La ‘Santa Emerenciana’ barroca de Bisquert regresa a casa
El Museo de Teruel expone desde hoy la pintura de 1632 donada por los FerránDesde hoy miércoles ya puede disfrutarse en la Sala de Religiosidad del Museo Provincial de Teruel de la pintura Santa Emerenciana, del pintor barroco valenciano Antonio Bisquert (1596-1646), donada por los herederos de Francisco Ferrán. El cuadro es un óleo de 1632 que representa a la patrona de Teruel, y probablemente el único en el que aparece la mártir con un toro y una estrella entre las astas, el emblema turolense. Era propiedad de la familia Ferrán de Irizar Roncalés, que decidieron donarla al Museo de Teruel a la muerte de Francisco Ferrán hace ahora dos años.
Se cree que la pintura fue encargada por un particular en el Teruel del siglo XVII a Antonio Bisquert, pintor que desarrolló la mayor parte de su carrera en esta ciudad. De algún modo el cuadro acabó en un anticuario de Barcelona, y a mediados de los años cincuenta del siglo XX el abuelo de los Ferrán lo compró por encargo de su padre. La pintura viajó a Teruel y después a la casa en Zaragoza de la familia, y tras la muerte de Francisco Ferrán sus cuatro hijos decidieron donarlo al Museo de Teruel.
“Para nosotros es una suerte y un orgullo que el cuadro esté aquí y pueda ser disfrutado por la gente”, explicó ayer Francisco Ferran, uno de los cuatro hermanos que estuvieron presentes en el museo junto a uno de sus primos durante la presentación. “Aunque ahora vivimos en Zaragoza seguimos sintiéndonos turolenses, y nos ilusiona que este cuadro puede ser una excusa que mantenga vivo ese vínculo para nuestros hijos”.
Beatriz Ezquerra, directora del Museo de Teruel, agradeció el gesto de los Ferrán y explicó que se trata de una pintura importante para su colección permanente. “La desamortización del siglo XIX en Teruel no aportó obras artísticas para la creación de un museo de bellas artes, como ocurrió en otras ciudades, por lo que aquí no tenemos piezas de este tipo”. De hecho la única pintura que tiene el Museo Provincial es La Vaquilla del Ángel, de Salvador Gisbert (1851-1912). A partir de hoy, aunque en otra sala, estará acompañado por otro motivo muy turolense, Santa Emerenciana.
El profesor y crítico de arte Ricardo Centellas explicó que se trata de un cuadro importante, no solo porque es el primero de Bisquert que está en un museo o fundación pública o porque había permanecido inédito salvo una pequeña exposición sobre Bisquert en la que participó en 1995, sino porque representa “la recreación de la luz de la escuela sevillana de Zurbarán en la Extremadura aragonesa, donde no solía darse, y que gracias a Bisquert sí que existió”.
De hecho Centellas recordó que Antonio Bisquert fue un pintor brillante que desde Teruel irradió su pintura hacia el resto de territorios del reino de Aragón. “Esos territorios parecían muy lejanos al obrador de Zurbarán y sus maravillosos retratos de vírgenes de cuerpo entero, riquísimamente vestidas como reinas, que pueden verse en los grandes museos. Pero no lo estaban tanto”.
De hecho la calidad de Bisquert -cuya obra más destacada es el retablo de las Once mil Vírgenes, instalado en la Catedral de Teruel- era tal que “durante muchos años sus pinturas se confundieron con las de Jusepe Martínez (1600-1682)”, el mayor pintor aragonés del XVII y amigo de Velázquez. El descubrimiento de que algunos de los cuadros atribuidos a Martínez eran en realidad de Bisquert fue lo que motivó precisamente la exposición en 1995 donde pudo verse su Santa Emerenciana.
Esta pintura de 114x95 cm representa a la patrona de Teruel, pintada muy al estilo barroco de Zurbarán. “Ella está ricamente vestida como iría la hija de un duque”, explicó Centellas. Representa tres cuartos de su cuerpo, con ricos ropajes bermellón, chaqueta con galones anchos de oro y capa adamascada forrada de piel. Destacan los encajes del cuello, escote y puños, “seguramente importados de flandes”, y el collar, pendientes y broches cuajados de perlas.
Conforme a la iconografía típica barroca, en el halda aparecen las piedras que representan su martirio -Santa Emerenciana fue lapidada-, y en su mano aparece la palma, símbolo de los mártires. En lo que Bisquert se diferenció con respecto a la pintura habitual de Zurbarán y otros barrocos es que, en lugar de un fondo neutro, el valenciano plasmó algunos detalles para contextualizar a Santa Emerenciana y no dejar lugar a dudas.
En la esquina derecha aparece un toro con una estrella entre las astas en un recinto amurallado, simbolizando la leyenda fundacional de la ciudad. Y a la izquierda aparece una imagen de la propia lapidación de la santa, junto la tumba de Santa Inés representada por un templo circular, bajo un cielo gris en el que un ángel atraviesa un rompimiento de gloria portando una corona de flores, otro de los símbolos que caracterizaban a los mártires que habían vencido a la muerte.
La pintura se encontraba en buen estado, aunque el Museo Provincial realizó un examen que reveló deficiencias que comprometían su estabilidad estructural, por lo que se planteó una intervención centrada en los aspectos mecánicos, no tanto de pigmento o limpieza. El tratamiento realizado en el marco -un marco típico barroco pero que data del siglo XX, siendo neobarroco- proporciona la cohesión necesaria entre las distintas partes, y garantiza en el futuro la integridad material como soporte de la obra de arte, como explicó Pilar Punter, restauradora del Museo de Teruel.
Joaquín Juste, presidente de la Diputación Provincial de la que depende el museo, agradeció la donación “porque todos los turolenses van a poder admirar un gran cuadro del siglo XVII, de Bisquert, que además tiene como motivo la patrona de la ciudad”.
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