucristo asistiendo a una mujer postrada, “que representa a su hermana menos, que murió muy joven de cáncer”. En su día también pintó un cuadro basado en la Piedad, en la que la virgen sostiene a un soldado de la guerra civil, con un fondo en el que se observan Los Arcos de Teruel destruidos por la contienda de 1936.
Artista autodidacta
Cecilia Raquel Martín ha sido fundamentalmente autodidacta, “ya que con cinco hijos que cuidar, cuatro de los cuales nacieron en el plazo de cinco años, no tenía demasiado tiempo para estudiar”, explica Raquel Esteban, que sin embargo sí que recuerda que hizo “una especie de curso” en la a la sazón Escuela de Artes y Oficios de Teruel. Cómo anécdota, Esteban cuenta que “cuando Mosén Ángel quiso restaurar
algunas figuras del retablo mayor de la Catedral preguntó en la Escuela por alguien que pudiera hacerlo bien, y la recomendaron a ella”. De hecho hablaron, pero por falta de tiempo para realizarlo en tiempo y forma la turolense no pudo asumir el encargo.
Su gran sensibilidad e inquietud ha sido la que le ha ido guiando por un camino sinuoso de aprendizaje. Su marido, Mariano Esteban, fue podólogo con consulta propia en casa y director de Lucha/Diario de Teruel, y por ambos motivos solía recibir la visita de numerosos artistas, curadores y aficionados al arte. “Como la casa estaba lleno de cuadros de mi madre, a todos les llamaba la atención, y siempre le daban consejos o recomendaciones de las que ella ha ido aprendiendo”.
Con noventa años cumplidos ese camino de aprendizaje todavía no ha concluido. Cecilia Raquel Martín sigue pintando e incursionando en nuevos campos, y como ya no tiene el brazo derecho demasiado ágil, ha aprendido a pintar con la izquierda. Uno de sus últimos cuadros ha sido una suerte de cómic, género que nunca había realizado, plasmado en un lienzo al óleo sobre la caída del Torico el pasado año. Es una de las últimas piezas que ha creado, y de las que podrán verse en Cedrillas. Y casi continuamente sigue realizando retratos o encargos para sus cinco hijos, nueve nietos y cinco biznietos.
La idea de reunir parte de su obra y exponerla al público ha surgido “porque a su familia nos parece muy bonito compartir todas las cosas que ha hecho con la gente, y que ella misma supiera lo buena que es y lo que hace disfrutar con su obra”. De ella, otros artistas han alabado su falta de complejos ni prejuicios académicos como una “expresión de pura libertad y autenticidad” (Ramón Boter), o de su capacidad para dignificar todo lo que ha tenido alrededor a través del arte. Según Gonzalo Tena, “es una pintora y escultora que pertenece al grupo privilegiado de artistas que ejercen su vocación sin preocuparse de que su trabajo sea exhibido ni comercializado. Eso se trasparente en su obra a la que llena de una rara libertad que muchas veces la acerca al surrealismo. Todo adquiere en ella una espiritualidad algo atormentada, y desde luego muy compleja, que es la esencia misma del alma humana”.
La propia Cecilia Raquel Martín estará presente este viernes en la inauguración de la exposición en Cedrillas, a partir de las 12 horas. A partir de ahí se baraja la posibilidad de que la exposición visite después de agosto otras salas de Teruel o del Puerto de Sagunto. Al mismo tiempo, se ha puesto en marcha la web www.craquelmartin.com, donde pueden verse algunas de las obras de la turolense.
Una afición heredada de Marcelino Martín, su padre
La familia de Cecilia Raquel Martín Blasco es prolija en miembros y en creatividad artística, ya que entre sus descendientes hay varios pintores, realizadores, actores o dramaturgos. Sin embargo a ella también le llegó por casta, ya que el primer antecedente artístico en la familia, al menos conocido, es según su hija Raquel Esteban el padre de Cecilia, el abuelo Marcelino Martín. “Le gustaba mucho dibujar y pintar”, recuerda Esteban.
“Era pastor y estaba siempre dibujando cosas en la tierra. De mayor le regalaron unos óleos y empezó a pintar cuadros... así que, seguramente, a mi madre le viene del abuelo Marcelino”, añade.
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