‘El hombre de Berlín’; la mirada ‘thriller’ y paranormal de Francisco Javier Aspas
El turolense aparca momentáneamente el género histórico en su sexta novela publicadaFrancisco Javier Aspas sigue siendo uno de los escritores turolenses más leídos y en su último libro, El hombre de Berlín (Kailas), trata de sorprender al público con su primera incursión en el thriller de ficción, alejándose de la novela histórica pero sin abandonar la ambientación de la Alemania nazi que conoce y recrea a la perfección.
El turolense se lleva la acción a Insterburg, una ciudad en los confines del Reich, donde tiene lugar un violento e insólito suceso; el matrimonio Winkler es asesinado junto a toda una yeguada y la principal sospechosa es su hija de diez años, Annelies, hallada en estado catatónico y un hacha ensangrentada en las manos. Berlín envía un oficial de su plena confianza aunque con una pesada carga a sus espaldas para que resuelva un caso que le viene grande a las autoridades locales, y que se va enmarañando en una red con imprevisibles consecuencias personales, donde se mezcla un posible asunto de posesión diabólica, la mitología germánica, elementos del cristianismo y también del folclore judío.
Aspas promete un desenlace inesperado y “desolador” que le sorprendió, asegura, a él mismo. “He leído novelas que hablan sobre asuntos paranormales, sobre todo de novela nórdica oscura, y normalmente terminan decepcionándome, porque suelen seguir el esquema de presentar un suceso que en apariencia es paranormal, pero cuya resolución final entra dentro de la lógica”. “De algún modo esas novelas hablan de lo paranormal pero terminan negándolo, y no satisfacen las expectativas que crean”. Sin desvelar el final de El hombre de Berlín, Aspas avanza que ha intentado “hacer lo contrario”, y que no se trata de un simple -por más complejo que sea- caso policial que acaba siendo esclarecido.
Primera novela de ficción
Francisco Javier Aspas, autor de novelas como 16 milímetros, La casa del bosque de Marbach, La canción de Auschwitz, Los hijos del Führer o La Rosa y la Esvástica, admite que ha disfrutado de su primera novela de ficción. “Mi género preferido es la novela histórica pero hay que reconocer que te contrae muchísimo la imaginación, porque tienes que ser muy pulcro a la hora de novelar esclusivamente hechos que han sucedido a personas que han existido”. Especialmente paradigmático es el caso de su última obra, La Rosa y la Esvástica, que es una biografía novelada de Eva Braun, la amante de Hitler, en la que Aspas invirtió siete años de investigación reuniendo los testimonios de aquellos que conocieron a la auténtica Eva o de los informes que Stalin ordenó hacer sobre la pareja. Aspas renunció a usar la voz narrativa de la propia Eva Braun “porque es imposible saber como pensaba”, explicaba en su día, aunque recrea con excepcional verosimilitud escenas que tuvieron lugar pero de las cuales no existen testimonios, como las conversacione que mantuvierno Eva y Adolf, en privado, instantes antes de suicidarse. “En la ficción, sin embargo, tu creatividad e imaginación está mucho más libre, y esa libertad para recrear hechos y para dibujar personajes me ha divertido mucho. Tanto que no renuncio a volver a repetir”, asegura.
Sin embargo Aspas ha mimado hasta el último detalle la ambientación del Insterburg de 1940, una localidad que no fue elegida por azar y que no ha sido fácil recrear. “Esa ciudad en la actualidad se llama Cherniajovsk. Pertenecía a Prusia en el siglo XII, luego formó parte del gran imperio alemán y al acabar la Segunda Guerra Mundial fue ocupada por los soviéticos, que destruyeron todo su pasado germánico en lo que fue un genocidio oculto”, explica el escritor.
Tan borrado quedó el pasado de esta ciudad que lo más complicado para el turolense ha sido recrear los espacios en los que discurre la novela y que ya no existen, “para lo que me he apoyado en colectivos y entidades de Memoria Histórica que conservan la imagen de la ciudad anterior a la ocupación soviética”. Sin embargo esa ciudad, por su remota ubicación con respecto a Berlín y sus significación religiosa con el cristianismo, la mitología germánica y el judaísmo, entre otras cosas, la convierten en el marco perfecto para una historia como la que plantea el libro.
La inspiración y el chispazo inicial de El hombre de Berlín tiene que ver con la esposa de su autor, “fanática de la literatura sobre sucesos paranormales” que le planteó el reto de aparcar la novela histórica y abordar este género, y de una fotografía que prácticamente obsesionó a Francisco Javier Aspas. “Estaba trabajando en otro libro y encontré una fotografía de una reunión de la Orden Germánica”, una sociedad ocultista fundada en Alemania en 1912, cuyo símbolo era la esvástica y cuyo ideario nacionalista y antisemita cabe situarlo como un precedente inspirador del Partido Nazi. “En esa fotografía se observan a unos hombres con una niña pequeña desnuda y cubierta con una especie de mantón. Sobre esa imagen empecé a construir la trama, que por lo demás es completamente ficticia”.
Entre sus influencias a la hora de abordar la ficción literaria Francisco Javier Aspas cita nombres como el alemán Hanns Heinz Ewers (1871-1943) o el austriaco Karl Hans Strobl, dos referencias en géneros como el fantástico o el terror, aunque no demasiado conocidos ya que su pasado en el partido nazi acabó eclipsando su obra tras la Segunda Guerra Mundial. Ewers, un controvertido personaje que se interesó por el satanismo, perteneció al NSDAP aunque su posición contraria al antisemitismo y las tendencias homosexuales que mostró según alguno de sus biógrafos le hizo terminar siendo un proscrito también entre los alemanes.
En cualquier caso, a Aspas le atrae especialmente de Ewers y Strobl que “crearon ese género que me encanta sobre la parapsicología y lo paranormal, que toca toda la rudeza alemana. La novela está llena de referencias a ellos”.
No habrá continuación
Y aunque el turolense promete que El hombre de Berlín no será el último libro de ficción que publique, lo que no tiene tan claro es que esta obra sea el inicio de una saga, al más puro estilo del thriller o la novela negra contemporánea, pese a que Reinhard Krebs, el protagonista, da mucho juego. “He trabajado mucho el aspecto psicológico de los personas y creo que el capitán Krebs daría mucho juego, pero ocurre que me gustan las novelas con final, y no suelen atraerme las continuaciones. Quizá un gran escritor muy destacado puede permitirse el lujo de iniciar una saga, pero en mi caso yo no lo tengo tan claro”.
Mientras tanto, Francisco Javier Aspas está ya trabajando en la que será su séptima novela, que quiza pueda ver la luz antes de que termine el año. Se trata de “una narración que arranca con un acontecimiento real que tuvo lugar en la Alemania de los años 40 y que luego se ramifica hasta los años 50 en Estados Unidos”, con la que regresa a la novela histórica aunque, promete, “incorpora un elemento nuevo” con respecto a sus anteriores novelas.
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