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El Nazareno  y la Dolorosa se reencuentran al ritmo de una nueva jota El Nazareno  y la Dolorosa se reencuentran al ritmo de una nueva jota
La Virgen se dirige al encuentro con Jesús mientras suena una jota en la iglesia de San Francisco. P.A

El Nazareno y la Dolorosa se reencuentran al ritmo de una nueva jota

La Hermandad del Santo Entierro de Alcañiz ya cuenta con los capirotes con vela
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“Jesús encontró a María en las lomas del calvario y al mirarse frente a frente, cuántas cosas se decían”. Con este verso desgarrado de la tradicional jota aragonesa, entonado con gran emoción por la alcañizana Isabel Rocatín y arropado por los acordes firmes de los tambores, se vivió uno de los instantes más puros y emotivos de la Semana Santa en Alcañiz: el encuentro entre el Nazareno y la Virgen Dolorosa frente a la iglesia de San Francisco.

Acompañados por la mirada de cientos de fieles que llenaron la plaza, madre e hijo volvieron a reunirse en una escena que ninguno de los presentes dejó de observar, envuelta este año en un canto de jota inédito compuesto por Rocatín y su marido, Jorge Sánchez. La letra, escrita especialmente para esta edición de la procesión, caló en el silencio contenido de los asistentes, mientras la Banda del Santo Entierro acompañaba con un fondo casi imperceptible de tambor, sosteniendo el momento con la delicadeza que exige la emoción. Este reencuentro, que lleva celebrándose desde hace casi 400 años como parte del acto central del Martes Santo, ha encontrado en la jota su lenguaje propio.

La guía de las velas

La gran novedad de este año ha llegado con una propuesta que busca recuperar una estampa que, aunque común en otros desfiles procesionales, nunca había sido típico en el del Martes Santo con la Cofradía del Santo Entierro: la fila de cofrades con túnica, capirote y vela. La Hermandad ha querido impulsar un proyecto que, aunque modesto en sus comienzos, pretende consolidarse. Este Martes Santo, un reducido número de cofrades se sumaron a la comitiva portando vela, añadiendo una luz tenue y conmovedora al paso del Nazareno.

Se trató de un primer paso a modo simbólico, ubicado junto a la imagen de Jesús con la cruz, que iluminó la escena con una luz cálida en la oscuridad al caer la noche. Una iniciativa que, como reconocía el presidente de la Hermandad, Alfredo Barberán, nace con vocación de futuro y con la intención de crecer año a año. “Al principio serán pocos, pero con el tiempo la fila entera puede llegar a lucir así. Es una forma de sumar y de dar más solemnidad al acto”.
 

La bandera del Santo Entierro encabeza la procesión del Martes Santo. P.A

Solemne recorrido

La procesión arrancó puntualmente a las 20 horas desde la iglesia de Santa María la Mayor, con la ciudad aún iluminada por la última claridad del día. Como cada año, el recorrido se alterna entre la parte alta y baja de Alcañiz, siendo esta edición la que llevó a las imágenes por las calles más elevadas del casco antiguo.

Uno a uno fueron desfilando todos los pasos, encabezados por la bandera del Santo Entierro y siguiendo con sigilo las catorce estaciones que tiene el Vía Crucis, reguardando la fe a la luz de las velas.

Cada parada estuvo acompañada por una oración del sacerdote, quien con voz pausada fue marcando el ritmo de recogimiento mientras el estruendo de tambores enmudecía brevemente.

Seguían también a la procesión los mayordomos y la priora, figuras tradicionales que forman parte esencial de la Hermandad. En esta ocasión, Manolina Alejos tomó el testigo como nueva priora, sucediendo a Luis Navarro. Junto a ella, los seis nuevos mayordomos: Concepción Ibáñez, José Luis San Nicolás, Paquita Ortega, Alejandro Sánchez, Ángel Miguel Lizana y José Enrique Juste —seleccionados por orden de antigüedad entre los cofrades— caminaron tras las imágenes, cumpliendo con su compromiso de presencia en los actos religiosos.

En el recorrido no faltaron figuras bíblicas como Moisés, Abraham, David o la Samaritana, junto a representaciones tan simbólicas como la Entrada en Jerusalén. Todo ello envuelto en el golpe seco y seco de los tambores, que acompañaron a los portadores de cada peana, vestidos con el azul celeste característico de la capital bajoaragonesa.

Además, en esta ocasión se dio un nuevo rostro en este tradicional Martes Santo, ya que otra de las novedades visibles fue la restauración de la peana de la Oración en el Huerto. La imagen, una de las más significativas de este día, lució con más esplendor que en ediciones anteriores, gracias a los trabajos de recuperación llevados a cabo durante los últimos meses.

El final del recorrido, como es habitual, tuvo lugar en las puertas de la iglesia de Santa María la Mayor, aunque este año no se realizó el tradicional cierre en la plaza debido a las obras que se están efectuando en la plaza de España.

La Banda del Santo Entierro, que permaneció en todo momento a la cabeza de la comitiva, fue la encargada de marcar el ritmo de entrada con la tradicional “retirada corrida”, según su presidente. Cada una de las peanas y sus portadores fueron pasando ante los tambores, que rendían reverencia a su paso. La procesión fue deshaciéndose en un silencio emocionado, con el público respetuoso, consciente de haber asistido a un acto que engloba tradición, memoria e ilusión.

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