Albarracín impartirá cursos de materiales tradicionales y paisajes culturales

La Fundación Santa María presenta un programa cultural y formativo para 2022 con cifras similares e incluso superiores a las que se barajaban en los años previos a la pandemia generada por la covid. Entre las novedades destacan dos nuevos cursos, uno de ellos dedicado a los materiales y técnicas de construcción tradicionales y otro centrado en los paisajes culturales. A ellos se sumarán otras 36 acciones culturales donde no faltarán los siete Cursos Superiores de Restauración que se han convertido en todo un referente de la entidad.

Todo ello se dio a conocer el pasado sábado por la noche en el acto de presentación del programa, donde el gerente de la Fundación Santa María ejerció como maestro de ceremonias y en el que también participaron el director general de Cultural del Gobierno de Aragón, Víctor Manuel Lucea; el director del Museo Pablo Serrano de Zaragoza, Julio Ramón Sanz, y el alcalde de Albarracín, Michel Villalta. Al evento, que se realizó en la iglesia auditorio de Santa María, asistió numeroso público.

El curso sobre materiales y técnicas tradicionales contará con la financiación del Instituto del Patrimonio Cultural de España. “Les hicimos una propuesta porque consideramos que se necesitaba un curso de este tipo, hay una necesidad en el campo de la construcción y la restauración que es el empleo de los materiales tradicionales porque existe un predominio aplastante del cemento”, lamentó Antonio Jiménez.

La actividad formativa, que se desarrollará en el mes de junio, estará dirigida por el responsable del Museo de la Cal de Morón de la Frontera, Manuel Gil. Está dirigido a profesionales del ámbito de la restauración y de la construcción, como albañiles, peones, arquitectos, aparejadores, arquitectos, arqueólogos y personas en general que están vinculadas con la preservación del patrimonio.

Cal y no cemento

Jiménez especificó que hay mucha demanda para la realización de trabajos de restauración, pero puso el acento en la necesidad de operar “de forma ordenada” puesto que, dijo a modo de ejemplo, la colocación de cemento y vigas de hierro en estructuras antiguas “hace mucho daño” para añadir que la pervivencia en el tiempo “la garantiza la cal y no el cemento”.

Detalló que esta primera edición de la actividad formativa estará dedicada al uso del yeso y la cal, un material que ha caído en desuso aunque, aclaró, para la Fundación “es un elemento preferente”.

El otro nuevo curso que este año proponen desde Albarracín estará dedicado a los paisajes culturales, se celebrará en noviembre y lo dirigirán las especialistas Ana Almagro y Mónica Luengo. La actividad formativa va dirigida a todos aquellos profesionales del ámbito de la restauración y la arquitectura, pero también de otros campos, como la biología. “Hay muy pocos arquitectos que se coloquen el apellido de paisajistas cuando debería ser lo habitual”, argumentó.

Jiménez señaló que “el término paisajes culturales implica la intervención integral tanto en el monumento como en el entorno”, al que hay que tener muy en cuenta a la hora de actuar. Se trata de “acciones integrales” donde se tienen en cuenta tanto los valores geográficos como los ambientales, “de forma que haya una sintonía armónica”. En este sentido, comentó que existe una tendencia generalizada al ajardinamiento, aunque reconoció que el respeto hacia la naturaleza y el territorio en el que se inserta el patrimonio construido” se está incrementando.

Antes de abordar una actuación, el gerente de Santa María planteó “establecer unos criterios, una valoración y un modo de hacer que supere la mera restauración patrimonial o medioambiental”.

Abriendo brecha

Antonio Jiménez comentó que, al igual que lo que ocurre con los materiales de restauración, no se trata solo de intervenir en el monumento y el entorno, sino de hacerlo de forma ordenada y recordó que, en este sentido, “Albarracín va abriendo una brecha”, dijo.

Entre los principales hitos que Jiménez destacó para este 2022 destaca la restauración de varias fuentes en el casco histórico de la capital turolense, que ya se iniciaron en los meses pasados pero es ahora cuando los técnicos llevarán a cabo “el trabajo minucioso”. También acogerán en el mes de mayo la primera reunión del Erasmus Plus, un programa que se inicia ahora, y rematarán Sonotomía, otro proyecto europeo que se llevó a cabo durante el ejercicio pasado.

Este año retomarán también los dos cursos que se suspendieron con la pandemia y que todavía no se han recuperado. Se trata del Curso de Pintura de Paisaje y del Flai, el Curso Internacional de Filosofía, Literatura, Arte e Infancia. Jiménez detalló al respecto que en ambos casos hay mucho interés por parte de los organizadores y los alumnos por volver a Albarracín.

Entre los cursos programados destacará este año el de Historia y Cultura Medieval que dirige José Luis Corral puesto que alcanza ya la edición número 25. A toda la actividad formativa, de restauración y a los proyectos europeos se sumarán siete conciertos que se desarrollarán en la iglesia auditorio de Santa María.

Precisamente el sábado se inició el XXIV ciclo de Música en Albarracín con un recital a cargo del trío Valencia Baryton Project, compuesto por Matthew Baker (baryton), Patricia García (violín y viola) y Alex Friedhoff (violonchelo) que interpretarán obras de F.J. Haydn, Steve Zink y John Pickup.-

A los actos organizados para la presentación del programa acudió un número importante de invitados, aunque menor al de anteriores citas de la Fundación debido principalmente a la lluvia.

Buñuel bajo la mirada de Masats y arte de mujeres abren los museos

La actividad cultural de Albarracín se ha iniciado con dos exposiciones de gran peso en las que, por un lado, se muestra al Buñuel más humano a través de las fotografías de Ramón Masats. Por otro lado, la Torre Blanca acoge Confluencias, una muestra colectiva de arte contemporáneo realizado por mujeres en el que las artistas dialogan entre ellas a través de diferentes técnicas y temáticas. Ambas muestras han sido organizadas en colaboración con la Dirección General de Cultura del Gobierno de Aragón.

Masats tuvo la oportunidad de adentrarse durante varios días en el ambiente de grabación de la película Viridiana y fruto de ese trabajo salieron un total de 35 fotografías que fueron positivadas por José Manuel Castro Prieto y ahora parte de ellas muestran en el Museo de Albarracín la faceta más humana del cineasta. Así, aunque en la mayor parte de las imágenes su gesto es serio, tanto las fotos que hay en Albarracín como el testimonio de su autor hablan de la amabilidad del genio de Calanda hacia su equipo de trabajo.

Ramón Masats (Premio Nacional de Fotografía en 2004) captó con su cámara la España de los años 50 y 60 y tuvo la oportunidad de fotografiar, en 1961, el rodaje de Viridiana, una de las cintas más emblemáticas del cineasta turolense. Fruto de ese trabajo es la exposición titulada Ramón Masats/Buñuel en Viridiana, que muestra imágenes de Buñuel dando indicaciones al personal, haciendo correcciones sobre el guion o mirando a través de la cámara. La intromisión del fotógrafo fue permitida por el director de cine, pero su única comunicación fue alguna mirada de recelo ya que lo consideraba un intruso.

La exposición, comisariada por Antonio Ansón y Amparo Martínez, se estructura en cinco secciones correspondientes al trabajo de Buñuel con el guion, la labor con el equipo técnico, el trabajo de cámara, el rodaje en exteriores y el rodaje en interiores, centrado en la escena correspondiente a la cena con los mendigos.

Confluencias es un encuentro intercultural e intergeneracional entre las artistas Juana Francés, Julia Puyo, Louise Bourgeois, Mari Ito, Aurèlia Muñoz, Ana Daganzo, Linda Lindberg, Atsuko Tanaka, Charo Costa, Lidia Benavides, Natalia Escudero y Grete Stern. La exposición, comisariada por Alejandra Rodríguez Cunchillos, tiene como objetivo visibilizar el papel de la mujer en las artes y se concibió como un punto de reflexión y revisión de los planteamientos bajo los que se ha relatado la historia del arte, tanto por la ausencia de figuras femeninas como por omisión de los trabajos realizados más allá del mundo occidental.

Entre las obras que cuelgan de las paredes de la Torre Blanca hay de los más variados estilos y en técnicas tan variadas como guoache, ceras, óleo, acrílico, litografía, xilografía, cianotipia y tintas sobre diversos soportes; textil, escultura, videoinstalación, fotomontaje o instalación con gres.

Tras la presentación del programa cultural, todos los asistentes tuvieron la oportunidad de recorrer ambas exposiciones acompañados por los comisarios que se han encargado de su montaje y que les explicaron los entresijos de las obras. Así Alejandra Rodríguez Cunchillos relató cómo había distribuido las obras, compaginando las de veteranas con otras de artistas noveles. Ambas muestras se podrán visitar hasta el 22 de mayo.

Entre las obras hay una de la becaria de paisaje, Lidia Benavides, y, en este sentido, Antonio Jiménez comentó que la extensa trayectoria de la Fundación permite analizar la evolución de los artistas que han pasado por allí.