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El plan de calidad del aire en Alcañiz se cierra, pero se mantendrán las mediciones El plan de calidad del aire en Alcañiz se cierra, pero se mantendrán las mediciones
La directora de Educación Ambiental, Giménez y el concejal Domínguez

El plan de calidad del aire en Alcañiz se cierra, pero se mantendrán las mediciones

Desde Medioambiente aseguran que “no se han superado” los valores permitidos desde 2007
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El Gobierno de Aragón ha decidido cerrar el plan de mejora de la calidad del aire en Alcañiz, que se puso en marcha en 2008 tras detectarse niveles elevados de material particulado en la margen izquierda del río Guadalupe. En 2007, antes de la implementación de medidas correctoras, se registraron 91 superaciones de los límites de contaminación, quedando en 81 si se descontaban los aportes africanos. Actualmente, las superaciones han descendido a 11 al año, muy por debajo del máximo permitido de 35. A pesar del cierre del plan, las mediciones continuarán realizándose con los mismos sistemas de control, gracias a la financiación del Ayuntamiento de Alcañiz, que costeará 450 euros mensuales para mantener operativo el captador gravimétrico.

Desde la Asociación Margen Izquierda continúan preocupados por la cercanía de la fábrica Sílices y Caolines, cuya actividad consideran responsable del polvo en suspensión que afecta a la zona. No obstante, desde el Gobierno de Aragón se insistió en que “no toda la contaminación” proviene de esta empresa. Según explicaron, el material particulado en el aire tiene múltiples fuentes, como el tráfico rodado o el polvo.

Seguimiento de mediciones

La directora general de Educación Ambiental del Gobierno de Aragón, Raquel Giménez, se trasladó ayer a Alcañiz para explicar la situación en una reunión con representantes del Ayuntamiento y de la Asociación Margen Izquierda de Alcañiz. Allí expuso que el cierre del plan es una decisión “meramente administrativa” y que la vigilancia del aire seguirá en activo.

“Desde 2007, con la implementación de medidas correctoras, no se han vuelto a superar los valores permitidos en ningún año", afirmó Giménez. “Lo que significa el cierre del plan es que todas las acciones aplicadas han funcionado, pero en ningún caso implica que dejemos de medir la calidad del aire. Las mediciones seguirán haciéndose en el mismo sitio, con los mismos captadores y con informes periódicos”, insistió.

El programa de mejora del aire en Alcañiz incluyó la instalación de un captador gravimétrico que ha permitido monitorizar de forma continua la presencia de material particulado PM2.5 y PM10 en el ambiente. Desde su puesta en marcha, los valores han ido descendiendo progresivamente, hasta situarse dentro de los límites establecidos por la normativa. “Si en algún momento las mediciones reflejan un aumento preocupante de partículas, se abrirá un nuevo plan con medidas más restrictivas para corregir la situación”, aseguró la directora general.

Molestias de los vecinos

Uno de los principales conflictos entre la administración y los vecinos radica en la diferencia entre el polvo visible que ensucia viviendas y calles y las partículas en suspensión que afectan a la salud. “Los vecinos dijeron durante la reunión que no pueden abrir las ventanas porque entra el polvo”, reconoció Giménez, quien insistió en que la medición se centra en las partículas más pequeñas, aquellas que pueden ser inhaladas y representar un riesgo para las personas. “Es cierto que el polvo sigue siendo molesto, pero lo que estamos midiendo es lo que realmente regula la normativa y lo que puede afectar a la salud.”, aseguró.

Además, la directora recordó que el polvo en suspensión no proviene únicamente de la fábrica de caolines, sino que es el resultado de una combinación de factores ambientales y humanos. “El material particulado está presente en todos los entornos y proviene de múltiples fuentes, como el tráfico rodado o caminos de tierra cercanos. De hecho, una de las medidas correctoras fue asfaltar una carretera para reducir la cantidad de polvo en el aire”, explicó.

Por su parte, el concejal de Medioambiente del Ayuntamiento, Ramiro Domínguez recalcó que el consistorio seguirá financiando el mantenimiento del medidor, para garantizar que los valores de contaminación no vuelvan a dispararse. “Pagamos 450 euros al mes por las mediciones por parte de la Diputación Provincial de Teruel porque creemos que es importante contar con datos objetivos que nos permitan vigilar la calidad del aire y de esta forma se seguirá llevando a cabo”, subrayó.

Esta reivindicación por parte de los vecinos del barrio de Capuchinos por mejorar la calidad del aire no es nueva y viene de años atrás. Hace siete años, en 2018, la Asociación Margen Izquierda ya pidió al equipo de gobierno del Ayuntamiento de ese momento que tomara medidas necesarias para reducir el impacto ambiental de la fábrica de caolines, asegurando que, pese a las medidas adoptadas, el problema del polvo en suspensión seguía afectando a la vida cotidiana del barrio.

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