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Hernán Aldana: “El docente que ama a los alumnos trabaja todos los días para dar buenos consejos” Hernán Aldana: “El docente que ama a los alumnos trabaja todos los días para dar buenos consejos”
Hernán Aldana durante la sesión celebrada ayer en Teruel en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas

Hernán Aldana: “El docente que ama a los alumnos trabaja todos los días para dar buenos consejos”

El doctor en Biología muestra sus dotes como especialista en neuroeducación
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El doctor en Biología Hernán Aldana Marcos impartió este miércoles una conferencia en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas en el Campus de Teruel sobre neurociencia y educación. El objetivo de la charla se centró en aportar herramientas para abordar la diversidad en el aula y dotar a los futuros enseñantes de más y mejores recursos para implicar a sus alumnos. “El docente que ama a los alumnos trabaja todos los días para dar buenos consejos”, dijo el biólogo argentino y especialista en neuroeducación.

Hernán Aldana es un verdadero especialista en neurociencia y en motivar y sacar al exterior todo lo que un profesor debe tener para impartir la docencia. Alrededor de 180 estudiantes de Magisterio de las especialidades de Primaria e Infantil, y futuros profesores, se dieron cita para escuchar e interactuar con el biólogo argentino, que no paró de transmitir mensajes y conceptos motivadores para explorar las posibles carencias del alumnado y para ejemplificar la pasión con la que se tiene que implicar un docente que ame su profesión y quiera desarrollar totalmente su vocación. “La clave está en pensar siempre en el alumno”, expresó en uno de los mensajes Hernán Aldana.

Desde su punto de vista, no se tiene que dar nada por sabido y hay que explorar constantemente para encontrar el punto por dónde acceder a aquellos alumnos que tienen un nivel inferior o muestran carencias en el aprendizaje.

El docente

Varias son las consideraciones que debe tomar un maestro en el inicio de su actividad para poder abarcar y llegar lo más lejos posible en el alcance de los objetivos previstos.

Para empezar, es conveniente averiguar lo que sabe el alumno sobre aquello de lo que van a tratar los contenidos a enseñar, ya que el aprender, en muchas ocasiones, es volver a repetir y repasar, pues es “el factor más importante”, señaló el doctor en Biología. Esto es el primer escalón para cargar la memoria.

Otro de los aportes importantes es mejorar las clases pensando en el alumnos. Para ello, y como tercer paso, es necesario revisar las clases ya realizadas y pensando en los errores que se hayan podido cometer, para subsanarlos y que, en futuras clases, no volver a caer. Además, es preceptivo crear un clima óptimo y dotar de pasión cada uno de los actos o momentos en los que se tiene contacto con el alumno a través de las explicaciones. Tampoco debe faltar el buen humor y ser abierto, aunque con distancia, y poner en práctica la experiencia. Tener empatía, y profundidad en el conocimiento, ser cercano.

Todo ello sin rechazar la ayuda externa y de la propia infraestructura, pues ser único (buen profesor) no es suficiente para sacar adelante al grupo y se necesita la colaboración de muchos. “Si tu te abres, el alumno se abre”, clarificó el biólogo.

La conferencia se encuadra en una serie de jornadas promovidas por la Oficina Universitaria de Atención a la Diversidad diseñadas por la Universidad de Zaragoza para sensibilizar, abrir las mentes y obtener claves para gestionar la enseñanza y aprendizaje con cuerpo y mente.

Hernán también reveló algunos trucos para llegar mejor y ser más empático con los alumnos. El enseñante también debe practicar y aprender a enseñar, pues no todo es teoría sino que también la práctica (y la experiencia) son buenos elementos a aplicar.

Las características de un buen profesor no son innatas, ya que “la inteligencia es modificable”, afirmó Hernán Aldana y en ese sentido añadió que “el gran mérito de un docente es que los alumnos flojos lleguen al diez aprendiendo”.

El aprendizaje comienza desde la infancia ya que todo se aprende y todo se modifica, pero también “todo es mejorable”, puntualizó. En la infancia “todo deja marca de por vida”.

Como buen argentino y gran motivador, basó también sus arengas en la estimulación. Es necesario dar señales positivas en cada momento y por eso dirigió sus últimas claves a la disposición corporal y al lenguaje no hablado, pues el cuerpo también es un elemento que interviene en la enseñanza.

Los gestos de brazos y cabeza, movimientos de los ojos, el arqueo de las cejas para expresar o señalar cuando “vas a decir algo importante”. Mirar a la cara, directamente. También hizo un chequeo a la voz y sus distintas formas de expresión para situar o dar pistas y claves de aquello que hay que remarcar o contextualizar.

Y no paró de reir y hacer bromas, con el único objetivo de atraer la atención y mostrar la pasión sobre lo que verdaderamente se necesita para enseñar.

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