Banana Leaf, platos orientales con productos turolenses
Maggie Tsang elabora y distribuye desde Teruel recetas asiáticas con carne DurocUna panceta estofada, una salchicha asiática o una albóndiga taiwanesa son algunos de los ejemplos de la fusión de producto turolense y receta oriental con la que trabaja Maggie Tsang. Hace cuatro años cambió su barrio de Hong Kong, tan grande como Teruel, por esta ciudad donde se ha afincado con su familia y donde ha desarrollado un proyecto profesional que arrancó hace poco más de un año.
La sede del CEEI en Aragón acoge esta empresa de fusión culinaria que se comercializa bajo el nombre de Banana Leaf, en referencia a la tradición como país bananero de Taiwán, el país de origen de Maggie, y cuyos productos se pueden encontrar en la web asiainabite.com.
“El interés por la cocina me viene de lejos y ya en Taiwán creé una escuela de panadería y pastelería en Taipéi, la capital. Una vez en España empecé a estudiar la posibilidad de abrir un negocio parecido, pero justo cuando íbamos a firmar el contrato de alquiler del local, en enro de 2020, nos llegaron ecos de cómo la pandemia estaba afectado al sector en Asia y tuvimos que reiventarnos” recuerda Tsang, que también se formó en los institutos Le Cordon Bleu de París y Madrid.
Entonces le dieron la vuelta a la idea inicial y pensaron en la gente que ya no podía ir a restaurantes y que tuviese interés por probar productos sabrosos, de calidad y fáciles de cocinar en casa. Se dio cuenta además de que a la colonia asiática en España y Europa, “cuando les entra la nostalgia y el antojo de comer algún plato típico de su país tiene una variedad muy limitada y de calidad muy regular en los supermercados especializados”, cuenta.
Calidad
Así comenzó a idear platos precocinados que se elaboran a partir de productos aragoneses. “Aragón tiene una gran variedad de productos agrícolas de primerísima calidad, como frutas y verduras, y en Teruel contamos con granjas y productores de carne de cerdo Duroc que, además de servir para hacer un jamón espectacular, nos provee de una materia prima fantástica para los platos y los embutidos que elaboramos”, afirma.
Tsang destaca además que las empresas locales con las que trabaja “tienen una gran experiencia y ganas de desarrollar nuevos productos y nos han apoyado desde el principio”.
Esta emprendedora encontró en la sede del CEEI Aragón el lugar idóneo para arrancar su proyecto y tiene intención de permanecer allí al menos un año más para seguir evolucionando en la integración entre los productos turolenses y la gastronomía oriental y darla a conocer no solo por toda España sino también en países como Alemania y Holanda, donde ha tenido una gran acogida.
La microempresa ya nació mirando al público europeo y a la población asiática asentada en Europa y exporta el 50% de su producción.
La fundadora de Banana Leaf, mitad hongkonesa y mitad taiwanesa, que ha vivido en cinco grandes ciudades en su vida, encontró aquí el lugar ideal para asentarse con su familia y para emprender un negocio que partía de su experiencia de la hostelería y que auna los productos aragoneses con la gastronomía asiática, algo que no se imaginaba cuando llegó a Teruel, en diciembre de 2017 y tuvieron que poner a prueba su capacidad de adaptación. Confiesa que los turolenses que fue conociendo ya en el primer mes de su vida en Teruel le hicieron muy fácil ese proceso de adaptación, y vivir aquí es como “un regalo sorpesa”, asegura, porque “siempre encuentro gente estupenda, como ángeles que cuidan de mí”.
Maggie recuerda que durante el confinamiento su hijo Philip pensó que cuando supieran cortar jamón serían “realmente locales” y cuenta que cuando cortó su primera loncha le acudieron a la memoria recuerdos de su vida cotidiana saboreando una tostada crujiente con jamón en el desayuno en el bar de siempre. Momentos de felicidad que debido al confinamiento no se podían hacer, pero Maggie recordaba a un señor de Teruel que le había insistido en comprar un jamón entero y a los abuelos que todos los días se sentaban en un banco junto al colegio. Tenía ganas de poder conducir de nuevo para ver si volvían a ocupar ese banco. Entonces se dio cuenta que ya se sentía “local”, una turolense más. No porque se atreviera a cortar un jamón sino porque “la gente cálida de Teruel me ha conmovido”.