ArTEsala acoge ‘Introspectio’, un viaje al interior del acto creativo

Desde el espacio físico o simbólico necesario para que la persona se desarrolle con equilibro hasta diferentes críticas a lo que su sucede cuando eso no ocurre, pasando por la propia traslación al plano físico de la mente del artista, Introspectio reflexiona sobre la materia prima del acto creativo en tanto en cuanto este parte siempre desde una pulsión interior personal. La primera de las exposiciones programadas del ciclo Especies de Espacios en Bellas Artes propone un viaje al interior del artista; una comunión imposible con él cuando se encuentra a solas consigo mismo.

Arie, Marta Sancho Giner, David Martín Mármol, Elías García Montes, Nigar Nasibova y Natalia Rico Sanz son los estudiantes que participan en esta primera exposición colectiva de Especies de Espacios 2024. Se inauguró ayer y podrá visitarse en espacio ArTEsala hasta mañana miércoles, antes de que sea sustituida por la próxima colectiva del ciclo expositivo.

Las cinco propuestas que plantea Instrospectio tienen que ver con lo más personal y subjetivo de sus autores, su visión introspectiva de la que deriva la actividad artística. En el caso de Nigar Nasibova, estudiante de Azerbaiyán que se encuentra en el campus de Teruel disfrutando de una beca Erasmus, plantea su proyecto desde la misma base, invitando al espectador a viajar al interior de su cerebro. Su propuesta, The bubble, consiste en una esfera abierta por abajo suspendida del techo, en cuyo interior la autora reproduce sus propios pensamientos, a través de pequeños mapas mentales y textos en su lengua materna y en inglés. Consiste pues en una invitación a introducirse en la mente del artista y en conocer como espectador aquello que pasa por su cabeza antes del acto creativo. El término bubble, que se traduce al castellano como burbuja, sugiere además la inestabilidad y lo efímero de esas ideas, de modo que la obra aparece como un instante capturado de la mente.

Desde una perspectiva existencial, mucho más pesimista y desde el ámbito del pensamiento intrusivo, aquel que tiene lugar a pesar nuestro, Marta Sancho Giner propone Un ser absurdo. Su instalación consiste en un sillón de tela como referente de la vida cotidiana, que ha sido intervenido como si hubiera sido objeto de vandalización. Ensuciado, rajado y destruido, lleno de elementos como tierra, latas de refresco, desechos o preservativos usados, transmite una sensación decadente y de abandono. Sancho se inspira en el discurso existencialista sobre el absurdo de Albert Camus, que a través de su obra El mito de Sísifo plantea la insignificancia de la vida humana y lo ilusorio y ficticio que tiene el valor que pretendemos darle. La reflexión de la autora invita a cuestionarse el sentido de la vida y compartir la desesperación existencialista que a ella se le presenta cuando lo hace y lo doloroso y desgarrador que puede ser dicho proceso de búsqueda. En este caso la propia pregunta encierra al menos parte de la respuesta, ya que, parafraseando al propio Camus, “la creación artística es una forma de desafiar y encontrar sentido el el absurdo”.

Con un sentido similar se expresa David Martín Mármol a través de Espacio 49, una instalación formada por un muñeco antropomorfo creado en papel y cinta trasparente, sentado en una silla frente a un radiocasete que está reproduciendo sonido de estática. El autor recrea la sensación de vacío, soledad y malestar que puede producir el acto previo a la creación artística, sobre lo”devastadora y autodestructivo” que puede resultar ese “vacío existencial”. A través de la transparencia del volumen que representa el hombre el autor trata de expresar el vacío que surge al sumergirse en pensamientos existencialistas negativos, la estática del casete simboliza el ruido imperceptible, pero al mismo tiempo atronador y repetitivo, mientras que a través del conjunto se representa la soledad que produce esta situación, y que al mismo es consecuencia de esta.

Por su parte Arie, nombre con el que firma sus proyectos la estudiante Arie García, presenta el volumen titulado Dolor creativo. La escultura representa un corazón en arcilla pintada, situado sobre un pedestal y con una serie de lapiceros clavados.

El corazón funciona como una metáfora figurativa del propio artista, y de como el arte puede ser causante, origen o consecuencia de los fantasmas que le acosan: vulnerabilidad, exposición emocional, temor a la recepción del público o inseguridad creativa. Al mismo tiempo presenta ese corazón herido de muerte como el combustible de su propia obra, a través de herramientas que permiten transformar ese dolor en expresión artística.

En el ámbito de la videoinstalación, Elías García Montes presenta Yos, un tríptico construido con palés sobre los que se proyectan cuatro vídeos de forma simultanea, al tiempo que la madera y el suelo sobre el que se asienta aparece decorada con hojas, tierra o elementos de la naturaleza. La pieza reflexiona sobre la relación entre su autor y la naturaleza con la que interactúa en los momentos de introspección. La obra relaciona la subjetividad y el estado de ánimo con respecto al entorno natural donde se muestra; en uno de los vídeos García Montes aparece completamente desnudo en un entorno natural, y más ropa va cubriendo su cuerpo a medida que la escena se desarrolla en un entorno cada vez más urbano, como si las características de esa sociedad urbana fueran añadiendo cada vez más capas al ser humano, haciéndolo socialmente más aceptable pero, al mismo tiempo, más diferente a como es en esencia.

Yos muestra diferentes percepciones del mismo yo con la intención de sugerir cuestionamientos, poniendo en crisis al espectador alterando la percepción de los entornos físicos comunes. Además la instalación cuenta con diferentes elementos vegetales, cuyo aroma o color tienen determinadas connotaciones personales para el autor.

Por último, Natalia Rico Sanz presenta Refugio en lo efímero, una escultura en diferentes materiales que representa una casa de árbol inspirada en la arquitectura y cultura japonesas, donde los espacios son decorados de forma minimalista, con materiales naturales en la medida de los posible y en consonancia con el equilibrio emocional del habitante.

La pieza de Rico Sanz pretende representar un espacio donde el individuo puede permitirse el lujo de introspeccionar en condiciones óptimas, de modo que se realiza una crítica a una sociedad en lo que eso no suele ocurrir, en donde el entorno suele ser hostil con el ser humano. La creadora propone una reflexión sobre sustituir un modo de vida hiperacelerado, basado en el consumo de múltiples sucedáneos por otro basado en la meditación y el equilibrio.

La exposición Introspectio permanecerá abierta en ArTEsala hasta el 7 de febrero. En ese momento se inaugurará VersARTil, la segunda del ciclo Especies de Espacios 2024.