El estandarte del Nazareno a su salida de la iglesia Santa María, entre la expectación del público. M. N.
La nutrida Hermandad del Nazareno tiñe de azul, blanco y rojo la parte alta de Alcañiz
Un millar largo de cofrades representa uno de los desfiles más llamativos de la Ruta del Tambor y Bombo por su solemnidad, vistosidad y tradición
El azul, blanco y rojo de las túnicas, capirotes y capas de la Hermandad del Nazareno tiñeron las calles de la parte alta de Alcañiz durante la noche del Miércoles Santo en una de las procesiones más multitudinarias, solemnes y vistosas de la Semana Santa de la Ruta del Tambor y Bombo.
Miles de alcañizanos y visitantes contemplaron uno de los desfiles procesionales más elegantes y espectaculares del Bajo Aragón, que este año se nutrió con 30 nuevos cofrades que fueron nombrados justo antes de que comenzara el desfile, a las 22:30 horas en la iglesia de Santa María la Mayor.
En esta ocasión, el hermano de Honor fue Julián González, antiguo miembro de la junta directiva de la Hermandad del Nazareno. Actualmente continúa colaborando con la limpieza de peanas y el mantenimiento de los tambores que se van rompiendo año tras año, fruto de los incansables ensayos preparatorios para la procesión.
Manuel Gracia ostentó en esta ocasión el cargo de hermano de Honor por turno, coincidiendo casualmente con el año del centenario de una saga de fotógrafos profesionales en el seno de su familia que, entre otras cosas, deja cada año instantáneas semanasantistas para el recuerdo.
En presencia de ambos, y tras las palabras del párroco, la banda de cornetas y tambores de la cofradía comenzó a tocar, dando inicio al desfile de pasos procesionales y otros elementos simbólicos que forman parte de este desfile, que supera ampliamente la participación de un millar de alcañizanos.
Con paso lento pero firme, abrieron la procesión estandartes y farolillos, la Cruz Guión y pronto se pudo ver el primer paso emblemático: la Cruz Morada, que anunciaba la inminente llegada de Cristo Atado a la Columna, Jesús Nazareno con el Cirineo y la Verónica.
Unas trescientas personas circularon por el interior de la procesión escoltadas por más de un millar de velas, todos coordinados bajo las indicaciones de los cetrilleros. También participaron los romanos con sus cornetas y tambores. Incensarios y antorchas completaron un desfile que, como empieza a ser tradición, tuvo una banda de tambores de inicio con nueve componentes para dotar de sonido y empaque a la parte delantera.
Después de tres horas de paseo por la parte alta de la ciudad (plaza de España; calles Alejandre, Caldereros, Padre Vidal; plaza de san Francisco; calles Baja y Carmen; plaza Mendizábal y calles Blasco y subida del Teatro), la banda se situó en la plaza de España formando escuadra bajo la casa parroquial (tambores) y sobre las escaleras de la casa consistorial (cornetas) para esperar al Nazareno y verlo remontar hacia la iglesia de Santa María.
Una de las novedades del desfile del Nazareno estuvo en que el cabo de cierre de procesión fue Ramón Solá en lugar de Manuel Pascual. Se trataba de rendirle homenaje por todos los años que ha formado parte de la banda.
Aunque se retiró, sigue colaborando con la hermandad, hasta el punto de que recientemente ha realizado un tambor artesano que se ha sorteado para ayudar a sufragar los gastos de la reforma de la capilla del Nazareno en la iglesia.
“Llevamos un par de años con ello, nos faltan cuatro flecos y para el 70 aniversario de la hermandad, en 2025, esperamos tenerla acabada”, dijo el nuevo presidente, Javier Martínez, que sustituye a Ana Belén Andreu.
El proyecto que tiene entre manos el Nazareno plantea la colocación de la Cruz Morada en el centro de la capilla. El objetivo es “darle protagonismo” a este emblema de la hermandad, con una nueva iluminación y un “retablo de madera imitando la silueta para que, cuando no esté puesta, parezca que esté colocada” igualmente, explicó el presidente.
En esta capilla están instaladas las penas de Jesús Nazareno con el Cirineo, el Cristo atado a la columna y La Verónica.
Martínez afronta su mandato “con mucha ilusión y muchas ganas”. Su labor en la junta se remonta años atrás y ahora estará “más expuesto a los medios de comunicación, pero el trabajo en realidad sigue siendo el mismo”.
Se trata de la hermandad más grande de Aragón, con 1.900 socios en activo y 90 cornetas y timbales, lo cual supone “una responsabilidad, muchas horas de trabajo” por alcanzar el “premio” de que “la procesión salga y se retire”.
Por otro lado, Julián González y Manuel Gracia ejercen de hermanos de Honor y de Turno este año. El primero ya estuvo en la junta directiva y sigue colaborando con la limpieza de peanas y arreglo de tambores.
Miles de alcañizanos y visitantes contemplaron uno de los desfiles procesionales más elegantes y espectaculares del Bajo Aragón, que este año se nutrió con 30 nuevos cofrades que fueron nombrados justo antes de que comenzara el desfile, a las 22:30 horas en la iglesia de Santa María la Mayor.
En esta ocasión, el hermano de Honor fue Julián González, antiguo miembro de la junta directiva de la Hermandad del Nazareno. Actualmente continúa colaborando con la limpieza de peanas y el mantenimiento de los tambores que se van rompiendo año tras año, fruto de los incansables ensayos preparatorios para la procesión.
Manuel Gracia ostentó en esta ocasión el cargo de hermano de Honor por turno, coincidiendo casualmente con el año del centenario de una saga de fotógrafos profesionales en el seno de su familia que, entre otras cosas, deja cada año instantáneas semanasantistas para el recuerdo.
En presencia de ambos, y tras las palabras del párroco, la banda de cornetas y tambores de la cofradía comenzó a tocar, dando inicio al desfile de pasos procesionales y otros elementos simbólicos que forman parte de este desfile, que supera ampliamente la participación de un millar de alcañizanos.
Con paso lento pero firme, abrieron la procesión estandartes y farolillos, la Cruz Guión y pronto se pudo ver el primer paso emblemático: la Cruz Morada, que anunciaba la inminente llegada de Cristo Atado a la Columna, Jesús Nazareno con el Cirineo y la Verónica.
Unas trescientas personas circularon por el interior de la procesión escoltadas por más de un millar de velas, todos coordinados bajo las indicaciones de los cetrilleros. También participaron los romanos con sus cornetas y tambores. Incensarios y antorchas completaron un desfile que, como empieza a ser tradición, tuvo una banda de tambores de inicio con nueve componentes para dotar de sonido y empaque a la parte delantera.
Después de tres horas de paseo por la parte alta de la ciudad (plaza de España; calles Alejandre, Caldereros, Padre Vidal; plaza de san Francisco; calles Baja y Carmen; plaza Mendizábal y calles Blasco y subida del Teatro), la banda se situó en la plaza de España formando escuadra bajo la casa parroquial (tambores) y sobre las escaleras de la casa consistorial (cornetas) para esperar al Nazareno y verlo remontar hacia la iglesia de Santa María.
Ramón Solá cierra la procesión
Una de las novedades del desfile del Nazareno estuvo en que el cabo de cierre de procesión fue Ramón Solá en lugar de Manuel Pascual. Se trataba de rendirle homenaje por todos los años que ha formado parte de la banda.
Aunque se retiró, sigue colaborando con la hermandad, hasta el punto de que recientemente ha realizado un tambor artesano que se ha sorteado para ayudar a sufragar los gastos de la reforma de la capilla del Nazareno en la iglesia.
“Llevamos un par de años con ello, nos faltan cuatro flecos y para el 70 aniversario de la hermandad, en 2025, esperamos tenerla acabada”, dijo el nuevo presidente, Javier Martínez, que sustituye a Ana Belén Andreu.
El proyecto que tiene entre manos el Nazareno plantea la colocación de la Cruz Morada en el centro de la capilla. El objetivo es “darle protagonismo” a este emblema de la hermandad, con una nueva iluminación y un “retablo de madera imitando la silueta para que, cuando no esté puesta, parezca que esté colocada” igualmente, explicó el presidente.
En esta capilla están instaladas las penas de Jesús Nazareno con el Cirineo, el Cristo atado a la columna y La Verónica.
Martínez afronta su mandato “con mucha ilusión y muchas ganas”. Su labor en la junta se remonta años atrás y ahora estará “más expuesto a los medios de comunicación, pero el trabajo en realidad sigue siendo el mismo”.
Se trata de la hermandad más grande de Aragón, con 1.900 socios en activo y 90 cornetas y timbales, lo cual supone “una responsabilidad, muchas horas de trabajo” por alcanzar el “premio” de que “la procesión salga y se retire”.
Por otro lado, Julián González y Manuel Gracia ejercen de hermanos de Honor y de Turno este año. El primero ya estuvo en la junta directiva y sigue colaborando con la limpieza de peanas y arreglo de tambores.
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