Los asistentes al encuentro que tuvo lugar este viernes en Albarracín para buscar soluciones al problema de la masificación, que puede afectar a la ciudad en un futuro
Albarracín diseñará un Plan de Ordenación Turística con empresarios, técnicos y políticos
Ayuntamiento y Fundación Santa María crean una mesa de trabajo para analizar el fenómeno
Una mesa de trabajo formada por participantes del Ayuntamiento de Albarracín, la Fundación Santa María y profesionales de diferentes ámbitos vinculados con el patrimonio y el turismo y conocedores del fenómeno Albarracín, se constituyó este viernes en la ciudad para poner sobre la mesa el estado de la cuestión y diseñar las dinámicas que hacen falta para lograr el equilibrio futuro entre turismo y patrimonio. Con ese fin, Albarracín plantea la necesidad de contar con un Plan de Ordenación Turística en cuya elaboración participarán todos los agentes que tienen algo que ver con el turismo y/o el patrimonio, que en la ciudad son la práctica totalidad de sus habitantes.
Será ahí donde se establezcan las guías que marquen el camino a seguir y que, como apuntó la directora del Curso de Paisajes Culturales que se realiza en Albarracín y arquitecta Ana Almagro, “deben de ser consensuadas entre los poderes políticos, los empresarios y la comunidad local, que es la que vive de ese patrimonio”, enumeró.
La creación del comité de expertos surgió desde el Ayuntamiento porque el alcalde, Daniel Úbeda, señaló que existe “la necesidad de poner en marcha este grupo de trabajo para fijar los ejes de actuación que nos sirvan a la hora de desarrollar las políticas municipales en materia de turismo y patrimonio”. A su juicio, Albarracín “a día de hoy no está en riesgo”, dijo categórico, aunque reconoció que existe “un caldo de cultivo para que eso se produzca”. El regidor consideró que actualmente la llegada de turistas “no es tan masiva, salvo en momentos puntuales” y señaló que la clave está en la desestacionalización y el ordenamiento de las visitas a lo largo de todo el año.
El director gerente de la Fundación Santa María de Albarracín, Antonio Jiménez, puso el acento en la importancia que ha tenido la cultura en el Albarracín de hoy. Además, recordó a los asistentes que fue el Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico, que se aprobó a finales de la década de los 80, el que estableció los límites que han posibilitado el recurso de primer orden que actualmente es la ciudad: “El cuidado y la exquisitez de Albarracín se fundamenta en lo que en su día recogió ese plan”, concretó. Una normativa que muchos vecinos encajaron mal en ese momento porque acotó su libertad a la hora de modificar sus propias viviendas, pero que ahora, vista con perspectiva, ha sido clave para que la localidad se coloque entre las más bonitas del mundo en todas las plataformas turísticas. En este sentido, en la reunión se planteó también la necesidad de actualizar ese documento para atender a las nuevas problemáticas de hoy.
Todos los presentes en el encuentro, que se prolongó a lo largo de toda la jornada, estaban de acuerdo en que hay que huir de la masificación, pero también coincidieron en señalar la dificultad que entraña “ponerle puertas al campo”. En este sentido, sí se puede delimitar, como apuntó Daniel Úbeda, el acceso a determinados espacios, como la muralla de Albarracín, aunque el regidor municipal rechazó que se esté deteriorando, como sí plantea la directora del Curso de Paisajes Culturales, Ana Almagro, también presente en el encuentroen Albarracín. Úbeda plantea como una posible medida para regular los accesos la delimitación de los horarios de visita en la muralla.
Los expertos se reunirán de forma periódica para ir analizando las cuestiones que puedan surgir. Aunque la primera de las sesiones fue presencial, en un futuro podrían realizarse también reuniones online.
Antonio Jiménez destacó que la problemática para llegar a un equilibrio entre afluencia turística y patrimonio no es única de Albarracín, sino de “todos los lugares con un atractivo cultural”. Aunque está contento con que la ciudad sea pionera en dar este paso y agradece el interés municipal, a su juicio, debería contemplarse desde una perspectiva más amplia y “poner las bases de un desarrollo ordenado de forma conjunta con otros países europeos”.
El responsable detalló que tanto el número de plazas hoteleras como los restaurantes hablan de “un monocultivo que puede poner en peligro una dinámica ordenada” y alerta de que “no siempre más es mejor”.
Aunque es difícil conocer los datos exactos de visitantes que pasan por la ciudad, el año pasado el número de vehículos que estacionaron en la zona azul fue de 100.000. Estos aparcamientos, controlados por el consistorio, están situados en diversos puntos de la ciudad y la mayor parte de los visitantes que llegan hasta allí los utilizan.
El gerente de la Fundación Santa María describió, como uno de los principales escollos para la ciudad, la proliferación de viviendas y apartamentos de uso turístico, “que han creado un problema de masificación y habitabilidad en el conjunto histórico”. También sacó a la palestra el gran número de autobuses que en determinados momentos llegan hasta la ciudad y que pueden contribuir a difundir “una imagen nefasta de un Albarracín masificado”. No obstante, al igual que el alcalde, Jiménez reconoció que “no es un problema acuciante ahora mismo, ya que se produce puntualmente, aunque últimamente con mucha frecuencia”, lamentó. Incidió en que precisamente el objetivo del grupo de trabajo es anticiparse “al problema que pueda llevar al deterioro del recurso y de las posibilitares de Albarracín”.
En este sentido también se pronunciaron algunos de los expertos que tomaron parte en la reunión, donde quedó patente que la problemática “se está debatiendo en muchos lugares, pero ninguno aporta soluciones para solventarla”.
En el encuentro estaban, además de Ana Almagro, María García Hernández, profesora de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), y directora del grupo de investigación Turismo, Patrimonio y Desarrollo de esta universidad; Juan Martín Fernández, director de la Sección Departamental de Economía Aplicada, Pública y Política de la UCM; Ana María Yáñez Vega, profesora y vicedecana de Política Académica y Profesorado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología; Patricia Hernández Lamas, arquitecta y paisajista, directora de la Fundación Miguel Aguiló de la Universidad Politécnica de Madrid. y Celia Martínez Yáñez, profesora titular Universidad de Granada, miembro de la junta directiva del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos). Así mismo, la mesa de trabajo contó con la Fundación Santa María, representada por el gerente, por Nacho Ginesta y Elena Almazán; y el Ayuntamiento, desde el que acudió el alcalde y la técnica de Turismo, Laura Hernández.
Será ahí donde se establezcan las guías que marquen el camino a seguir y que, como apuntó la directora del Curso de Paisajes Culturales que se realiza en Albarracín y arquitecta Ana Almagro, “deben de ser consensuadas entre los poderes políticos, los empresarios y la comunidad local, que es la que vive de ese patrimonio”, enumeró.
La creación del comité de expertos surgió desde el Ayuntamiento porque el alcalde, Daniel Úbeda, señaló que existe “la necesidad de poner en marcha este grupo de trabajo para fijar los ejes de actuación que nos sirvan a la hora de desarrollar las políticas municipales en materia de turismo y patrimonio”. A su juicio, Albarracín “a día de hoy no está en riesgo”, dijo categórico, aunque reconoció que existe “un caldo de cultivo para que eso se produzca”. El regidor consideró que actualmente la llegada de turistas “no es tan masiva, salvo en momentos puntuales” y señaló que la clave está en la desestacionalización y el ordenamiento de las visitas a lo largo de todo el año.
El director gerente de la Fundación Santa María de Albarracín, Antonio Jiménez, puso el acento en la importancia que ha tenido la cultura en el Albarracín de hoy. Además, recordó a los asistentes que fue el Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico, que se aprobó a finales de la década de los 80, el que estableció los límites que han posibilitado el recurso de primer orden que actualmente es la ciudad: “El cuidado y la exquisitez de Albarracín se fundamenta en lo que en su día recogió ese plan”, concretó. Una normativa que muchos vecinos encajaron mal en ese momento porque acotó su libertad a la hora de modificar sus propias viviendas, pero que ahora, vista con perspectiva, ha sido clave para que la localidad se coloque entre las más bonitas del mundo en todas las plataformas turísticas. En este sentido, en la reunión se planteó también la necesidad de actualizar ese documento para atender a las nuevas problemáticas de hoy.
Todos los presentes en el encuentro, que se prolongó a lo largo de toda la jornada, estaban de acuerdo en que hay que huir de la masificación, pero también coincidieron en señalar la dificultad que entraña “ponerle puertas al campo”. En este sentido, sí se puede delimitar, como apuntó Daniel Úbeda, el acceso a determinados espacios, como la muralla de Albarracín, aunque el regidor municipal rechazó que se esté deteriorando, como sí plantea la directora del Curso de Paisajes Culturales, Ana Almagro, también presente en el encuentroen Albarracín. Úbeda plantea como una posible medida para regular los accesos la delimitación de los horarios de visita en la muralla.
Los expertos se reunirán de forma periódica para ir analizando las cuestiones que puedan surgir. Aunque la primera de las sesiones fue presencial, en un futuro podrían realizarse también reuniones online.
Antonio Jiménez destacó que la problemática para llegar a un equilibrio entre afluencia turística y patrimonio no es única de Albarracín, sino de “todos los lugares con un atractivo cultural”. Aunque está contento con que la ciudad sea pionera en dar este paso y agradece el interés municipal, a su juicio, debería contemplarse desde una perspectiva más amplia y “poner las bases de un desarrollo ordenado de forma conjunta con otros países europeos”.
El responsable detalló que tanto el número de plazas hoteleras como los restaurantes hablan de “un monocultivo que puede poner en peligro una dinámica ordenada” y alerta de que “no siempre más es mejor”.
Aunque es difícil conocer los datos exactos de visitantes que pasan por la ciudad, el año pasado el número de vehículos que estacionaron en la zona azul fue de 100.000. Estos aparcamientos, controlados por el consistorio, están situados en diversos puntos de la ciudad y la mayor parte de los visitantes que llegan hasta allí los utilizan.
El gerente de la Fundación Santa María describió, como uno de los principales escollos para la ciudad, la proliferación de viviendas y apartamentos de uso turístico, “que han creado un problema de masificación y habitabilidad en el conjunto histórico”. También sacó a la palestra el gran número de autobuses que en determinados momentos llegan hasta la ciudad y que pueden contribuir a difundir “una imagen nefasta de un Albarracín masificado”. No obstante, al igual que el alcalde, Jiménez reconoció que “no es un problema acuciante ahora mismo, ya que se produce puntualmente, aunque últimamente con mucha frecuencia”, lamentó. Incidió en que precisamente el objetivo del grupo de trabajo es anticiparse “al problema que pueda llevar al deterioro del recurso y de las posibilitares de Albarracín”.
En este sentido también se pronunciaron algunos de los expertos que tomaron parte en la reunión, donde quedó patente que la problemática “se está debatiendo en muchos lugares, pero ninguno aporta soluciones para solventarla”.
Los integrantes del equipo
En el encuentro estaban, además de Ana Almagro, María García Hernández, profesora de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), y directora del grupo de investigación Turismo, Patrimonio y Desarrollo de esta universidad; Juan Martín Fernández, director de la Sección Departamental de Economía Aplicada, Pública y Política de la UCM; Ana María Yáñez Vega, profesora y vicedecana de Política Académica y Profesorado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología; Patricia Hernández Lamas, arquitecta y paisajista, directora de la Fundación Miguel Aguiló de la Universidad Politécnica de Madrid. y Celia Martínez Yáñez, profesora titular Universidad de Granada, miembro de la junta directiva del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos). Así mismo, la mesa de trabajo contó con la Fundación Santa María, representada por el gerente, por Nacho Ginesta y Elena Almazán; y el Ayuntamiento, desde el que acudió el alcalde y la técnica de Turismo, Laura Hernández.
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