Varios estudiantes juegan a la silla en ArTEsala, como ha ocurrido durante los últimos lunes y miércoles a las 12.15 horas en el Edificio de Bellas Artes
ArTEsala propone ‘Chair (18)’ para celebrar la mayoría de edad de Bellas Artes en Aragón
Se trata de una acción artística colectiva que arrancó el pasado día 8 y que acaba el miércoles
En torno a un centenar de personas, entre estudiantes y profesores de Bellas Artes fundamentalmente, están participando en Chair (18), una propuesta artística y performática que conmemora el 18 aniversario de la creación del grado de Bellas Artes en el campus turolense de la Universidad de Zaragoza, que se puso en marcha.
Desde la coordinación de ArTEsala, que gestiona la sala de exposiciones del vestíbulo principal del Edificio Bellas Artes de Teruel, Belén Díez y Neus Lozano-Sanfélix propusieron una actuación artística “que se sale de lo habitual, que supone darle una vuelta de tuerca al concepto de exposición al que estamos acostumbrados”. Chair (18) es, efectivamente, una combinación entre exposición, performance dinámica prolongada en el tiempo y evento artístico abierto, al que sigue sumándose más artistas y creadores desde que se inició el 8 de noviembre hasta el día 22 que se cierre.
El concepto simbólico sobre el que trabaja la propuesta artística es de la silla -de ahí el nombre, Chair-, como objeto de uso cotidiano, que además tiene la connotación del estar, del permanecer y del asentarse. “Entendemos que 18 años de Bellas Artes en Aragón y en Teruel es una cifra significativa en ese proceso de asentamiento”, explica Belén Díez. “Y por eso hemos elegido el símbolo de la silla, y en torno a él gira toda la acción”, que trata de “activar una acción comunitaria en torno a un elemento doméstico, prendiéndose como un objeto de culto abierto a explorar nuevas interpretaciones personales”.
En el centro de ArTEsala se instaló el pasado 8 de noviembre dieciocho sillas en disposición circular, como si estuvieran dispuestas para jugar al tradicional juego de la silla. Y eso es precisamente lo que ha ocurrido todos los lunes y miércoles desde que se creó la instalaciones. “A las 12.15 de los lunes y miércoles suena una alarma en el edificio y todo el que quiere y puede acude a la sala y juega a la silla”, explica Díaz. “Vienen estudiantes fundamentalmente, pero también profesores, trabajadores de la universidad e incluso algún conocido de la calle que se ha sumado”.
En las paredes de ArTEsala puede verse un montaje que simula el esquema de tres sillas, formado por imágenes en soporte de papel que contienen una ilustración, pieza o fotografía de quien quiso sumarse a la iniciativa durante el periodo que se lenzó entre el 26 de octubre y el 8 de noviembre. “Estudiantes y profesores nos enviaron su propia propuesta, que hace referencia a su silla”, explica Díez, creadas o representadas en diferentes técnicas y con distintas sensibilidades.
Cada propuesta además va acompañada de un título, de una palabra que sintetiza lo que el concepto silla refleja para el autor, y de una propuesta de canción. Y es que el juego de la silla es una especie de danza que dura mientras hay música, y cuando esta cesa hay que buscar rápidamente asiento, de suerte que siempre hay un asiento menos que personas. Así que la música con la que se juega en Chair (18) no es cosa menor.
“La música que se utiliza cada lunes y miércoles a las 12.15 horas para jugar está formada por las propuestas lanzadas por los participantes”, explica Belén Díez. Hasta el momento son 41 las canciones propuestas para jugar, que se van eligiendo aleatoriamente. Las hay para todos los gustos, desde Susanita tiene un ratón hasta temas punk de Ska-P, pasando por 9 to 5 de Dolly Parton, Silla enfermiza de Melissa Ocasi, Standby de Extremoduro, Amapola de Cotton Eye Joe o Me valdrá la pena de Sen Senra.
Uno de los aspectos destacados es que la exposición está evolucionando desde que fue activada el día 8. No solo por las acciones performáticas basadas en el juego, sino porque día a día se van incrementando las piezas que forman parte de ella. Eso sucederá hasta el 22 de noviembre, día de la clausura de Chair (18), “que en realidad no será una clausura sino una especie de apertura, ya que será el momento, cuando se de por finalizada la acción, cuando todas las piezas estén realmente completas”.
Hasta entonces estudiantes, artistas y profesores de Bellas Artes seguirán llevando sus propuestas y sumando sus sillas a la colección, “con nuevos dibujos, pinturas, códigos QR que enlazan a simulaciones por internet, elementos digitales, pequeñas reproducciones y maquetas físicas que se colocan... las propuesta en tan abierta como se pueda imaginar”, insiste Belén Díez. Hasta ahora hay 46 de esas propuestas personales de silla.
El videoarte también está presente en Chair (18) gracias a los estudiantes de segundo curso del Grado que lleva la profesora Valle Galera. Los estudiantes crearon seis piezas de videoarte, a las que se han incorporado tres más desde que la acción fue activada, que se van proyectando sobre un tapiz en el interior de la propia sala. “Se trata de microproyecciones que tienen también que ver con el concepto de silla y la perspectiva personal de los autores”, afirma Díez.
Por último, la exposición sigue creciendo por la vía de una pieza que será la que perdure una vez se cierre la muestra. En una acción bautizada como Tapiza y Memora, hay dos telas prendidas de una de las paredes, donde se invita a todos los participantes a escribir su nombre o su firma. “Una vez termine la acción artística, el día 22, retiraremos las telas y tapizaremos con ellas una de las sillas, de forma que quedará la impronta de cada uno de los participantes”. Ese día, a partir de las 19.30 horas, se celebrará un happening que cerrará la acción artística, y que servirá como acto conmemorativo de la presencia del grado de Bellas Artes en Aragón desde hace 18 años.
Además ArTEsala editará además un catálogo o publicación que recogerá todo lo acontecido durante el mes de noviembre con respecto a Chair (18), con los participantes y obras expuestas, “para que quede un registro documental”.
Desde la coordinación de ArTEsala, que gestiona la sala de exposiciones del vestíbulo principal del Edificio Bellas Artes de Teruel, Belén Díez y Neus Lozano-Sanfélix propusieron una actuación artística “que se sale de lo habitual, que supone darle una vuelta de tuerca al concepto de exposición al que estamos acostumbrados”. Chair (18) es, efectivamente, una combinación entre exposición, performance dinámica prolongada en el tiempo y evento artístico abierto, al que sigue sumándose más artistas y creadores desde que se inició el 8 de noviembre hasta el día 22 que se cierre.
El concepto simbólico sobre el que trabaja la propuesta artística es de la silla -de ahí el nombre, Chair-, como objeto de uso cotidiano, que además tiene la connotación del estar, del permanecer y del asentarse. “Entendemos que 18 años de Bellas Artes en Aragón y en Teruel es una cifra significativa en ese proceso de asentamiento”, explica Belén Díez. “Y por eso hemos elegido el símbolo de la silla, y en torno a él gira toda la acción”, que trata de “activar una acción comunitaria en torno a un elemento doméstico, prendiéndose como un objeto de culto abierto a explorar nuevas interpretaciones personales”.
En el centro de ArTEsala se instaló el pasado 8 de noviembre dieciocho sillas en disposición circular, como si estuvieran dispuestas para jugar al tradicional juego de la silla. Y eso es precisamente lo que ha ocurrido todos los lunes y miércoles desde que se creó la instalaciones. “A las 12.15 de los lunes y miércoles suena una alarma en el edificio y todo el que quiere y puede acude a la sala y juega a la silla”, explica Díaz. “Vienen estudiantes fundamentalmente, pero también profesores, trabajadores de la universidad e incluso algún conocido de la calle que se ha sumado”.
En las paredes de ArTEsala puede verse un montaje que simula el esquema de tres sillas, formado por imágenes en soporte de papel que contienen una ilustración, pieza o fotografía de quien quiso sumarse a la iniciativa durante el periodo que se lenzó entre el 26 de octubre y el 8 de noviembre. “Estudiantes y profesores nos enviaron su propia propuesta, que hace referencia a su silla”, explica Díez, creadas o representadas en diferentes técnicas y con distintas sensibilidades.
Cada propuesta además va acompañada de un título, de una palabra que sintetiza lo que el concepto silla refleja para el autor, y de una propuesta de canción. Y es que el juego de la silla es una especie de danza que dura mientras hay música, y cuando esta cesa hay que buscar rápidamente asiento, de suerte que siempre hay un asiento menos que personas. Así que la música con la que se juega en Chair (18) no es cosa menor.
“La música que se utiliza cada lunes y miércoles a las 12.15 horas para jugar está formada por las propuestas lanzadas por los participantes”, explica Belén Díez. Hasta el momento son 41 las canciones propuestas para jugar, que se van eligiendo aleatoriamente. Las hay para todos los gustos, desde Susanita tiene un ratón hasta temas punk de Ska-P, pasando por 9 to 5 de Dolly Parton, Silla enfermiza de Melissa Ocasi, Standby de Extremoduro, Amapola de Cotton Eye Joe o Me valdrá la pena de Sen Senra.
En evolución
Uno de los aspectos destacados es que la exposición está evolucionando desde que fue activada el día 8. No solo por las acciones performáticas basadas en el juego, sino porque día a día se van incrementando las piezas que forman parte de ella. Eso sucederá hasta el 22 de noviembre, día de la clausura de Chair (18), “que en realidad no será una clausura sino una especie de apertura, ya que será el momento, cuando se de por finalizada la acción, cuando todas las piezas estén realmente completas”.
Hasta entonces estudiantes, artistas y profesores de Bellas Artes seguirán llevando sus propuestas y sumando sus sillas a la colección, “con nuevos dibujos, pinturas, códigos QR que enlazan a simulaciones por internet, elementos digitales, pequeñas reproducciones y maquetas físicas que se colocan... las propuesta en tan abierta como se pueda imaginar”, insiste Belén Díez. Hasta ahora hay 46 de esas propuestas personales de silla.
El videoarte también está presente en Chair (18) gracias a los estudiantes de segundo curso del Grado que lleva la profesora Valle Galera. Los estudiantes crearon seis piezas de videoarte, a las que se han incorporado tres más desde que la acción fue activada, que se van proyectando sobre un tapiz en el interior de la propia sala. “Se trata de microproyecciones que tienen también que ver con el concepto de silla y la perspectiva personal de los autores”, afirma Díez.
Una pieza perdurable
Por último, la exposición sigue creciendo por la vía de una pieza que será la que perdure una vez se cierre la muestra. En una acción bautizada como Tapiza y Memora, hay dos telas prendidas de una de las paredes, donde se invita a todos los participantes a escribir su nombre o su firma. “Una vez termine la acción artística, el día 22, retiraremos las telas y tapizaremos con ellas una de las sillas, de forma que quedará la impronta de cada uno de los participantes”. Ese día, a partir de las 19.30 horas, se celebrará un happening que cerrará la acción artística, y que servirá como acto conmemorativo de la presencia del grado de Bellas Artes en Aragón desde hace 18 años.
Además ArTEsala editará además un catálogo o publicación que recogerá todo lo acontecido durante el mes de noviembre con respecto a Chair (18), con los participantes y obras expuestas, “para que quede un registro documental”.
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