Aragón debuta con sobresaliente entre las sedes mundiales de la Global Game Jam
Los organizadores apuestan por repetir la experiencia en Teruel para la edición de 2026Los 75 participantes de la primera Global Game Jam (GGJ) que se realiza en Aragón y que tuvo lugar en el edificio de Bellas Artes de Teruel lograron su objetivo de entregar antes de 48 horas un videojuego completo y funcional. Las sensaciones han sido tan positivas a lo largo de los dos días que ha durado que la organización ya piensa en repetir en el mismo espacio el año que viene.
Eran quince equipos, con miembros procedentes de Zaragoza, Huesca y Teruel, y no es nada habitual que todos logren terminar su diseño en tan poco tiempo.
El equipo ganador tardará en conocerse quince días, y aunque tendrán un premio en metálico en este tipo de encuentros eso es lo de menos. El objetivo de quienes acuden a este tipo de jams de programación es contactar con otros perfiles de desarrollo y programación, aprender y enfrentarse a un reto. La GGJ es la más extensa de las muchas iniciativas de este tipo que se organizan, ya que se celebra simultáneamente en cerca de mil ciudades de todo el mundo. Diecisiete de ellas eran españolas, y por primera vez desde que comenzó a celebrarse la GGJ en 2009, Aragón ha tenido sede. En Teruel, más concretamente, y el feeling ha sido tan bueno que los impulsores -la asociación de desarrolladores de videojuegos de Aragón (ARADEV) y Crimson Birds Studio, fundamentalmente- ya están pensando en repetir el año que viene de nuevo en Teruel.
Los participantes en la cita -cuyo perfil mayoritario eran estudiantes o graduados recientes de las ramas de ingeniería informática o bellas artes -tenían como reto terminar un videojuego sencillo, pero completamente funcional, entre las 17 horas del viernes y las 17 horas del domingo, cuya temática tenía que estar además de algún modo relacionado con el término Burbuja.
En este tipo de encuentros es vital saber dar con un concepto de videojuego lo suficientemente atractivo y original, pero además cuya programación sea viable en solo dos días, un tiempo ridículo teniendo en cuenta que el desarrollo de un videojuego comercial puede demorarse entre uno y cinco años tranquilamente.
A partir de ahí los equipos se ponen a trabajar, distribuyendo las labores de programación, diseño de arte, música, texturizado y todos aquellos elementos que se quieran incluir. Es además importante distribuirse el tiempo para dormir tanto como se pueda, comer e hidratarse. La organización habilitó dos aulas de la primera planta del edificio de Bellas Artes para trabajar, y otras dos para descansar. Además les ofreció cena el viernes y el sábado a base de pizzas de forma gratuita, financiada en parte por Domino’s Pizza Teruel, pero el resto de la intendencia corría a cargo de los participantes.
Cuarenta y ocho horas son muy pocas para concebir, diseñar y crear un videojuego, pero más que suficientes para que se presenten problemas que hay que ir solventando contrarreloj. Desde una caída de la red el viernes por la tarde hasta una caída de las de verdad el sábado, que obligó a uno de los equipos a llevar a uno de sus miembros a Urgencias para que le tratara un esguince de tobillo, pasando por cables y cargadores olvidados o las consabidas líneas de programación que sorprendentemente no hacen lo que debieran cuando se ejecutan.
El problema más serio se dio durante las últimas horas de la jam, ya que el servidor donde todos los participantes del mundo tienen que subir sus videojuegos colapsó durante un rato. “Miles de participantes en todo el mundo están subiendo al mismo tiempo sus programas, así que no es nada sorprendente que ocurran estas cosas”, explica José Javier Luis, profesor de Bellas Artes en el campus de Teruel y uno de los organizadores de la GGJ Teruel en nombre de la Facultad de Ciencias Sociales de la UZ. “De hecho habíamos advertido a los participantes de que no se fiaran de subir los videojuegos a última hora porque este podría pasar”.
Afortunadamente aunque por los pelos los quince videojuego lograron entrar a tiempo, ya que a las 17 horas se cerraba definitivamente el servidor. “Y esto no es nada habitual.”, afirmaba este domingo José Javier Luis. “Lo normal es que alguno de los equipos atasque y no consiga terminar el prototipo, pero no ha sido así”.
Pequeños prototipos
Las decenas de miles de videojuegos que se han desarrollado durante la GGJ en todo el mundo -de forma más o menos simultánea, con la salvedad de los desfases horarios- son públicos a través de la web itchio.io, que funciona como un repositorio de videojuegos gratuito. En el caso de Teruel la página es https://itch.io/jam/ggj-teruel-2025. Algunos de los videojuegos requieren ser descargados, mientras que otros pueden jugarse a través del navegador web.
Entre las piezas presentadas hubo de todo. El equipo llegado del campus de Huesca y formado por el hondureño Marco Alonso Benegas, y los venezolanos Yésica Palmar y Víctor Ordaz, por ejemplo, crearon en 48 horas Reptilian Domination, en la que cuatro jugadores compiten por ser el líder máximo de un nuevo gobierno reptiliano en la Tierra. Entre las pruebas hay que agitar champán y hacer que las burbujas suban más alto que las del rival. Ordaz tiene cierta experiencia en jams de este tipo -se trajeron colchonetas hinchables para poder dormir algunas horas en el aula que se habilitó para ello- y supieron gestionar bien el tiempo, de forma que consiguieron culminar su objetivo sin demasiadas estrecheces.
Además el videojuego incluye uno de los retos voluntarios que decidió incluir la organización, en el sentido de poder jugarse con una sola mano, ya que cada uno de los cuatro posibles jugadores emplea solo dos teclas del teclado.
Para Benegas si que fue la primera experiencia en una jam, ya que ni siquiera se dedica profesionalmente a los videojuegos, sino al desarrollo webs: “Esto es un mundo completamente diferente a lo que suelo hacer. Con sinceridad me costó entender algunas cosas, pero me gustó y no me importaría repetir”.
El ucraniano David Doksh, por su parte, creó junto a su equipo Siluro Cachirulo -al ser la primera Global Game Jam que se celebra en Aragón otro de esos retos retos voluntarios fue incluir temática aragonesa-, un juego que se centra en el desarrollo musical. El juego consiste básicamente en ser capaz de romper las burbujas de plástico de un embalaje al ritmo de la música. Como otro de los retos voluntarios de los organizadores es que todos los efectos de sonido fueran grabados con la boca por los participantes, Siluro Cachirulo tira de música vocal, con una melodía sencilla pero muy pegadiza entonada a capela.
El equipo de Doksh fue de los que sufrió para conseguir meter su juego en el servidor de la GGJ, aunque terminó haciéndolo. Y en lo personal el ucraniano pagó la falta de sueño, ya que solo consiguió dormir 4 horas en las 48 que duro la jam.
El equipo formado por algunos de los miembros del estudio zaragozano de desarrollo de videojuegos Crimson Birds, que pese a ser parte de la organización también quiso participar en la primera GGJ que se realiza en Aragón, presentó Baubles, un concepto muy sencillo pero exquisitamente terminado, con una estética visual muy cuidada y una mecánica suave y agradable que recrea el viaje por el espacio en el interior de una burbuja, buscando a los amigos-burbuja que andan desperdigados por el cosmos. Otros títulos son Ebro Oddisey, Bubbling, Lethal Soap Dispenser o No me toques la burbuja, entre otros.
El ganador, en quince días
El ganador aragonés de estos quince equipos se conocerá en quince días, tiempo durante el cual cada uno de los equipos votará a su videojuego preferido de entre los otros catorce.
Además la organización en Teruel concedió un premio local al diseño más divertido -en la tarjeta de identificación que llevaban los participantes-. El ganador se llevó un lote de videojuegos, entre ellos una copia de The stone of madness que han creado The Game Kitchen y el estudio turolense Teku y que se publica esta semana.
Pese a que la mayoría de los participantes vinieron de Zaragoza, para muchos de ellos -especialmente los graduados en Bellas Artes- supuso un retorno al campus de Teruel, donde estudiaron. Es el caso de Daniel Bazaco, miembros de la organización y que también participó en la jam. Bazaco aseguró este domingo, al término de la GGJ, que las sensaciones habían sido inmejorables en Teruel, y que si todo va bien y encuentran los apoyos necesarios el objetivo “es repetir al año que viene”. “Quizá es más difícil que la GGJ te de una sede la primera vez”, añade Miguel Vallés, desarrollador turolense que también forma parte de la organización. “Pero una vez que se ha hecho en Teruel y teniendo en cuenta que ha salido bien, no creo que haya problema en ese sentido”.
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