El proyecto Hidrotuber analiza cuánta agua hace falta en las plantaciones de trufa y en qué momento es preciso regar

El proyecto Hidrotuber. Gestión eficiente del agua en plantaciones truferas, se puso en marcha a mediados de este año 2024 con el objetivo de conocer las necesidades de agua que tienen las plantas y también el estrés que sufren en función de la disponibilidad.

El agua es vital en el desarrollo de la trufa, pero echar la cantidad que realmente necesita el árbol es fundamental, por eso hay que conocer los aportes que garanticen cubrir la demanda tanto del hongo como de la carrasca o el roble donde se hospeda.

La encargada de desarrollar el proyecto es la investigadora del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) María Martín, quien reconoce que el riego “es un problema hoy en día porque la gente no tiene unas directrices claras de cómo regar las plantaciones”. Así, plantea que el comportamiento de los suelos varía y no requiere el mismo aporte uno arcilloso que los arenosos, de ahí la importancia de conocer el tipo de suelo que tenemos en nuestra finca para regar de forma eficiente. Por otra parte, entra en juego el clima, y los patrones de lluvia están cambiando mucho en el tiempo, los modelos de los últimos años apenas sirven porque “hay años con precipitaciones nulas que se alternan con otros de lluvias muy intensas y tenemos que adaptarnos a ello”, concreta la investigadora.

Muchas personas siguen un modelo tradicional, “lo que se ha hecho siempre” para regar, pero no funciona y Martín pone como ejemplo que en 2023 hubo una primavera muy cálida en la que la gente no realizó aportes porque tradicionalmente no se habían hecho y los llevó a cabo más tarde, cuando los primordios ya se habían formado.

Estrés de la planta

El proyecto pretende cubrir dos objetivos, por un lado conocer las necesidades y el estrés que sufren las plantas en función de la disponibilidad de agua, para saber las necesidades tanto de la propia planta como del hongo. Por otro lado, se analizarán las dosis y el tiempo de riego de cara a establecer los más eficientes para una parcela determinada. En la prueba se analizará tanto el riego por microaspersión como por aspersión para ver cuál funciona mejor.
 

Las fincas experimentales se localizan en Mora de Rubielos y Cella y cuentan con Quercus ilex y Quercus faginea. En estos campos ya había sensores, de forma que en la recopilación de los datos no se parte de cero.

En ellas se han colocado sensores de potencial hídrico en el suelo para conocer el agua que tiene disponible, así como dendrómetros en el tronco para detectar las dilataciones o contracciones que tienen en función de su estado fisiológico.

El estudio se completará con la realización de vuelos de dron con cámaras de multiespectro para conocer el estado de la masa arbórea y, por otro lado, se llevarán a cabo ensayos de homogeneidad de riego, para saber si el agua llega a todos los sitios por igual. En este sentido, María Martín precisa que se trabajará en colaboración con el Servicio Provincial de Medio Ambiente y Turismo y con el de Agricultura, Ganadería y Alimentación con el fin de crear, con la aportación de los diferentes departamentos, una base de datos real con las plantaciones truferas que existen en la provincia.

Dos años

Hidrotuber se desarrollará hasta mediados de 2026 y cuenta con una partida económica de 120.000 euros procedentes del Fondo de Inversiones de Teruel correspondiente al año 2023.

Hidrotuber complementa los del proyecto Tuberlinks, coordinado desde el CITA por José Javier Peguero Pina. Se ha ampliado a otras zonas de estudio la colocación de termómetros infrarrojos en la copa de las plantas truferas para comprobar su comportamiento frente a los aportes hídricos.