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El cobijo  de los libros El cobijo  de los libros

El cobijo de los libros

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Camino Ibarz

Cuando la realidad supera la ficción me refugio en los libros. Los días de noticias espeluznantes que reflejan lo peor del ser humano que permite que 53 inmigrantes mueran asfixiados en un tráiler o que al menos otros 23 migrantes subsaharianos se dejen la vida en la frontera con Marruecos, encuentro en ellos consuelo, evasión y las claves históricas, de coyuntura política y socioeconómica que me ayudan a posicionarme en el ahora que me toca vivir.

Cuando la estupefacción llega en forma de noticia que más parece una broma, como la caída del torico, símbolo de Teruel, prefiero no levantar los ojos de sus páginas para no ver siquiera los memes más fascinantes de lo sucedido con las sirgas, desperfectos en la escultura, declaraciones, falta de informes… ¡Como para dar crédito!

Sólo pienso en mis turolenses del alma y en cómo lo están viviendo, en cómo se sienten a pocos días de comenzar unas fiestas ansiadas y necesarias, donde Él es protagonista indiscutible y punto neurálgico del que emana tanta alegría compartida. Suerte que entre mis manos tenía Los perros del bambú, de Vicent Gascó, en cuyas páginas me cobijé y con las que tanto he aprendido de Myanmar -antigua Birmania-, sumida de nuevo, desde 2021, en una dictadura.

La novela engancha, cuenta la historia de Zaw Zaw, un cabecilla que participó en el Shiq lay lone de 1988, huyó de la represión y regresa a Birmania tras 30 años en el exilio, en busca de su padre.

Es una aventura de vuelta a sus orígenes y sanador para el protagonista. A través de ese viaje se conoce un país que se antoja maravilloso, por su cultura, paisajes… no desvelo más y les invito a que se refugien en éste y en cuantos libros puedan porque la vida es más llevadera, incluso maravillosa, con libros.

Y hagan un paréntesis para disfrutar de La Vaquilla -o de su fiesta local-, para sentir esa alegría colectiva que es también, como los libros, alimento del alma, aunque en Teruel esté herida.

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