Un juzgado de Teruel condena a dos años de prisión a un hombre por arrancar partidas de bautismo para ocultar su verdadero linaje
El acusado pretendía ascender en la Orden de Malta e hizo desaparecer documentos en su contraEl Juzgado de lo Penal de Teruel ha condenado a dos años de prisión a un hombre por un delito contra el patrimonio histórico al haber arrancado partidas de bautismo y matrimonio de los libros sacramentales de las parroquias de Barrachina y Villajero de los Olmos. Pretendía así ocultar su verdadero linaje, y aparentar que descendía de la nobleza, para poder ascender en la Orden de Malta, de la que formaba parte, como Caballero de Honor y Devoción. No solo consiguió que descubriesen su engaño y lo expulsaran de la orden, sino que acabó juzgado por atentar contra el patrimonio histórico tras una historia rocambolesca que acabó con la devolución de uno de los libros sacramentales sustraídos a través de un párroco de Madrid, a quien se lo entregó bajo secreto de confesión.
Los hechos delictivos fueron juzgados en la primavera pasada y el 18 de junio el Juzgado de lo Penal condenó a O. A. P., de 38 años de edad y natural de Valencia aunque residente en Madrid, a 2 años de prisión por un delito contra el patrimonio histórico del artículo 323.1 del Código Penal. Además, deberá indemnizar con 12.000 euros al Archivo Histórico Diocesano de Teruel por los daños causados.
La sentencia todavía no es firme al haber sido recurrida ante la Audiencia Provincial de Teruel, ya que el acusado insiste en su inocencia y argumenta que todo se debe a un complot contra él para desacreditarlo tanto personal como profesionalmente.
La desaparición de los documentos fue descubierta por la orden militar y hospitalaria cuando quisieron comprobar la genealogía del aspirante, y encontraron que varias hojas habían sido arrancadas de los libros sacramentales. Lo pusieron en conocimiento del Archivo Histórico Diocesano de Teruel, y su director lo denunció ante la Guardia Civil. Los hechos fueron investigados por el Juzgado de Instrucción número 3 de Teruel, que una vez instruida la causa los trasladó al Juzgado de lo Penal para que fuesen juzgados por un presunto delito sobre la patrimonio histórico y/o un delito de hurto agravado.
Finalmente la sentencia le absuelve del delito de hurto agravado y lo condena por un delito contra el patrimonio histórico. Aunque la juez reconoce que el acusado niega que sustrajera él los documentos, y el acervo probatorio se apoya en los testimonios de las distintas personas que han intervenido en este asunto, considera que de todo el desarrollo de los acontecimientos “solo cabe deducir que el acusado es el autor de los hechos declarados probados, sin que la interpretación de las pruebas vertidas en la presente causa ofrezca otra explicación alternativa plausible de los hechos”.
De acuerdo con los mismos, O. A. P. accedió entre finales de 2013 y principios de 2014 a los denominados “Quinque Libri” de las parroquias de Barrachina y Villarejo de los Olmos que están depositados en el Archivo Histórico Diocesano de Teruel. Estos libros recogen los actos sacramentales de los cristianos.
El acusado pretendía hacerse con las partidas de bautismo y matrimonio de varios antepasados correspondientes a los siglos XVIII y XIX. La finalidad era documentar su linaje y genealogía ante la Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, Rodas y Malta, en la que había pedido su ascenso como Caballero de Honor y Devoción.
Irregularidades
La sentencia indica que “para evitar ser descubierto en las irregularidades advertidas por el fiscal de la Orden de Malta en el expediente incoado a su instancia”, ya que pretendía falsear su genealogía en una partida del siglo XVIII, y ocultar su verdadero linaje para vincularse con otro que probara su nobleza, el acusado “no dudó en arrancar de los libros y hacer desaparecer” los folios correspondientes a varias partidas de bautismo y matrimonio de sus antepasados.
La juez argumenta que sustrajo un libro con partidas de bautismo y matrimonio, denominado Libro II, y deterioró parcialmente arrancando hojas los Libros III y IV de la parroquia de Barrachina, y el Libro III de Villarejo de los Olmos.
De los hechos juzgados la juez llega a la conclusión de que el acusado, u otra persona a su instancia, fue la que se encargó de ir al Archivo Diocesano para mutilar y arrancar “varias hojas de los libros sacramentales de las parroquias de Barrachina y Villarejo de los Olmos en Teruel, con el fin de borrar pruebas acerca de una falsificación genealógica presentada ante la Orden de Malta” para conseguir su ascenso.
Cuando un experto en genealogía acudió al Archivo Diocesano en mayo de 2017, por encargo de la Orden de Malta, para comprobar la autenticidad y veracidad del linaje del acusado, se encontró con que había desaparecido un libro de las partidas sacramentales que tenía que consultar, y en otros se habían arrancado documentos.
Al ponerlo en conocimiento del director del archivo, este lo denunció ante la Guardia Civil, donde volvió a acudir el 24 de agosto para comunicar que había recibido un paquete procedente de la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores de Madrid con el Libro II de la parroquia de Barrachina cuya sustracción había sido denunciada. Con el documento iba una nota en la que ponía: “Señor Vicario, le hago llegar este libro entregado por una persona en confesión”.
En las pruebas periciales que se vieron en el juicio se puso de manifiesto que la Orden de Malta estaba investigando la genealogía del acusado ante la sospecha de que pudiera estar falsificada, como así resultó ser, puesto que en un momento dado la certificación de las partidas de sus antepasados no es correcta. El acusado pretendía probar su nobleza con datos referidos a un linaje que no se correspondían con su verdadera ascendencia, motivo que lleva a la juez a establecer su conexión con la desaparición de uno de los libros y el arranque de varias hojas de otros, “ante el interés del acusado en ocultar las pruebas de falsedad advertida finalmente” en el expediente que le abrió la Orden de Malta, que lo sancionó expulsándolo.
La devolución bajo secreto de confesión y el nerviosismo acabaron delatándolo
La forma como se desarrolló la sustracción y mutilación de varias partidas de los libros sacramentales de Barrachina y Villarejo de los Olmos, así como la devolución del denominado Libro II, es totalmente rocambolesca. El propio acusado, que niega los hechos y atribuye todo a un complot en su contra para desacreditarlo personal y profesionalmente, fue quien facilitó la devolución de uno de los libros sustraídos, aunque lo hizo bajo secreto de confesión. Su nerviosismo acabó delatándolo porque puso en conocimiento del director del archivo que el libro sacramental había sido devuelto antes de que hubiese llegado el paquete a Teruel. Fue el 24 de agosto de 2017 cuando se recibió en el archivo un paquete procedente de una parroquia de Madrid, donde junto al libro devuelto iba una nota en la que se indicaba que había sido entregado por una persona bajo secreto de confesión. En cambio, tres días antes, el 21, el acusado asistió a una misa en la Catedral que oficiaba el director del archivo y al terminar el culto religioso se dirigió a él para transmitirle la “imperiosa necesidad” de obtener unas certificaciones que había solicitado del Libro II. El testigo dijo en el juicio que aquello había sido una “autoinculpación”, puesto que el paquete con el libro no había llegado todavía, a lo que se suman varios correos electrónicos. La juez sostiene que “las prisas e insistencia por conseguir las partidas, así como su nerviosismo y desasosiego, delataron al acusado”.