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Carmen Martín Gaite y Paul Auster, entre los grandes autores que protagonizan el nuevo número de Turia Carmen Martín Gaite y Paul Auster, entre los grandes autores que protagonizan el nuevo número de Turia
El escritor Paul Auster, presente en el último número de la revista Turia

Carmen Martín Gaite y Paul Auster, entre los grandes autores que protagonizan el nuevo número de Turia

La revista cultural estudia también la poesía de Marta Agudo y publica textos inéditos del escritor italiano Paolo Rumiz y de José María Merino, Rodrigo Muñoz Avia y Gabriela Ybarra
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La revista cultural Turia publica en su nuevo número, que se distribuye este mes de marzo en España y otros países, un sumario con interesantes artículos inéditos protagonizados por grandes autores de la literatura contemporánea. En ese listado de valiosos nombres propios que han escrito algunas de las mejores y más impactantes obras de nuestra época, hay que citar a autores como Carmen Martín Gaite, Premio Princesa de Asturias y cuyo centenario de nacimiento se celebra este 2025. Otro autor que sigue gozando del favor de los lectores y de la crítica de numerosos países es el norteamericano Paul Auster, también ganador del citado máximo galardón institucional y cuya obra literaria y cinematográfica ha sido traducida a más de cuarenta lenguas y se encuentra entre lo mejor de nuestra cultura occidental.

Junto a ellos, destaca también el brillante análisis que Turia realiza de la obra de la poeta Marta Agudo. Quien fuera una de las nuevas voces más significativas de la poesía española actual falleció de cáncer en 2023. No obstante, sus varios libros publicados en vida la situaron en una posición de relevancia en las letras españolas. Así lo avala el artículo que en su homenaje ha escrito otra poeta, Amalia Iglesias, actual editora de la Revista de Occidente, ha informado la DPT en una nota de prensa.

Además de esos relevantes estudios literarios sobre tres escritores de calidad y originalidad indiscutible, Turia realiza una apuesta clara por difundir a un autor italiano no suficientemente conocido todavía en España: Paolo Rumiz. Un escritor y periodista muy prestigioso en su país y del que la revista ofrece un anticipo de un libro tan sugerente como oportuno: El hilo infinito, un recorrido a través de la Europa de los monasterios que le permite redescubrir nuestros valores fundacionales en unos momentos agitados por las turbulencias bélicas y los conflictos geopolíticos internacionales. Una etapa en la que la fortaleza y el impulso colaborativo que fundó la Unión Europea parecen más necesarios que nunca. Y, sin duda, deben retroalimentarse con autores que practican un europeísmo sincero y profundo como Paolo Rumiz.

La potente sección que la revista dedica a narrativa se nutre también de material inédito del académico y escritor José María Merino, Premio Nacional de las Letras Españolas en 2021 y uno de los narradores españoles más singulares. De él, la revista publica un fragmento de su libro en elaboración Memorias viajeras. Otros notables narradores españoles que participan con contenidos originales en esta nueva entrega de la revista son: Rodrigo Muñoz Avia, Gabriela Ybarra, Francisco López Serrano y Elifio Feliz de Vargas.

Carmen Martín Gaite, paradigma de la mujer de letras

La revista inicia el sumario de su nuevo número con un original artículo sobre la gran escritora Carmen Martín Gaite (Salamanca, 1925 – Madrid, 2000) y la oportunidad que debe suponer el centenario de su nacimiento para leerla por primera vez o para releerla con provecho. Su autor es José Teruel, profesor honorario de Literatura Española de la Universidad Autónoma de Madrid, y considerado el mayor especialista en su obra. Buena prueba de ello es que acaba de obtener el Premio Comillas de Biografías 2025 por su libro de memorias Carmen Martín Gaite. Una biografía.

 

La escritora Carmen Martín Gaite


Según José Teruel, cuyo texto se titula significativamente ¿Qué cabe esperar del centenario de Carmen Martín Gaite?, la escritora salmantina es un paradigma de “mujer de letras” en la historia de la cultura española. No le falta razón por cuanto “Sus intereses literarios fueron múltiples y se desplegaron en distintas direcciones: desde los géneros literarios consabidos (cuento, nouvelle, novela, ensayo, conferencia, poesía y teatro) a ese híbrido de la escritura del yo, que su hija bautizó como Cuaderno de todo; desde la investigación histórica a la crítica literaria; desde el collage al artículo de opinión; desde las adaptaciones teatrales de los clásicos y los guiones para televisión a la traducción literaria de seis lenguas (inglés, francés, italiano, portugués, rumano y gallego). No encuentro otro ejemplo de escritora con una mayor heterogeneidad de intereses intelectuales en la cultura española (y no solo en la del siglo pasado)”.

Como bien se subraya en las páginas de Turia, “Martín Gaite como ensayista, historiadora, crítica literaria, poeta, traductora, conferenciante, guionista y cualquier otra modalidad de su creación intelectual, nunca depuso su condición de narradora: convirtió cualquier asunto en narración. Todo para ella era un cuento que tenía que estar bien contado: las lecturas, el amor, la vida propia y ajena, los sueños, la historia. Y también entendió que el hecho de que el cuento estuviera mejor o peor contado dependía siempre de su grado de credibilidad”.

Sin duda, este centenario de Carmen Martín Gaite debe servir para que se confirme su papel central como testigo de testigo, copartícipe y legataria de la llamada generación del medio siglo, cuya memoria quiso legar a los más jóvenes —a través de títulos como El cuarto de atrás (1978), Usos amorosos de la postguerra española (1987) o Esperando el porvenir (1994)—, y valorar la amplitud de una obra literaria, que no conviene reducir solo con la de una novelista. En definitiva, que esta efemérides habrá merecido la pena si nos permite acceder a obras actualmente descatalogadas y no sólo a sus títulos más conocidos. Y, sobre todo, el centenario habrá servido si tanto lectores como estudiosos obtienen “una mejor comprensión de la complejidad y la heterogeneidad de los intereses intelectuales de una figura paradigmática en nuestra historia cultural”.

Paul Auster, el inmortal escritor de Nueva York

Nadie mejor y más autorizado para hablarnos con criterio y acierto de Paul Auster (1947-2024) que Eduardo Lago, quien fue durante años director del Instituto Cervantes de Nueva York. Auster, fallecido en abril de 2024, es autor de una obra sobresaliente. Su narrativa, su cine y, en menor medida, su poesía figuran entre los hitos de la literatura universal de nuestra época.

Eduardo Lago, que fue buen amigo de Auster y de su segunda mujer, Siri Hustvedt, elabora una atractiva y personal aproximación al personaje y la obra. Una literatura ya inmortal y que sigue cautivando a los lectores. Un reconocimiento global que comenzaría con su Trilogía de Nueva York, radiografía del alma de una nación enferma y en declive. Y es que, tal y como se cuenta en Turia, “Auster concibe una nueva manera de entender la novela, amalgamando en clave de juego la introspección filosófica con la indagación detectivesca”. Otra clave que recomienda no olvidar es también que cualquier recorrido por el mapa de su imaginación “debe empezar en una intersección entre sus primeros trabajos como poeta y traductor”. No por casualidad, Auster se definió como “un poeta que cuenta historias”.

Durante una primera y prolongada etapa las preocupaciones de Paul Auster fueron “qué significa escribir, qué oculta la máscara del lenguaje y cómo trascender la desolación de la existencia”. Su segunda etapa comenzaría con la novela El palacio de la luna, de 1989. Le seguirían títulos tan notables como La música del azar, retrato de un mundo “enloquecido por la soledad”.

Sobre el cine de Auster, Eduardo Lago lo describe como “una suerte de prolongación mágica de su universo narrativo”. Le permitió, según sus palabras, “salir del mundo asfixiante de la escritura y explorar una nueva manera de contar historias”. Sus cuatro películas ya inolvidables, y que nos permiten asomarnos a su imaginación desde una perspectiva diferente, son: Smoke, Blue in the Face, Lulu on the Bridge y La vida interior de Martin Frost.

La despedida de la novela y de la vida fue Baumgartner, “una ficción sobria y desconsolada en la que más que del azar, la soledad o la muerte, habla del poder redentor del amor”. Cuando Auster estaba dando los últimos retoques a esta obra empezó a sentirse mal. “El diagnóstico no tardó en llegar. Un cáncer de pulmón acabó con él en cuestión de meses, encendiendo una llama inmortal esta vez destinada a arder en su nombre para siempre”.

Marta Agudo: la coherencia y la intensidad de la mejor poesía

La poeta Marta Agudo (Madrid, 1971-2023) muy vinculada durante años a la revista Turia, es objeto de un sincero homenaje a través un sugerente y clarificador artículo inédito elaborado por otra poeta: Amalia Iglesias. Bajo el título de La poesía de Marta Agudo: la gramática de aprender a morir, se la retrata como una “filóloga vocacional. Le gustaban las palabras y eso se nota no sólo en sus críticas, en sus ensayos y en su poesía, sino también en su lenguaje directo, en su devoción por los juegos de palabras. Se manifestaba en su conocimiento de la tradición y en su forma de transgredir y llevar al límite las palabras, de interrogarse por el sentido y buscar nuevos cauces del decir. Letrada, pero irreverente, respetuosa con los maestros, pero siempre explorando nuevos territorios”.

Subraya Amalia Iglesias, entre sus afinidades con Marta Agudo: “compartimos también un punto de vista crítico respecto a la situación de la poesía y la cultura contemporánea, capitalizada cada vez más por la publicidad y el mercado”. Además, otras de sus coincidencias fueron “la devoción por Góngora, por el Barroco y por Valente”.

Autora de cuatro libros esenciales de nuestra poesía actual (Fragmento, 2004; 28010, 2011; Historial, 2017, y Sacrificio, 2021), Marta Agudo ha dejado un recuerdo imborrable en quienes la leyeron o la conocieron personalmente. Generosa y cercana, dueña de un sentido del humor irreverente que era su forma de vivir en libertad, hizo de la palabra el hilo conductor de su existencia. Además de su poesía y de sus ensayos, dio clases de escritura creativa en Hotel Kafka y tradujo, entre otros, a Joan Vinyoli. Junto a Jordi Doce, publicó el libro Pájaros raíces. En torno a José Ángel Valente. Y, con Carlos Jiménez Arribas, publicaría Campo abierto. Antología del poema en prosa en España.

Albacea literaria de la escritora Ana María Navales (1939-2009), persona fundamental en las dos primeras décadas de Turia, Marta Agudo se ocupó de la edición de la novela El final de una pasión, que la autora zaragozana había dejado sin terminar a su muerte.

Ahora, Amalia Iglesias le dedica un artículo que permite al lector “comprender un poco más su idioma poético, el lenguaje que configura de alguna forma su identidad y sus obsesiones como escritora”.

Paolo Rumiz, un clásico vivo de la literatura italiana

Otro de los principales protagonistas del nuevo número de Turia es Paolo Rumiz (Trieste, Italia, 1947). Aunque poco conocido en España, es uno de los escritores y periodistas italianos más prestigiosos de las últimas décadas. Célebre por sus crónicas de viajes, en especial por las de los Balcanes, ha escrito novelas, libros infantiles y obras de teatro. Además, participa activamente en diversos proyectos por la paz y por la defensa del diálogo entre los pueblos de Europa.

El libro del que Turia publica un avance se titula El hilo infinito y es un recorrido a través de la Europa de los monasterios, para redescubrir nuestros valores fundacionales. En otoño aparecerá en España editado por Anagrama, mientras que su original italiano vio la luz en 2019 y publicado por Feltrinelli, uno de los sellos editoriales más célebres de ese país.

Sin duda, El hilo infinito es un oportuno ejercicio de reivindicación de la unidad europea a partir de la cultura. En el fragmento que Turia difunde, Paolo Rumiz nos narra su recorrido por la localidad de Nursia y ante el descubrimiento de una estatua dedicada a San Benito, patrón de Europa, escribe: “¿Qué quería decir aquel santo que impartía su bendición en medio de las ruinas de un mundo? ¿Decía que Europa se estaba yendo al traste? Gran Bretaña acababa de votar a favor del abandono de la Unión y tal vez yo me encontraba ante los escombros de una gran idea política.

El mensaje parecía obvio. El regreso de los egoísmos nacionales hablaba de una balcanización en curso a escala continental. Pero la incolumidad de la estatua, en medio de toda aquella destrucción, también podía encerrar un mensaje diametralmente opuesto. Tal vez quería recordarnos que tras la caída del Imperio romano había sido precisamente el monacato benedictino el que había salvado a Europa; decirnos que las semillas de la reconstrucción se habían plantado en el peor momento posible para nuestro mundo, en un Occidente aquejado por violencia, inmigraciones masivas, guerras, anarquía, degradación urbana, bancarrota. Algo que guarda una ligera semejanza con lo que sucede hoy.

“(…) Sí, el mensaje del santo podría ser también que Europa se había sumido de nuevo en la Edad Media y que para volver a sus raíces espirituales tendría que volver a pasar por una estación de escombros. Una tercera catástrofe en cien años, que nos hiciera salir del túnel autodestructivo del con- sumo. La buena política tal vez solo podría resurgir de una nueva gran destrucción que hiciera tabla rasa de lo anterior. Como en 1945. Ese era el verdadero terremoto, y nosotros lo estábamos viviendo en directo sin saberlo. Tal vez estábamos ya en guerra. Quizá lo habíamos estado durante un siglo ininterrumpidamente, solo que la tormenta mediática, centrada en los migrantes, nos impedía ver los focos de conflicto que aquí y allá rodeaban a la Europa de los ricos, o la materialización en nuestro propio mundo de guerras financieras despiadadas, que no solo eran la antítesis de la economía, sino su natural expresión de rapiña".

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