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El curso de encuadernación recupera en Albarracín un manual para exorcismos El curso de encuadernación recupera en Albarracín un manual para exorcismos
Vista general de algunas de las alumnas del curso de restauración durante el taller que se ha desarrollado en la Fundación Santa María de Albarracín

El curso de encuadernación recupera en Albarracín un manual para exorcismos

Una decena de restauradoras de varias zonas de España se forman en la Fundación Santa María
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Cruz Aguilar
Un manual de 1795 con los pasos que los sacerdotes debían seguir para la realización de exorcismos es una de las piezas más curiosas sobre las que se ha actuado en el Curso de Restauración de Encuadernaciones que el viernes concluyó en la Fundación Santa María de Albarracín. Durante tres semanas, un total de diez restauradoras se han familiarizado con diferentes tipos de libros encuadernados, de materiales diversos y en estados de conservación dispares.

La obra, llamada Rituale Romanum, presenta el código de conducta que debe seguir un exorcista y los rituales y sacramentos que hay que realizar para lograr el objetivo. Además, la publicación presenta anotaciones manuscritas en los márgenes, con preguntas en latín para conocer más datos sobre el exorcizado, como si está o no bautizado.

La profesora del curso, Sara Mañoso, explica que el documento tiene unas tapas de madera cubiertas por una piel oscura con decoraciones doradas y cierres metálicos. La encuadernación tenía pérdidas en las esquinas y en la zona de la cabezada, además de que las guardas interiores están “muy deterioradas porque habían sufrido el traspaso de la tinta de la piel al papel”, comenta. Durante el proceso se han desmontado y lavado, lo que ha permitido a su vez tratar la madera de las tapas, que se ha reintegrado con un material específico para reconstruir la madera, según relata la profesora del curso.

“También atendimos a las pérdidas de la piel, en la que se han realizado injertos con papel japonés que posteriormente se reintegró cromáticamente”, comenta Mañoso, quien añade que se le ha dado un acabado con una cera específica para mejorar su conservación.

Además de este manual para exorcismos, durante el curso se ha trabajado en otros libros, entre ellos dos pasionarios, que son libros con cánticos, del siglo XVII encuadernados en pergamino que presentaban grandes pérdidas. Estos bienes ya se restauraron parcialmente en el curso de documento gráfico, donde atendieron a las hojas de papel, mientras que ahora las restauradoras han mejorado la encuadernación en pergamino.

Las alumnas han intervenido en un misal romano de 1820 que tenía unos cierres metálicos de plata que también se han abordado. Las cubiertas, que son en piel y con decoraciones doradas, presentaban daños en las esquinas y varias rozaduras. No es la primera actuación que se realiza en el misal, ya que se han encontrado restos de cambios en la cabezada que posiblemente se llevaron a cabo en la década de los 60 del pasado siglo.

Misas de difuntos


Todos los libros sobre los que se ha trabajado proceden de la catedral de Albarracín, al igual que otras dos piezas utilizadas en los funerales. Se trata de Misal pro defunctis, del año 1900, que los alumnos desmontaron completamente porque la costura se había perdido. También se eliminaron varias bisagras de papel colocadas a lo largo de los años para fijar las hojas desprendidas. “Es uno de los libros más utilizados” de todos los que se han restaurado, concreta Sara Mañoso, quien matiza que todas las piezas tuvieron en su momento un gran uso. Plantea que una de las complicaciones a la hora de restaurar un libro es que se le debe devolver su funcionalidad, es decir, que abran y cierren por completo, que constituye habitualmente el principal problema que arrastran cuando llegan al taller de restauración.


Otra de las obras ha sido Misae in agenda defunctorum, realizado en 1855 en piel y con una cruz dorada en la portada hecha a mano con los denominados “hierros de dorar” que son filamentos de metal que se iban colocando. Las alumnas desmontaron completamente esta obra y colocaron unos cartones nuevos para sustituir los viejos, que no tenían cohesión y presentaban una gran fragilidad. Además, la piel se limpió tanto interior como exteriormente y se volvió a colocar sobre las tapas.

Las piezas sobre las que se ha intervenido presentaban patologías diversas que requerían desde pequeñas actuaciones hasta la realización de una encuadernación nueva y completa. Es lo que ocurrió con un Kyriale (libro de cantos gregorianos que se usaba en la misa) de 1906. Durante el curso impartido en la Fundación Santa María se restauraron las hojas de papel, que aunque no es la especialidad en ocasiones se realiza. Cuando se reconstruye totalmente la encuadernación se hace “sin ningún tipo de decoración”, apunta la responsable de la actividad formativa, porque el objetivo es evitar crear “un falso histórico”.


Sin prácticas por la covid


El curso iba dirigido a restauradores, aunque Mañoso manifiesta que la mayor parte del alumnado procedía de la especialidad de documento gráfico. “En la carrera son pocas las horas y obras que se abordan de encuadernación”, reconoce, para añadir que la pandemia ha afectado notoriamente a las prácticas universitarias ya que la mayor parte de ellas se eliminaron. “En los años anteriores venían con algunas ideas muy claras de determinados temas y en esta edición del curso hemos tenido que retomarlas”, dice.

En total han tomado parte una decena de restauradoras procedentes de lugares tan dispare como Teruel, Comunidad de Madrid, Andalucía, Comunidad Valenciana o Cataluña.

Sara Mañoso es restauradora especializada en documento gráfico y con importantes conocimientos de encuadernación, un oficio al que se ha dedicado su familia y que ella practica desde la juventud. Ahora cuenta con un taller propio de restauración en Ávila y apunta que la mayor parte de los encargos proceden de instituciones publicas, como archivos, bibliotecas o universidades.

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