Báguena trata de devolver normalidad a la rambla, cubierta de depósitos otra vez
Los daños causados por las riadas del sábado reabren las heridas que dejaron las ramblas 15 días atrás
El agua arruinó los trabajos realizados en los últimos días para sumir de nuevo en el caos a estos municipios
“Estamos hundidos y agotados. Estamos todo el pueblo asustados”. Ese era este lunes el estado de ánimo de los vecinos de Báguena, según confirmó la alcaldesa, María José Rubio, después de que durante el fin de semana una nueva tromba de agua volviera a cruzar el municipio llenado de nuevo de sedimentos las calles que se habían conseguido limpiar tras la sucesión de tormentas de finales de agosto y principios de septiembre. Este fin de semana llovió sobre mojado y los vecinos de los municipios del Oeste de la comarca del Jiloca vieron con desolación cómo el agua volvía a bajar con fuerza y con los títulos de propiedad debajo del brazo.
Báguena, Burbáguena, Lechago y Cuencabuena volvieron a ver cómo el agua terminaba de destrozar infraestructuras tras la copiosa tormenta que precipitó más de 53 litros en cinco horas en Burbáguena o 70 en Lechago. De hecho, la cantidad de agua recogida en el pluviómetro de Burbáguena supone que en las últimas tres semanas se alcancen casi los 300 litros, más de la mitad de lo que llueve en un año “normal” en el municipio, dijo su alcalde, Joaquín Peribáñez.
Tanto en Báguena como en Burbáguena, además, la fuerza de la riada afectó de nuevo al abastecimiento de agua. Mientras que en Burbáguena la captación está totalmente perdida y el municipio tiene que beber del pozo de respaldo al que solo se recurría en los meses de verano, en Báguena no se ha podido acceder todavía al punto del sondeo, y aunque el agua llega a la red de abastecimiento con cierta turbidez, se habría confirmado que es apta para el uso de boca, dijo la alcaldesa.
Otros puntos de la geografía turolense también sufrieron estragos por las llouvias torrenciales, como Albalate del Arzobispo, entre otros, donde el agua anegó campos y desbordó barrancos.
El presidente de la Diputación de Teruel, Joaquín Juste, confirmó este lunes el alcance de los daños provocados por las tormentas. “Los desastres son tan potentes como fueron en la riada anterior. Sí que es verdad que se han vuelto a deteriorar algunos caminos”, ratificó Juste, que aseguró que “la DPT está poniendo los medios necesarios para abrir las carreteras que se han quedado afectadas por arrastre de material y volver otra vez a restituir los caminos, algunos que ya los habíamos arreglado. Volverá otra vez a tocar arreglarlos en colaboración con los ayuntamientos”, concluyó.
El presidente provincial opinó que “las inversiones que vamos a tener que hacer extraordinarias, tanto la Diputación como los ayuntamientos, sí que requieren el que esa zona (se considere como) catastrófica o al menos que haya aportación del Estado. Otras veces han sido hasta el 50%, cuando Gloria y el Filomena, el Estado puso el 50% de las infraestructuras”, recordó.
Juste expresó que en Báguena, técnicos de la institución provincial “están estudiando qué posibilidades tenemos. No es fácil, pero sí que contemplaremos la posibilidad de hacer un nuevo proyecto, ensanchar la calle, cambiar las pluviales, las fecales, que vayan por caminos diferentes”, pero insistió en que la principal actuación pendiente es “limpiar los cauces y poner diques de contención en los barrancos. Algo que en estos momentos prohíbe la confederación, que no entiendo”.
En Burbáguena, Peribáñez explicó que el pueblo “no está igual que hace 20 días pero casi, porque la tormenta del sábado nos han vuelto a revivir esa triste realidad”. Peribáñez lamentó que todo el trabajo que se había realizado para arreglar los caminos de su término municipal terminó resultado estéril después de que la tormenta del sábado volviera a dejar estas vías inservibles. “Parte de los caminos que se habían podido recuperar, pues hemos vuelto a tener los mismos problemas porque la tierra no estaba compacta y con el agua que ha venido, 53 litros en prácticamente 5 horas, hemos vuelto a las andadas”, explicó. La sociedad de regantes trasladó este lunes al Ayuntamiento su preocupación por el estado en el que han quedado sus acequias tras esta segunda embestida del agua. En este escenario, Burbáguena estima en más de 700.000 euros la primera valoración de daños causados por las avenidas y la lluvia en el último mes.
En Báguena, la máquina que estuvo aquella semana trabajando sin descanso dentro del cauce de la rambla tuvo que regresar al mismo punto para seguir retirando material arrastrado por el agua. Sin embargo, en esta ocasión no fue posible crear las compuertas que impiden que el agua de la rambla entre a las calles del pueblo, por lo que la afección fue mayor. “Llamamos a la máquina corriendo. Nos va a costar un dineral y no sé quién va a pagar todo esto”, lamentó la alcaldesa, María José Rubio, que apuntó que en esta ocasión el cauce que más agua recogió fue el de la rambla Barbadante, que “ha sido una cosa horrorosa”, dijo. Esta riada anegó hasta 400 hectáreas de labores llenando de grava varias fincas, inutilizándolas, y provocó desperfectos en el Camino Natural Santander-Mediterráneo a su paso por el municipio.
Mientras, en Báguena, se sabe que la captación de agua está dañada aunque todavía no se ha podido acceder a ese lugar para evaluar su estado. Además, la edil mostró su inquietud por el estado en el que hubiera quedado el sistema de saneamiento, temiendo que se haya vuelto a colapsar por tierra y piedras.
En Lechago, la fuerza de la corriente hizo estragos en el Parque Lineal, que se estreno la pasada primavera. Esta infraestructura, en la que la CHE había invertido 100.000 euros como parte de la compensación por la construcción del pantano, volvió a sufrir los embates del agua, que arrastró 100 metros de la escollera que lo sustentaba, repartiendo las piedras de media tonelada a lo largo de cientos de metros, aguas abajo. Además, la riada volvió a llenar algunas calles de grava y piedras, entró en casas y garajes y terminó de destrozar los huertos que ya arruinó semanas atrás y que los dueños se habían esmerado en recuperar. “La parte de las infraestructuras del pueblo, como la fuente, calles, con arrastres de piedras y tierras, fue importante. Todos los huertos de la zona de la Rambla estaban totalmente anegados con las pérdidas correspondientes para la gente. Y luego, hubo bastantes garajes y casas que les entraron agua”, relató el alcalde pedáneo, José Manuel Roche.
Su vecina Cuencabuena volvió a sufrir también el empuje de la riada, que levantó otro tramos del pavimento de la entrada al pueblo y estropeó dos calles, explicó el alcalde de Calamocha, Manuel Rando, este lunes tras la visita que cursó a la zona afectada por este nuevo episodio de tormentas.
De nuevo, muchas de las miradas se han dirigido a la Confederación Hidrográfica del Ebro, responsable tanto del río Jiloca y su dominio como de las ramblas y cauces que desembocan en él.
Báguena, Burbáguena, Lechago y Cuencabuena volvieron a ver cómo el agua terminaba de destrozar infraestructuras tras la copiosa tormenta que precipitó más de 53 litros en cinco horas en Burbáguena o 70 en Lechago. De hecho, la cantidad de agua recogida en el pluviómetro de Burbáguena supone que en las últimas tres semanas se alcancen casi los 300 litros, más de la mitad de lo que llueve en un año “normal” en el municipio, dijo su alcalde, Joaquín Peribáñez.
Tanto en Báguena como en Burbáguena, además, la fuerza de la riada afectó de nuevo al abastecimiento de agua. Mientras que en Burbáguena la captación está totalmente perdida y el municipio tiene que beber del pozo de respaldo al que solo se recurría en los meses de verano, en Báguena no se ha podido acceder todavía al punto del sondeo, y aunque el agua llega a la red de abastecimiento con cierta turbidez, se habría confirmado que es apta para el uso de boca, dijo la alcaldesa.
Otros puntos de la geografía turolense también sufrieron estragos por las llouvias torrenciales, como Albalate del Arzobispo, entre otros, donde el agua anegó campos y desbordó barrancos.
El presidente de la Diputación de Teruel, Joaquín Juste, confirmó este lunes el alcance de los daños provocados por las tormentas. “Los desastres son tan potentes como fueron en la riada anterior. Sí que es verdad que se han vuelto a deteriorar algunos caminos”, ratificó Juste, que aseguró que “la DPT está poniendo los medios necesarios para abrir las carreteras que se han quedado afectadas por arrastre de material y volver otra vez a restituir los caminos, algunos que ya los habíamos arreglado. Volverá otra vez a tocar arreglarlos en colaboración con los ayuntamientos”, concluyó.
El presidente provincial opinó que “las inversiones que vamos a tener que hacer extraordinarias, tanto la Diputación como los ayuntamientos, sí que requieren el que esa zona (se considere como) catastrófica o al menos que haya aportación del Estado. Otras veces han sido hasta el 50%, cuando Gloria y el Filomena, el Estado puso el 50% de las infraestructuras”, recordó.
Juste expresó que en Báguena, técnicos de la institución provincial “están estudiando qué posibilidades tenemos. No es fácil, pero sí que contemplaremos la posibilidad de hacer un nuevo proyecto, ensanchar la calle, cambiar las pluviales, las fecales, que vayan por caminos diferentes”, pero insistió en que la principal actuación pendiente es “limpiar los cauces y poner diques de contención en los barrancos. Algo que en estos momentos prohíbe la confederación, que no entiendo”.
Volver a empezar
El desánimo está generalizado entre los vecinos y responsables políticos de esta parte de la provincia después de ver cómo una nueva tormenta hizo que todos los esfuerzos realizados por todas las administraciones para intentar devolver la normalidad tras las riadas de hace dos semanas se quedaron en nada.En Burbáguena, Peribáñez explicó que el pueblo “no está igual que hace 20 días pero casi, porque la tormenta del sábado nos han vuelto a revivir esa triste realidad”. Peribáñez lamentó que todo el trabajo que se había realizado para arreglar los caminos de su término municipal terminó resultado estéril después de que la tormenta del sábado volviera a dejar estas vías inservibles. “Parte de los caminos que se habían podido recuperar, pues hemos vuelto a tener los mismos problemas porque la tierra no estaba compacta y con el agua que ha venido, 53 litros en prácticamente 5 horas, hemos vuelto a las andadas”, explicó. La sociedad de regantes trasladó este lunes al Ayuntamiento su preocupación por el estado en el que han quedado sus acequias tras esta segunda embestida del agua. En este escenario, Burbáguena estima en más de 700.000 euros la primera valoración de daños causados por las avenidas y la lluvia en el último mes.
En Báguena, la máquina que estuvo aquella semana trabajando sin descanso dentro del cauce de la rambla tuvo que regresar al mismo punto para seguir retirando material arrastrado por el agua. Sin embargo, en esta ocasión no fue posible crear las compuertas que impiden que el agua de la rambla entre a las calles del pueblo, por lo que la afección fue mayor. “Llamamos a la máquina corriendo. Nos va a costar un dineral y no sé quién va a pagar todo esto”, lamentó la alcaldesa, María José Rubio, que apuntó que en esta ocasión el cauce que más agua recogió fue el de la rambla Barbadante, que “ha sido una cosa horrorosa”, dijo. Esta riada anegó hasta 400 hectáreas de labores llenando de grava varias fincas, inutilizándolas, y provocó desperfectos en el Camino Natural Santander-Mediterráneo a su paso por el municipio.
Daños en infraestructuras
La captación de agua de Burbáguena ha desaparecido y la tubería que conducía el agua hasta el municipio se encuentra ahora repartida por la comarca en fragmentos tras ser arrastrada por la corriente.Mientras, en Báguena, se sabe que la captación de agua está dañada aunque todavía no se ha podido acceder a ese lugar para evaluar su estado. Además, la edil mostró su inquietud por el estado en el que hubiera quedado el sistema de saneamiento, temiendo que se haya vuelto a colapsar por tierra y piedras.
En Lechago, la fuerza de la corriente hizo estragos en el Parque Lineal, que se estreno la pasada primavera. Esta infraestructura, en la que la CHE había invertido 100.000 euros como parte de la compensación por la construcción del pantano, volvió a sufrir los embates del agua, que arrastró 100 metros de la escollera que lo sustentaba, repartiendo las piedras de media tonelada a lo largo de cientos de metros, aguas abajo. Además, la riada volvió a llenar algunas calles de grava y piedras, entró en casas y garajes y terminó de destrozar los huertos que ya arruinó semanas atrás y que los dueños se habían esmerado en recuperar. “La parte de las infraestructuras del pueblo, como la fuente, calles, con arrastres de piedras y tierras, fue importante. Todos los huertos de la zona de la Rambla estaban totalmente anegados con las pérdidas correspondientes para la gente. Y luego, hubo bastantes garajes y casas que les entraron agua”, relató el alcalde pedáneo, José Manuel Roche.
Su vecina Cuencabuena volvió a sufrir también el empuje de la riada, que levantó otro tramos del pavimento de la entrada al pueblo y estropeó dos calles, explicó el alcalde de Calamocha, Manuel Rando, este lunes tras la visita que cursó a la zona afectada por este nuevo episodio de tormentas.
De nuevo, muchas de las miradas se han dirigido a la Confederación Hidrográfica del Ebro, responsable tanto del río Jiloca y su dominio como de las ramblas y cauces que desembocan en él.
Reproches a la CHE
“El único órgano que no ha venido oficialmente, porque no sé si han venido a ver cómo están los daños de los ríos y de los barrancos, ha sido la Confederación. Los demás han venido todos, el Instituto Aragón del Agua, a ver las captaciones, la Dirección Provincial de Agricultura, a ver las acequias y el consejero, a ver los daños generales. Pero de la Confederación, en teoría, no ha venido nadie después de las riadas. Digo en teoría, porque a mí no me ha comunicado oficialmente nadie que venía a ver los desperfectos”, explicó el primer edil de Burbáguena.- Comarcas viernes, 6 de septiembre de 2024
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