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Héctor Marín Manrique, catedrático de Psicología Evolutiva: “Tendríamos que volver al papel y el lápiz, regresar a un aprendizaje más manipulativo” Héctor Marín Manrique, catedrático de Psicología Evolutiva: “Tendríamos que volver al papel y el lápiz, regresar a un aprendizaje más manipulativo”
Rafael Royo (i) y Héctor M. Manrique a su lado momentos antes de iniciarse la conferencia del curso de evolución humana

Héctor Marín Manrique, catedrático de Psicología Evolutiva: “Tendríamos que volver al papel y el lápiz, regresar a un aprendizaje más manipulativo”

Asegura en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas que los “flujos de información” fueron clave en la evolución humana
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El catedrático de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Zaragoza en el Campus de Teruel, Héctor Marín Manrique, considera que habría que restar protagonismo a la tecnología en los procesos de aprendizaje y regresar a modelos más clásicos para no ser tan dependientes y forzar así las capacidades cognitivas. Manrique impartió este miércoles la conferencia Evolución de la cognición humana dentro del curso HomoCienciArte sobre evolución humana organizado por la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de Teruel, en el que expuso las hipótesis que está desarrollando con otros investigadores sobre las capacidades de los seres humanos para desarrollar el conocimiento, que se habría basado en la capacidad de nuestra especie para “transmitir información, asimilarla, recibirla y compartirla”.

“Tendríamos que volver al papel y al lápiz y a un aprendizaje más manipulativo”, dijo Manrique, desarrollando para ello las capacidades cognitivas que tiene nuestro cerebro frente a otras especies animales. Hizo este comentario momentos antes de impartir la charla, a partir de una reflexión sobre lo que supone el uso de las tecnologías avanzadas en el aprendizaje.

Abogó por implementar un modelo “más clásico” y creativo, que reconoció que hoy día está “demonizado”, e incluso de eliminar en parte la tecnología de las aulas. “No hace falta tanta tecnología”, aseguró el experto, puesto que regresar a ese modelo antiguo “es muy importante para el desarrollo de los niños, y también exigirte a memorizar”.

En cualquier caso reconoció que para que el abuso de las tecnologías pudieran influir en la capacidad cognitiva de los humanos, deberían pasar miles o cientos de miles de años “porque tenemos un peso de tres millones de años” de evolución y eso no va a ser revertido.

Lo que cambia actualmente es que “ahora se aprende de forma diferente y cargas menos información en tu cerebro porque confías en que está disponible fuera de tu mente” al contar con dispositivos como los móviles, que están siempre presentes en la vida de las personas.

Es lo que se llama mente extendida y hacia lo que tiende la humanidad porque se exige menos a la metacognición, que son los procesos de aprendizaje a partir de las experiencias. Manrique alertó de que se está exigiendo menos a esa metacognición, porque se deja parte del proceso de conocimiento a los dispositivos externos con los que trabajamos.

Prueba de ello serían los últimos datos que hay sobre la evolución del cociente intelectual. El experto aseguró que por lo general cada generación tiene un cociente intelectual más alto que la anterior, pero “eso está empezando a no pasar”. Señaló que eso ha sido así desde que se tienen registros del cociente intelectual, pero que los últimos indican que eso está cambiando.

“Son las primeras generaciones en las que esto no ocurre” al estar estabilizándose ese cociente de inteligencia, dijo. A su juicio, esto es debido en parte al uso de las tecnologías y al sistema educativo actual, “que no demanda tanto, yo creo, a nivel metacognitivo”, algo que va a convertir a estas personas en “más dependientes” de la tecnología, además de hacerlas “más vulnerables” porque se requieren de menos capacidades al disponer de ellas, pero en esa “parte extendida de tu mente” como son los instrumentos tecnológicos.

“Cuando no tengamos la tecnología nos va a costar mucho más adaptarnos”, argumentó, a la vez que aclaró que la tan de moda hoy día inteligencia artificial no lo es “porque no es inteligente”, al ser un sistema de procesamiento de información masiva que nada tiene que ver con la inteligencia.

Cognición humana

Estas reflexiones surgieron al hilo de la conferencia que impartió en el Campus de Teruel dentro del curso sobre didáctica y recursos en la enseñanza y aprendizaje de la evolución humana. Habló en su ponencia de lo que es la evolución de la cognición humana.

Explicó que lo que hace inteligente a los seres humanos es lo que se denomina memoria de trabajo, que es la capacidad de retener información por un tiempo y a partir de ahí resolver problemas complejos. Indicó que hay una hipótesis que “propone que la evolución humana, la complejidad tecnológica y cultural humana, se podría deber a un cambio en la capacidad de nuestra memoria de trabajo”, es decir, que la misma sería más potente por ejemplo que la de los chimpancés.

Ese cambio se produce con la especie Homo sapiens, aunque hay otra idea extendida de que los chimpancés también la tendrían y sería comparable a la de los humanos. Sobre esta cuestión Manrique indicó que los estudios que ha llevado a cabo con otros investigadores como Michael Walker, de la Universidad de Murcia, y Dwight Read, de la Universidad de California, apuntan que “el ser humano tiene mucha más capacidad de memoria de trabajo y los chimpancés tienen una capacidad mucho más limitada”. La idea contraria que han rebatido no estaría avalada por datos rigurosos sino por “malos diseños experimentales”, aclaró.

Durante los siete años que llevan trabajando en este ámbito han basado su hipótesis en lo que llaman las zonas de sorpresa contenida, que es la capacidad de asimilar cosas que no se esperan y de las que se aprende.

La mayoría de los mamíferos se guían por estímulos-respuesta y conductas estereotipadas, mientras que “el humano puede observar cosas nuevas y aprender de ellas, y esto se debe a que puede tolerar la sorpresa, lo que no es esperado”. Eso es lo que ha hecho que los humanos aprendan de esas experiencias y puedan acumular conocimiento, explicó el científico.

Sobre por qué esa memoria de trabajo desarrollada emerge en el ser humano, Manrique reconoció que era “muy difícil” de saber y argumentó que “podría tener que ver con la estructura de los grupos y cómo fluye la información”. Eso es lo que habría permitido un incremento del conocimiento a partir de un mayor flujo informativo entre individuos.

“Estamos trabajando sobre la hipótesis de que la clave en la evolución humana es el flujo de información, y el ser humano sapiens empieza, desde erectus, a amplificar la capacidad de transmitir información, asimilarla, recibirla y compartirla”, apuntó Manrique.

Aprendizaje

El profesor e investigador del Campus de Teruel y miembro del Grupo Beagle, Rafael Royo Torres, que abrió el ciclo de conferencias de este curso sobre evolución humana la semana pasada, indicó que el objetivo del mismo es abrir una reflexión sobre este tema y un debate que contribuya a la formación del alumnado de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, tanto de maestros como de psicólogos, “generando un aprendizaje sobre este tema”

Royo señaló que se busca aprovechar las sinergias del propio Campus con los investigadores que hay en el centro de forma transdisciplinar y multidisciplinar, y complementarlo con científicos de fuera, todos ellos de primer nivel al estar publicando en revistas de primer orden.

Destacó la variedad de ponentes que van a participar hasta el próximo 7 de mayo e indicó que esta es la primera edición con vocación de continuidad si funciona. En esta ocasión hay matriculadas 32 personas, entre docentes y alumnado, y además las charlas están abiertas al público en general aunque el horario es matinal al haber pensado en los estudiantes.

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